En realidad no en el cielo, que funciona regularmente y ateniéndose a las gloriosas leyes de la gravitación, sino en los epígrafes al pie de las dos fotos que se publicaron en Futuro del sábado pasado.

En efecto, la foto de Júpiter lleva el epígrafe correspondiente a la de la Luna, y viceversa.

Por suerte es un error (que los lectores sabrán –suponemos– perdonar), porque si no, la configuración del Sistema Solar terminaría en una catástrofe.

Un párrafo aparte merece la firma de las fotos: se omitió una mención destacada del hecho de que fueron sacadas por el gran Mariano Ribas, sempiterno y glorioso colaborador celeste de Futuro, desde su observatorio doméstico en Boedo.

Vaya este obsecuente y humilde pedido de disculpas por la injusticia cometida.

La gente verdaderamente grande merece una aparición en letra grande.