Mientras que su relación con Gustavo Cerati, así como con Luis Alberto Spinetta, se sostuvo y fortaleció a lo largo de los años, con Fito Páez, uno de los exponentes con los que más se lo vinculó, se fue enfriando. Al punto de que no volvieron a colaborar tras la grabación de Circo beat, en 1994. “Si bien hoy nuestra relación es bastante lejana, tengo un millón de recuerdos hermosos”, asegura González. “Yo hablo del Fito del pasado, pero no el de hoy porque no lo conozco tanto. Me refiero a la parte humana, no musical. Cuando pasé de tocar con él, que no ganaba nada, a Soda, con los que sí lo hacía, a él le agarró un poco de celitos. Aunque después hicimos El amor después del amor, y ya tocaba con Soda. Nos reencontramos, y la pasamos genial. Mi evocación más vívida fueron esos once días en Punta del Este haciendo ese álbum o cuando se vino a vivir a lo de mis viejos para demear Giros. A pesar de que me encantaría repetir algún día esos viajes musicales, somos otras personas. Nos pasaron un montón de cosas. Hay mucha vida vivida por separado.”