TEATRO › DETRáS DE ESCENA, TEXTOS ESCRITOS POR CREADORES TEATRALES
› Por María Daniela Yaccar
“Acá padecemos actuación, si alguna vez los extraterrestres bajan van a querer saber qué es eso, en una de ésas lo hacen pócima, pero descubrirán que solo sirve para suspender la existencia, para reducirla a la sola representación de un ser miserable”, escribió Bernardo Cappa en uno de los textos de Detrás de escena. Compilación de Sol Echevarría y Nurit Kasztelan, directoras de Editorial Excursiones, el libro reúne ensayos de diferentes creadores teatrales: Alberto Ajaka, Maruja Bustamante, Mauricio Kartun, Ariel Farace, Matías Feldman, Andrea Garrote, Agustina Gatto, Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu, Mariana Obersztern, Eduardo Pavlovsky, el grupo Piel de Lava, Rubén Szuchmacher y Rafael Spregelburd.
La sobredosis de teatro fue, justamente, el punto de partida. En el prólogo, las editoras resaltan que en Buenos Aires existan más de 600 salas. “Nos parecía que, si bien hay muchas obras en cartelera, no hay tanta producción ensayística que reflexione sobre el porqué de tanto teatro”, sostiene Kasztelan. Les importaba generar un material que plasmara el pensamiento de los mismos hacedores, que no tuviese un tinte académico. Echevarría completa: “El único lineamiento fue que escribieran un texto crítico, pero les dimos libertad total con el formato y el estilo, como también con el tema a tratar, siempre y cuando reflejara una problemática que los interpelara en su praxis”.
Entonces, no hay un eje; cada autor sigue a su capricho. Esto hace al libro conceptualmente caótico, aunque dinámico. Hay quienes se centran en experiencias teatrales personales, en sus propias puestas, para llegar a una conclusión. Tal es el caso de Ajaka y de Jakob y Mendilaharzu, que escribieron a dos manos y que plantean una reflexión interesante y útil para esta época acerca de “un tipo de escritura que va de la forma a la idea”, y no al revés. Un destacado es el texto de Kartun, llamado “La muerte del teatro y otras buenas noticias”, que abre la compilación. Este ensayo versa sobre los avances tecnológicos y sobre cómo repercutieron en el teatro, que es “arcaico, obsoleto, anticuado, vetusto, inservible, inútil. Y gracias a eso irreemplazable”. Para el maestro, esta disciplina “ha dejado de servir. Y ésa es una de las cosas más extraordinarias que le ha pasado en su historia. Inútil ahora –como todo lo sagrado– y sin esa compulsión sirviente que lo vulgarizaba, el teatro ha podido reencontrarse con su esencia para seguir vivo”.
Otros textos son más filosóficos, como el de Andrea Garrote, que aborda la sobreabundancia del teatro y su decisión de no adherir a ningún método en particular. Matías Feldman recuerda sus viajes a Tigre después de una operación del corazón, y cuenta cómo, en un día de pesca sin caña, en que se le enredó la línea, terminó pensando en el capitalismo y en el realismo. El desenlace de su ensayo es uno de los pasajes más bellos y poéticos de Detrás de escena. El realismo aparece en varios de los textos, que, por momentos, dialogan entre sí. “Como corriente artística devenida en una forma de percepción impuesta por los medios hegemónicos de producción simbólica, también es una maraña a la cual llegamos y es dificilísimo salir”, escribió Feldman. Por otro lado, Pavlovsky se refiere a los efectos de las dictaduras sobre los cuerpos y Spregelburd ofrece una lista “incompleta y errática de los problemas de procedimiento” que le aparecen cuando trabaja sus dramaturgias. El aporte de Piel de Lava también es valioso porque, en “La creación grupal”, las actrices narran cómo sucede y funciona el trabajo colectivo.
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