2009: AÑO INTERNACIONAL DE LA ASTRONOMIA > UNA NAVE DE LA NASA FOTOGRAFIO LOS SITIOS DE ALUNIZAJE
Los festejos del 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna ya pasaron, pero el cimbronazo en la memoria de esa hazaña sigue en muchas generaciones. Por eso, Futuro sigue celebrando y para eso nada mejor que el registro fotográfico de la nave Lunar Reconnaissance Orbiter de la Nasa, que capturó los sitios donde las misiones Apolo alunizaron.
› Por Mariano Ribas
A tono con los festejos mundiales por el 40 aniversario del primer viaje tripulado a la Luna, una pequeña nave espacial de la Nasa logró algo tan especial como oportuno: la Lunar Reconnaissance Orbiter (www.lro.gsfc.nasa.gov) fotografió los míticos sitios de alunizaje de las misiones Apolo. Y por primera vez esas imágenes nos muestran los restos de las naves y sus sombras. Incluso, hasta las estelas polvorientas dejadas por el tosco andar de los astronautas en las grisáceas tierras selenitas.
Si bien es cierto que la misión primaria de la LRO no es, justamente, fotografiar aquellas reliquias de la Era Espacial, la Nasa asegura que en los próximos meses –y a medida que la nave ajuste su órbita– presentará imágenes más nítidas. ¿Intencionalidad? Aunque la agencia espacial estadounidense no lo ha explicitado, todo indica que estas fotos no son sólo un souvenir de ocasión. Sino que, por si hiciera falta, apuntan a terminar de una vez con esas tontas, ingenuas y muy comerciales “teorías conspirativas”, que en estos días volvieron a aflorar.
Tal como contábamos en la edición de Futuro del pasado 27 de junio (“Volver a la Luna”), la sonda espacial Lunar Reconnaissance Orbiter, junto a su socia, la Lunar Crater Observation and Sensing Satellite (www.lcross.arc.nasa.gov), han comenzado un meticuloso estudio de la Luna que apunta esencialmente a tres objetivos: fotografiar a fondo toda su superficie, confirmar la posible presencia de agua congelada en el fondo de cráteres polares y buscar sitios seguros y de interés científico para futuros viajes tripulados. En otras palabras: las naves robot LRO y LCROSS son el primer paso hacia el regreso del hombre a la Luna.
Y bien, justamente, para fotografiar la superficie lunar, LRO lleva un complejo instrumento llamado LROC, integrado por dos cámaras de campo visual estrecho y muy alta resolución, y otra de mayor campo visual, pero de menor resolución. Desde que la nave entró en órbita lunar (el 23 de junio), estas cámaras están en plena etapa de ensayo y calibrado. Hace muy poco, durante la vigilia del 40 aniversario del Apolo 11, y sin hacer mucho ruido, los científicos de la misión LRO decidieron probarlas con una serie de blancos sumamente especiales.
Entre el 11 y el 15 de julio, las cámaras de alta resolución de la sonda LRO fotografiaron cinco lugares muy específicos de la Luna, incluyendo un rincón del célebre Mar de la Tranquilidad. Los cinco sitios donde bajaron y caminaron los astronautas de las misiones Apolo 11, 14, 15, 16 y 17 (por cuestiones de iluminación solar, sólo faltó fotografiar el lugar de alunizaje del Apolo 12). Y perdidos en un mar de cráteres de todos los tamaños, las fotos muestran los restos de los módulos de descenso de aquellas primeras travesías humanas en nuestro satélite.
Y también las sombras que proyectan sobre la superficie lunar. “Esperábamos ansiosos esas primeras vistas de los módulos lunares, no sólo por la emoción que significa verlos, sino también como prueba de cuán bien calibradas están las cámaras de la nave”, dice Mark Robinson, un científico de la Universidad de Arizona que integra el equipo de la misión LRO.
Ahí están las fotos. Y claro que emocionan: es la primera vez, desde aquellos tiempos, que ojos humanos vuelven a ver esos viejos aparatos abandonados en la Luna. Chiquitos, borrosos, apenas perceptibles. Pero se ven, y con sus largas sombras, proyectadas por la baja altura del Sol en cada uno de esos lugares. Hay que tener en cuenta que los módulos lunares sólo medían unos 4 metros de lado.
Y que las fotos fueron tomadas desde el espacio por una nave en órbita. Sin dudas, la imagen más interesante es la del sitio del Apolo 14, en la región lunar de Fra Mauro: si miramos con cuidado, no sólo se ve el módulo, sino otro instrumento dejado allí por los astronautas (el llamado Apollo Lunar Surface Experiment Package), del tamaño de una heladera. Y lo más fuerte de todo: unas trazas difusas en la superficie, que no son otra cosa que los rastros del andar de los astronautas. Realmente, eriza la piel.
La nave LRO seguirá escudriñando la Luna con su ojo de águila. Y los científicos aseguran que, en apenas unas semanas, cuando se asiente en su órbita final –más chica que la actual–, a sólo 50 kilómetros sobre la superficie, podrá obtener imágenes 3 veces más nítidas que las actuales. Así que habrá nuevas y mejores vistas de las reliquias del hombre en la Luna. Para el final, palabras de Richard Vondrak (del Goddard Space Flight Center de la Nasa), el principal científico de la misión LRO: “Estas imágenes no sólo revelan los grandes logros del programa Apolo, sino que además nos muestran que la exploración lunar no se ha detenido, y que LRO servirá para elegir los destinos para los próximos viajes tripulados”. La gran gesta lunar continúa.
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