Los nuevos hábitos de consumo audiovisual, en la era digital, están haciendo tambalear las grandes audiencias de la TV abierta. La ficción, por sus altos costos y larga duración, parece ser el género más comprometido. La proliferación de programas de panelistas, baratos y efectivos, parece corroborar esta hipótesis. “Hace mucho que se habla de la competencia de la TV abierta y de los nuevos difusores de contenidos”, analiza Korovsky. “Lejos de lo que se pueda pensar, creo que el aire sigue siendo una primera opción. El aire sigue siendo lo más identificador de la cotidianidad de la gente. Puede ser que se vea grabado, después, pero la influencia del aire en lo que la gente comenta del programa está bien vigente, más allá de una merma real”. Por su parte, Aguirre confiesa que no tiene claro qué es lo que va a suceder. “Desconozco qué va a pasar. No sé mucho qué sucede en la TV, no por snob, al contrario, sino porque estoy escribiendo todo el día. Si miro tele, no escribo”, dice y apuesta: “La ficción va a seguir existiendo, se va a distribuir de forma distinta y supongo que encontrará ese lenguaje también. A mí me interesan mucho los formatos y desarrollar lenguaje, ya sea un blog, Twitter, televisión, una novela en papel, así que voy a estar seguramente ahí, presente, muy intrigada”.