¿Qué cosas aprendidas con Frank Zappa le son útiles aún hoy?

–Mi único año con Frank fue, de hecho, la única escuela que alguna vez tuve. Me tomó bajo su ala, fue muy generoso, me enseñó a tocar en signaturas y tempos difíciles, me enseñó cómo masterizar un disco, hicimos una película juntos. Es la persona que me enseñó a girar como un profesional, hicimos tours por Estados Unidos, Canadá y Europa y un montón de otras pequeñas cosas, cosas cotidianas que tenés que saber y que tienen que ver con ser un músico profesional, un músico que graba y toca. Todo lo que me mostró Frank en ese año, de manera directa o indirecta, simplemente por hacer cosas con él, fue una educación muy valiosa. Siempre me gusta decir que yo me gradué en la Escuela de Zappa. Y no pudo haber una mejor escuela, porque Frank fue realmente un gran maestro, un tipo que lo había hecho todo y que sabía mostrarte cómo tenías que hacer las cosas. Aprendí mucho de esa experiencia, y no se trató sólo de la parte musical: también se trató de un estilo de vida, cómo llevar el negocio, cómo hacer un disco, toda clase de cosas que uno debe conocer.

–Es asombroso lo joven que suena la música de Zappa aún hoy.

–Creo que la música de Frank no tiene edad, porque está tan bien escrita, tan bien hecha y cubre tantos aspectos, casi todos los tipos de música... Frank tenía una mente musical genial, y una de las cosas que admiro de él es su capacidad para arreglar la música, de maneras muy diferentes. Cuando estaba aprendiendo algunas de sus canciones, él quizá nos la hacía aprender de un modo y de pronto probaba y la cambiaba a algo en una dirección completamente diferente, y después quizás incluso en otra dirección. Era fascinante ver a alguien que podía ser semejante maestro en el arte de dominar cada uno de los diferentes componentes que podés usar en la música. Zappa podía hacer cualquier cosa.