Con el Nobel de Literatura concedido ayer a la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexievich, suman catorce las mujeres distinguidas con el galardón sueco desde 1901, entre ellas tres poetas. La pionera fue la sueca Selma Lagerlöf (1858-1940), premiada en 1909. Cinco años después, pasó a formar parte de la Academia Sueca, seleccionando ella misma, junto al resto del jurado, a los futuros premiados. En los años sucesivos, las ganadoras femeninas del Nobel de Literatura fueron, en 1926, la italiana Grazia Deledda (1871-1936), autora de Elías Portolu; en 1928, la noruega Sigrid Undset (1882-1949), autora de Cristina, hija de Lavrans; en 1938, Pearl S. Buck (Estados Unidos, 1892-1973), que escribió La buena tierra, y en 1945, la chilena Gabriela Mistral, primera y única latinoamericana.

En 1966 fue el turno de otra poeta, la sueca Nelly Sachs (Viaje a la transparencia es una de sus obras más conocidas). Pasaron décadas hasta que en 1991 fue premiada la sudafricana Nadine Gordimer, autora de La historia de mi hijo. En 1993, el premio recayó en la estadounidense Toni Morrison, autora de Beloved. Le siguieron en 1996 la poeta polaca Wislawa Szymborska (1923-2012), y en 2004 la australiana Elfriede Jelinek, conocida por obras como La pianista y Deseo.

En 2007 ganó este Nobel Doris Lessing (Reino Unido, nacida en 1919), “esa narradora épica de la experiencia femenina que, con escepticismo, ardor y poder visionario, ha sometido a escrutinio a una civilización dividida”, según valoró la Academia. En 2009 fue Nobel de Literatura la alemana nacida en Rumania Herta Müller, autora de Todo lo que tengo lo llevo conmigo, “quien, con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, describe el paisaje de los desposeídos”, según se dejó sentado en los argumentos de su elección. En 2013, el premio fue para la canadiense Alice Munro, “maestra del cuento corto contemporáneo”, tal como fue presentada al otorgársele la distinción. Entre estos argumentos, el de Svetlana Alexievich, este año, indica que el premio se le entrega “por sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje de nuestro tiempo”.