› Por Martin Cagliani
Neandertal suele ser sinónimo de bruto, se utiliza como un insulto, como un calificativo nunca elogioso. Pero ahora resulta que cada uno de nosotros tenemos algo de ellos en nuestros genes. La relación entre el Hombre de Neandertal y nosotros, los Homo sapiens, ha sufrido muchos vaivenes a lo largo de la historia, desde que fueran descubiertos hace casi 150 años atrás.
Se los describía, por aquel entonces, con aspecto simiesco que los alejaba de nuestra actual fisonomía. Un siglo después eran considerados nuestros hermanos, como una subespecie, para ser luego relegados a primos lejanos, ya como una especie propia: Homo neandertalensis. Tan distintos eran, decían los especialistas, que nuestros antepasados sapiens los aniquilaron al expandirse por el mundo.
Pero esa visión cambió radicalmente en los últimos años, como ya vimos aquí en Futuro. Se sabe que los neandertales eran muy parecidos a nosotros en cultura e inteligencia. Quedaba la duda de si había habido contacto entre estas especies y si ese contacto había sido violento o pacífico. La mayoría de los científicos se inclinaba por el contacto competitivo, violento. Pero la genética llegó para darle la razón a la minoría.
En el número de Science de ayer se ha publicado un borrador del genoma completo de tres individuos neandertales. Su comparación con el genoma de humanos actuales sacó a la luz algo que va a dar vuelta todas las teorías sobre la evolución humana: las poblaciones euroasiáticas actuales tienen entre un 1 y un 4 por ciento de genes de origen neandertal. Es decir, no sólo hubo relaciones amorosas entre las dos especies, sino que cada uno de nosotros todavía mantiene algo de ese cruce de hace 100 mil años.
Hace menos de un mes se publicó en Nature un estudio con resultados similares al que no se le dio tanta importancia, apenas dado a conocer en unas reuniones anuales de antropología física que se llevan a cabo en Estados Unidos, y que fue realizado por la Universidad de Nuevo México. En ese trabajo se decía casi lo mismo, pero se llegaba a las conclusiones de otro modo.
Las características típicas de los neandertales aparecen en el registro fósil hace unos 400 mil años. No se sabe exactamente dónde se originaron, pero sí que fue en Europa y allí fue donde vivieron principalmente. En Asia se expandieron hasta Siberia por el norte y hasta Medio Oriente por el sur. Vivieron sin ser molestados hasta hace unos 100 mil años, momento en que nuestra especie llegó a Medio Oriente.
Recién unos 40 mil años atrás los Homo sapiens entraron en Europa y todavía no queda claro si encontraron o no neandertales en su paso colonizador, ya que es a partir de esa fecha que se empieza a ver un repliegue de yacimientos neandertales. Su último refugio fue la península Ibérica, donde se los ve hasta hace unos 30 mil años, cuando desaparecen de los yacimientos arqueológicos. Luego sólo se ven restos fósiles de Homo sapiens.
Algunas teorías dicen que los neandertales fueron aniquilados por nuestros antepasados, otras que murieron en la competencia por los recursos, e incluso están quienes dicen que estas dos especies nunca se vieron las caras en Europa, y que se extinguieron por causas climáticas.
Pero una teoría que estaba teniendo cada vez menos adeptos proponía que los neandertales habían desaparecido al ser absorbidos por los Homo sapiens. Al estar aquellos en retroceso, y ser menos, quedaron integrados a la población mayor invasora a través del intercambio genético. Hay fósiles que presentan posibles evidencias de hibridación, mostrando características neandertales y H. sapiens en un mismo individuo, como el caso del niño de Lagar Velho, en Portugal. El Proyecto Genoma Neandertal podría probar esta última teoría.
Aquí vuelve a entrar en juego el estudio del mes pasado dado a conocer en Nature. En él se analizaron los genes de dos mil personas de diversas partes del mundo, y se encontraron evidencias genéticas indirectas de que hubo un gran evento en el pasado donde nuestra especie intercambió genes con otra arcaica. Es el Genoma Neandertal publicado ayer en Science el que viene a confirmar esto esta vez de forma directa, con ADN fósil.
