El señor Robert Zimmerman ha sabido darle a su legión de seguidores una buena colección de festines con su Bootleg Series, una visita pormenorizada a la cocina creativa de una de las figuras ineludibles del rock de los últimos cincuenta años. Y lo que acaba de llegar a las bateas argentinas supone uno de los banquetes más atractivos. Es que Bob Dylan 1965-1966: The Best of the Cutting Edge pone los auriculares en una de las etapas más revulsivas e interesantes del cantautor estadounidense, en el momento en que le salió con los botines de punta a su público más recalcitrante. Como bien señalan las notas del completo librillo que acompaña la lujosa edición, en sólo catorce meses Dylan inició y terminó las sesiones de tres discos esenciales en su carrera, Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y el doble Blonde on Blonde. Baste decir que el primerísimo track de la seguidilla fue nada menos que “Subterranean homesick blues”, y que a través de esos discos Dylan dejó caer perlas como “Maggie’s farm”, “Mr. tambourine man”, “Outlaw blues”, “Like a Rolling Stone”, “Highway 61 revisited”, “Rainy Day Women #12 & 35”, “Visions of Johanna” y “Leopard-skin pill-box hat”. No conforme con las versiones finalmente editadas, el cantante y guitarrista acumuló una buena montaña de ensayos, versiones previas, out takes, tomas con letras en proceso y fragmentos que fueron construyendo el resultado final: de semejante material se compone este doble CD, 36 versiones de clásicos dylanianos que son un viaje íntimo a la química entre el protagonistas y músicos de la talla de Robbie Robertson, Mike Bloomfield, Al Kooper, Paul Griffin, Garth Hudson y más, el grupo que se llamó primero The Hawks y luego The Band. El juego de las comparaciones hará las delicias del dylanista, que además sabe que inmediatamente después de esta hemorragia creativa, el “período eléctrico” que provocaría que le gritaran “Judas!” en el Newport Folk Festival, vendría el accidente de moto y la reclusión del artista. El lanzamiento de este Volumen 12 también contempla una edición de cien temas en seis CD’s (¡uno de ellos completamente dedicado a “Like a rolling stone”!) y otra de ultralujo con 379 canciones en 18 discos, un libro de tapas duras con todos los detalles sobre cada grabación y hasta tiras de celuloide de la película Don’t look back... de la cual da miedo solo preguntar el precio.