Las primeras imágenes que se proyectaron muestran al periodista, escritor y diputado en Cuba, leyendo fragmentos de La memoria en donde ardía, publicada por primera vez en México, en 1990. La lectura encontró su simetría perfecta en la musicalización del grupo de rock El Juguete Rabioso, banda integrada por mexicanos e hijos de exiliados, en la cual participa el hijo de Miguel Bonasso, Federico. En el Centro Cultural San Martín, durante la presentación de esta novela, recientemente reeditada por Colihue, el autor estuvo acompañado por Noé Jitrik, María Seoane y José Nun. Jitrik empezó bromeando sobre la cantidad de adhesiones que leyó Bonasso (en la sala estaban, entre otros, Aníbal Ibarra, Rosa Roisinblit, de Abuelas de Plaza de Mayo; Taty Almeida, de Madres; los periodistas Marcelo Larraquy, Marcela Pacheco y la realizadora Lita Stantic). “Es extraño que haya adhesiones a la novela; es preferible que la compren”, arrancó el escritor y crítico literario, quien señaló que La memoria en donde ardía combina ficción, testimonio, autobiografía y non fiction. Jitrik subrayó que el libro es “una rendición de cuentas, dolorosa y dramática, con el telón de fondo de la posguerrilla y una atmósfera de derrota”. María Seoane dijo que “Sergio Di Rocco reconstruye su historia porque la memoria arde siempre, aunque parezca cenizas agonizantes”. La periodista agregó que es una novela “del pasado, que también es futuro”, y la comparó con una llave, “que abre el cofre del silencio y lo llena de argumentos y de palabras”.

Como suele suceder cada vez que José Nun habla, el secretario de Cultura de la Nación deleitó a todos con sus anécdotas y reflexiones. “Cuando era adolescente y me fascinaba leer a Marx, trataba de encontrarle desesperadamente defectos –comentó–. En su correspondencia, dice que quien escribe un texto y no se arrepiente tres o cuatro meses después es un idiota.” Para Nun, la novela de Bonasso, publicada hace dieciséis años, ha envejecido muy bien. “El tiempo la ha beneficiado fuertemente; mejoró porque la hizo menos autobiográfica y del exilio”, observó. “El autor mira su país con bastante ecuanimidad. Aun los malos tienen costados rescatables y eso hace que sea más desgarradora porque todos podemos reconocernos en los personajes de Miguel.” Nun se refirió a la mixtura de un estilo balzaciano y arltiano, “una combinación típicamente de Bonasso”, al que elogió por el modo en que en el texto conviven el talento del periodista, del ensayista y del novelista.

“Carlos Fuentes dice que uno cree que está escribiendo para exorcizar y de pronto se da cuenta de que está siendo profético –explicó Nun–. La profecía vuelve a actualizarse y hoy estamos viendo salir en la tapa de los diarios a figuras que creíamos que no íbamos a soportar más.” El secretario de Cultura recordó un viejo cuento judío. “Después de 30 años, un rabino deja de creer en Dios y le dice: ‘Durante 30 años te he servido, pero ahora dudo y tengo derecho a exigirte como prueba de tu existencia que me hagas ganar la lotería’. Pero pasó una semana, un mes y cada vez creía menos porque no ganaba la lotería. A los dos meses estaba absolutamente descreído y vuelve a dirigirse a Dios: ‘Señor no existís; te pedí pruebas y no me las has dado’. Entonces apareció una luz grisácea y una voz le respondió: ‘¿cuándo vas a comprar un billete?’.” Nun aclaró que no es un chiste sino una parábola. “Todos los amigos de Di Rocco compran billetes, pero ya no saben si Dios existe en una Buenos Aires abrumada y destrozada por experiencias nefastas como Semana Santa, punto final y obediencia debida.”