2009: AñO INTERNACIONAL DE LA ASTRONOMíA > CINCO MUNDOS VECINOS, OBSERVABLES A SIMPLE VISTA
Con la llegada del solsticio de junio el cielo de Buenos Aires y del resto del país presenta una caravana planetaria observable a ojo desnudo –sin necesidad de aparatos especiales–. Las vedettes (Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio) se muestran para saludar la llegada del invierno y el cumpleaños del autor de esta nota.
› Por Mariano Ribas
El invierno ya está golpeando las puertas del Hemisferio Sur: mañana, exactamente a las 2.46 de la madrugada, el Sol alcanzará su punto más boreal en los cielos de la Tierra. Será el solsticio de junio. Un clásico hito astronómico que, al igual que su contrapartida de diciembre, pone muy en evidencia la notable inclinación del eje de rotación terrestre (23.5). Se vienen los días cortos, con sus soles bajitos, aun en pleno mediodía. Y esas noches larguísimas, que arrancan bien temprano. Noches de invierno que, esta vez, y a tono con el Año Internacional de la Astronomía, nos ofrecerán algo no tan habitual: el desfile de los cinco planetas visibles a ojo desnudo. Aquí va la “Guía Planetaria” de Futuro para encontrarlos. A abrigarse que vale la pena.
El desfile abre con el “solitario” Saturno, el más apartado del lote. Al comienzo de las próximas noches –incluyendo la de hoy– el planeta anillado estará colgado en el cielo del Norte: hacia las 7 de la tarde, estará a 45 de altura sobre el horizonte. Su color amarillento suave, y especialmente su notable brillo –superior al de cualquier estrella de la zona– lo harán fácilmente identificable.
La única posible “competencia” de Saturno, en ese parche del cielo, es la azulada estrella Regulus, la más notable de la constelación de Leo. Pero Regulus no brilla tanto como Saturno, y se ubica unos cuantos grados más “abajo” y a su “izquierda”. El gráfico 1 despeja toda duda.
Saturno se ve a simple vista. Y es fácil. Pero todo un capítulo aparte es su observación con telescopios: durante 2009, el planeta nos está mostrando su fabuloso sistema de anillos de perfil. Una vista tan delicada como impactante.
Pasada la hora de la cena, y ya con Saturno volcado decididamente hacia el Oeste, todo estará listo para la aparición del “Rey de los planetas”. Júpiter asomará por el horizonte del Este-Sudeste poco después de las 10 de la noche. Sin embargo, para verlo bien, habrá que esperar a que gane altura: hacia la 0.30, el gigante ya estará a unos cómodos 30 sobre el horizonte del Este (Gráfico 2). Si Saturno es fácil de ver, Júpiter es facilísimo: durante buena parte de las próximas noches y madrugadas será el objeto más brillante de todo el cielo, por lejos.
Poco a poco, y a medida que la Tierra rota hacia el Este, el gigantesco mundo gaseoso irá trepando en el cielo, hasta que a las 5 de la mañana estará a 70 de altura sobre el horizonte Norte. Casi sobre nuestras cabezas. Un simple binocular de 10x50 nos mostrará el disco del planeta (pequeño, pero definido) y también sus cuatro lunas principales: Europa, Io, Ganímedes y Calisto, las mismas que Galileo descubrió hace 400 años. Allí, en lo más alto, Júpiter no tendrá competencia, y parecerá un poderoso faro de luz blanca. Sin embargo, en esos mismos momentos, un planeta aún más brillante estará asomando. Y encima, viene acompañado.
Será el plato fuerte: Venus y Marte, bien juntos. Durante los próximos días, los dos planetas más cercanos a la Tierra saldrán hacia las 4.30 de la madrugada por el Este-Noreste. Y a las 6 de la mañana, todavía con noche totalmente cerrada, ya se habrán despegado lo suficiente del horizonte como para empezar a verlos bien a simple vista. Venus no necesita referencia alguna: es el famoso “lucero”, una verdadera antorcha cuatro veces más brillante que el mismísimo Júpiter.
Una vez encontrado Venus, Marte será pan comido: estará a sólo 2 grados hacia su “izquierda” (al Norte). El dúo dará lugar a un precioso contraste de brillos y colores: en estas primeras madrugadas del invierno, el lucero, blanco, se ve 100 veces más brillante que el Planeta Rojo (actualmente, casi a su máxima distancia posible de la Tierra). Aun así, Marte será fácilmente visible a ojo desnudo. Para acentuar el dramatismo de la escena, vale la pena echar mano de unos binoculares.
Pero falta uno. El más difícil. A las 7.15 de la mañana, Venus y Marte estarán bastante altos sobre el horizonte del Noreste (a 30). Partiendo de ellos, y bajando la mirada en diagonal hacia donde comienza a sugerirse la salida del Sol, tropezaremos con un punto de luz moderadamente brillante: a 10 grados sobre el horizonte estará Mercurio. Tres planetas en un solo golpe de vista (Gráfico 3).
Más aún, muy cerca de Mercurio (apenas unos grados “arriba” y a su “derecha”), notaremos otro punto de luz, rojizo y algo más pálido: Aldebarán, la estrella líder de la constelación de Tauro. Dada su posición en el Sistema Solar, Mercurio nunca se aleja mucho del Sol en el cielo. Y por eso, cada año, son pocas las oportunidades para verlo con facilidad. Ahora tenemos la chance de dar con Mercurio, el esquivo planeta que, según la tradición, Copérnico nunca pudo ver.
Se vienen las primeras noches del invierno. Y con ellas, los cinco planetas observables a simple vista. El largo desfile arrancará al anochecer, y terminará poco antes del amanecer. Algo que –ya que estamos despiertos– vale la pena esperar: en los próximos días, en Buenos Aires y alrededores, el Sol saldrá (con diferencia de segundos) a las 8.01. Un esperado alivio tras una larga, fría y emocionante jornada de silenciosa contemplación de esos mundos vecinos.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux