Aunque Luciano Cáceres es más conocido como actor, lleva varios años de recorrido desde abajo del escenario, pensando las puestas y dirigiendo a otros actores. La primera obra que dirigió fue El doblete de Chéjov en 1998, adaptación de Pedido de mano y El oso, del autor ruso. Y asegura que lo que más disfruta de este rol es la posibilidad de “generar experiencias”. “Lo pienso desde el minuto uno que el espectador entra a la sala. Más allá de que tengo la responsabilidad de contar esa obra que alguien escribió, a mí me gusta investigar en la construcción de una experiencia como hecho teatral. Yo sé que el que viene a ver Pieza plástica no vio nada parecido antes, y no me refiero a la novedad”, se ataja, y sigue: “Estoy construyendo una experiencia que a mí me gustaría que me sucediera como espectador”, confiesa, y también narra el trabajo que tiene que hacer con los actores, con los que “tengo a favor que conozco mi proceso y el de muchos compañeros desde la actuación, entonces sé lo particulares que pueden ser los actores y cada uno de los rubros de la raza teatrera. A uno lo tenés que volver loco, a otro lo tenés que llevar de a poquito, a otro le tenés que hacer creer que se le está ocurriendo a él… (risas). Son todas negociaciones. Y sobre todo asumir que soy el que tiene que dar confianza. Yo tengo que construir el camino para que todos lleguemos al estreno desde todas las áreas”, concluye.