No son pocos los argentinos que en algún momento de su carrera pasaron por Marvel Comics y tuvieron que dibujar a Wolverine, Cíclope y compañía. Más allá de lo estrictamente técnico en el dibujo, la mayoría de estos historietistas se enfrentan a un problema extra a la hora de montar cada salvataje del mundo. Uno de ellos, Juan Bobillo, cuenta acerca de las exigencias enormes que tiene el mercado estadounidense. “Te mandan el guión y en la medida en que aparecen los personajes, también te mandan algún tipo de referencia”, cuenta. “Antes de Internet te mandaban un sobre con las fichas de los personajes y algunas revistas para que tengas de guía.”

Bobillo suele contar entre risas cómo su desconexión del universo superheroico le jugó algunas malas pasadas. Como por ejemplo, aquella en la que dibujó a Galactus con la forma de un dragón. “Otra vez eran los sobrinos o los hijos de los 4 Fantásticos y para mí eran todos iguales, encima todo el tiempo se metían en un portal interdimensional y aparecían veinte personajes nuevos, y cuando no entendés las referencias, llega a ser una limitación grossa”, advierte.

“Toda la onda de los superhéroes tenés que tomártela como si fuera una mitología”, sugiere el dibujante. “Los personajes son dioses para algunos lectores, por muy secundarios que sean”. De cualquier modo, él no hace caso a su propio consejo. “Lo que hago es tirarles una versión mía, yo los cambio mucho y ahí aparece la cruda realidad, donde te dicen que ahora el Hombre Araña es plateado o que fulanito no vuela”. La cuestión es estar siempre al día o dispuesto a procesar cada nueva referencia que llega desde la editorial. “Yo no creo que un dibujante pueda estar superactualizado siempre, y además hay que tener cierta distancia, no ser fan para poder jugar con los personajes”, considera.

“Los X-Men tienen una particularidad, que es que son un grupo de personajes. Normalmente uno dibuja mucho a uno. Y eso hay que tenerlo en cuenta para componer las páginas, los diálogos. Son más.”