CULTURA › FERNANDO SOTO, EL ABOGADO DE KODAMA
Fernando Soto, el abogado de María Kodama, dice que el monto del embargo por ochenta mil pesos lo estimó el juez. “Nosotros no le reclamamos ese dinero. Hicimos una mediación, antes de que la causa penal fuera definida en Casación, y le planteamos que si Pablo Katchadjian reconocía que afectaba el derecho moral de autor y la propiedad y la obra de Borges, le pediríamos un peso de indemnización. El no aceptó porque decía que no podía pagar los gastos”, cuenta Soto a Página/12 su versión del ofrecimiento.
–¿Pero la querella continuaba?
–No. El Código Civil establece desde 1881 que cuando la víctima es indemnizada pierde automáticamente el rol de querellante. No es que le estamos reclamando ochenta mil pesos, no se busca ningún tipo de resarcimiento económico. Si hubiera aceptado, habría evitado que la cámara de Casación se pronunciara, porque al desistir de la querella desistíamos de la apelación que estaba en trámite. ¿Por qué siguió? Uno puede pensar que quizá le interese la fama que le da esta situación.
–Toda situación kafkiana es más un dolor de cabeza...
–No, no es kafkiana. Acá estamos hablando de que él afectó la obra de Borges.
–Pero el escritor tomó un texto, le agregó palabras, trabajó la intertextualidad y creó otra obra. La Ley de Propiedad Intelectual, pensada para la década del ’30, no contemplaba procedimientos de intervención artística. Son modos de homenajear la obra de un autor, más allá de la consideración del resultado.
–Todos los convenios de derechos humanos latinoamericanos y las constituciones más modernas como la nuestra incluyen como un derecho humano básico el derecho de autor, porque los derechos humanos no se agotan en la vida, en la integridad; abarcan también la obra artística. Aunque la vendas o la regales, la obra artística no puede ser alterada ni destruida. No podés hacer lo que querés. Por otro lado, la intertextualidad, que dicen que hizo Borges, no es lo que hizo Katchadjian. ¿Dónde hizo intertextualidad Borges?
–En “Pierre Menard, autor del Quijote”, por ejemplo. Borges trabajaba mucho con textos ajenos.
–No. Katchadjian no hizo intertextualidad. El Martín Fierro, que es obra de dominio público, no lo engordó.
–En ese caso lo ordenó alfabéticamente, utilizó otro tipo de procedimiento.
–Engordar, intercalar textos, no es intertextualidad. Borges jamás hubiera hecho esto porque era muy respetuoso de la obra ajena. “Pierre Menard...” no es intertextualidad, eso es otra cosa. Y si eso es intertextualidad, no es lo que hizo Katchadjian. Y si es un experimento, que lo haga en el marco de un experimento, en un concurso literario. Y además aclarando: “Este es el texto, éste es el mío, esto es lo que suprimí y esto es lo que agregué”.
–Pero hay un epílogo en El Aleph engordado en el que explica el procedimiento.
–Dejame que termine, yo ya sé lo del epílogo. Tenés que leer todo para que al final te diga que intervino un texto ajeno y le puso más del doble de palabras. ¿Cuál es el texto de él y cuál el de Borges? Si no te das cuenta, mejor para él, porque por ahí se creen que escribe como Borges... Que es más o menos lo que dice en el epílogo. Esto no es intertextualidad ni un experimento. Esto es imprimir un libro, venderlo y decir: “Yo soy un artista y hago lo que quiero”.
–Esa es su interpretación sobre una cuestión que es artística.
–Esto lo discuto en tribunales, no con usted. En cualquier parte del mundo si tomo un texto, lo altero, lo cambio y lo imprimo y lo vendo a 15 pesos, me van a decir: “Señor, usted no puede hacer eso”.
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