TELEVISION › DAMIAN SZIFRON Y EL DELIRIO DE LOS CAMBIOS DE HORARIO
› Por Emanuel Respighi
Como todo ciclo en esta TV tan cambiante, ni siquiera el buen andar de Hermanos y detectives –promedió 24 puntos a lo largo de sus 10 capítulos– pudo salir indemne de la (i)lógica del corrimiento de días y horarios de emisión. En sus diez capítulos, el programa protagonizado por los Rodrigos (De la Serna y Noya) cambió de días y horarios en ¡cinco! ocasiones. La frutilla del postre de la imprevisibilidad fue, sin dudas, el capítulo final, emitido el jueves pasado a las 21, tras una repetición de un episodio entre el penúltimo y el final envío. Con motivo de estos abusos y costumbres, desprolijidades y manoseos a los que se someten los programas, Página/12 contactó a Damián Szifrón, el director y coguionista (junto a Patricio Vega) de Hermanos..., quien criticó esta nueva forma de programar y la inacción del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), el organismo regulador de la TV argentina.
El creador de Los simuladores escribió vía mail, sentando su posición sobre las consecuencias negativas de la competitividad de la TV argentina: “Una metáfora clara es el deporte, que siempre está asociado a lo competitivo. ¿Pero a qué tipo de deporte se parece la televisión? La que tenemos hoy se parece al fútbol, donde un equipo juega contra otro. Entonces, es lógico que el técnico analice los movimientos de su equipo y los del contrario, porque alguien gana cuando alguien pierde. Tenemos una televisión de triunfadores y de perdedores, y así lo reflejan los medios: diarios, radios y revistas, grandes co-responsables de la perversión reinante en la televisión, en vez de hablar sobre los contenidos de los ciclos no paran de anunciar quién ganó y quién perdió, quién se beneficia y quién se perjudica con tal o cual movimiento, mientras que al mismo tiempo se quejan de ‘la guerra de la tele’ con editoriales solemnes. Son quejas hipócritas porque esta guerra los beneficia, llena sus páginas de chimentos y de escándalos que, ya se sabe, venden bien.”
En el paralelo que el director de El fondo del mar y Tiempo de valientes hizo entre la TV y el deporte para ejemplificar el statu quo televisivo, Szifrón propone aspirar a una competencia como la que se da entre los nadadores. “Creo que una televisión mejor –analiza– podría parecerse a la natación. Ahí hay competencia, claro, pero cada uno va por un andarivel separado. En el entrenamiento uno sólo puede competir contra uno mismo, compite para mejorar su propio estilo, su propio rendimiento, para ser cada vez mejor. Ahí poco importa qué hace el otro, porque no hay nada que yo pueda hacer al respecto. El entrenador no te muestra los videos de tu competidor para analizar sus puntos débiles y poder así vulnerarlo, te muestra tus propios videos y te señala tus propios errores. Allí alguien siente que gana cuando se supera a sí mismo, aun cuando salga segundo o tercero, y de hecho técnicamente uno ni siquiera nada contra el otro, sino que nada al mismo tiempo que el otro. Las reglas de este deporte son claras, y no permiten que yo pase mi mano al carril del otro nadador y lo agarre del tobillo ni que salga desde veinte metros más adelante de la línea de partida. Sin duda, en ese caso, algún juez vendría a decirme que estoy descalificado. Y si yo le dijera, bueno, señor, es que si no no le gano; me contestaría: entonces volvé a entrenar.”
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