La televisión puede servir tanto para entretener como para informar. También para hacer cualquier cosa por el rating. Pero aunque a veces da la sensación de que se trata de un rol en peligro de extinción, también es posible que se constituya como un medio que por su masividad y penetración es capaz de utilizar su potencial para darles una mano a aquellos que más lo necesitan. Lo hace cada vez más seguido desde las ficciones que desde la visibilidad de problemáticas sociales convocan a la reflexión, con Farsantes y Santos y pecadores como ejemplos actuales de un proceso que ya lleva varios años abriendo cabezas. Pero también es posible que la pantalla chica cumpla un rol social concreto desde el entretenimiento. Esa es la puerta que inauguró Extreme Makeover (martes, a las 23.15, por Telefe, y sábados, a las 19, por Infinito), el reality show en el que la TV interviene en la vida de familias en dificultades no con la finalidad de buscar impacto, sino bajo la idea de construirles una casa digna.

La producción original de Turner es la versión argentina del programa estadounidense de nombre homónimo. Claro que de aquel sólo le queda la forma y no mucho más: mientras en el original el “gancho” pasaba por el reciclado de casas por una cuestión estética, en Extreme Makeover Home Edition Latinoamérica la renovación hogareña obedece a la necesidad de ayudar a familias con serios problemas en su viviendas. En una región en la que la deficiencia habitacional es profunda, el programa que conduce Andy Kusnetzoff no sólo expone la problemática, sino que brinda la posibilidad de resolverla. Al menos a las diez familias –ocho argentinas y dos chilenas– que conforman la temporada.

En el debut, Extreme... fue en busca de “cambiarle la vida” a la familia Rodríguez, compuesta por un electricista, su mujer y tres hijos adoptados, de los que dos son ciegos. La historia, emocionante por el amor que destilaba, contó además con el contexto de una casa repleta de grietas y humedad, donde la familia vivía hacinada. La producción del programa los mandó de vacaciones a Bariloche para que conozcan la nieve, mientras un equipo hizo volar por los aires la maltrecha casa para construirles una nueva, mucho más confortable. Aun cuando ciertos condimentos propios de la lógica del “show” (una limusina, segmentos claramente guionados y algunos groseros PNT) pasteurizaron las emociones que la historia generó genuinamente. Así y todo, Extreme... resulta la prueba más fiel de que la solidaridad y el entretenimiento pueden ir de la mano. Los 18,6 puntos de rating que hizo en el debut, posicionándose como el programa más visto del día, demuestran que los televidentes eligen sintonizar la TV abierta cuando les ofrecen otro tipo de contenidos.