En el 2006 el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, en Alemania, al mando del famoso genetista Svante Pääbo, junto con la compañía de biotecnología 454 Life Sciences, anunciaron que intentarían conseguir el Genoma Neandertal. O sea la totalidad de la información genética que definía a esa especie humana.
Se lo llamó Proyecto Genoma Neandertal. Surgió como una consecuencia del Proyecto Genoma Humano, que logró en poco más de diez años secuenciar el genoma completo de los humanos modernos, meta alcanzada en 2003.
Cabe aclarar que no es lo mismo estudiar material genético actual, que hacerlo con genes extraídos de huesos fósiles. Es difícil conseguir un fósil adecuado para extraer ADN, ya que éste no permanece para siempre en los huesos cuando un ser vivo muere. Con el paso del tiempo se degrada, más rápido en climas cálidos o suelos ácidos. Sin contar que se puede contaminar por las bacterias que degradan la carne que cubría el hueso, e incluso al ser tocados por los arqueólogos que los descubren.
Por eso el Proyecto Genoma Neandertal tardó en completarse, ya que la principal contra era la posible contaminación. Si un hueso neandertal fue tocado, siquiera, por un humano moderno, ya está contaminado con ADN de ese Homo sapiens y entonces los estudios no serán fiables. Svante Pääbo y su equipo de paleogenetistas ha logrado un método por el cual evitan la contaminación de los fósiles, y la reducen a un mínimo que da seriedad y confiabilidad a las secuencias logradas.
El borrador del Genoma Neandertal se ha generado utilizando muestras de tres mujeres neandertales procedentes del yacimiento Vindija, en Croacia. Pero para completarlo y poder también compararlo, se utilizó la secuenciación parcial de otros tres neandertales, uno del yacimiento Mezmaiskaya, en Rusia; otro del primer neandertal, de Feldhofer, Alemania; y el tercero de El Sidrón, España.
Estos genomas neandertales se compararon con los de cinco humanos actuales de diversas partes del mundo. Dos de ellos de los grupos africanos que han permanecido más aislados y puros, los San, del sur de Africa, y los Yoruba, de Nigeria; los demás son uno chino, uno francés y otro de un nativo de Papúa-Nueva Guinea. De este modo se cubrió la variabilidad geográfica del ser humano actual.
Los resultados de este estudio arrojaron que los humanos actuales comparten del 1 al 4 por ciento de su ADN con los neandertales. Pero lo llamativo fue que esto sólo se vio en los genomas de los euroasiáticos, no en los africanos.
Un chino, un francés y un papuano están relacionados con los neandertales, a pesar de que esta especie fósil se cree que vivió sólo en Europa, Medio Oriente y parte de la Rusia actual.
Lo cual implica que existió un intercambio genético entre neandertales y Homo sapiens en el pasado, y que este intercambio fue posterior a la salida de Africa de nuestros antepasados, ya que no hay evidencias de genes neandertales en los africanos actuales.
Nuestra especie se originó en Africa hace unos 200 mil años. Se encuentran evidencias fósiles de Homo sapiens fuera de Africa recién unos 100 mil años atrás en Medio Oriente, donde también vivían los neandertales para esa misma época. Pero los Homo sapiens recién iniciaron la expansión que los llevaría a todo el mundo hace 60 mil años.
Las evidencias que aporta el borrador del genoma podrían indicar que la migración no se habría llevado a cabo directamente desde Africa como se creía, sino desde Medio Oriente. Y que los protagonistas fueron H. sapiens que se habían cruzado con los neandertales en todo sentido, ya que llevaron sus genes a todas partes del mundo en esa gran migración humana de la que hablamos aquí en Futuro.
Estos resultados imponen un cambio de paradigma en el estudio de la evolución humana. Hasta la fecha había dos modelos extremos que explicaban la expansión de nuestra especie: la hipótesis Fuera de Africa y la hipótesis Multirregional.
El primer modelo sugiere que todos los humanos modernos tendrían su origen en un pequeño grupo poblacional de Homo sapiens que se expandió desde Africa y reemplazó a todas las otras especies humanas arcaicas, sin ningún tipo de cruzamientos.
El segundo modelo postula que la evolución de nuestra especie fue local en cada continente y que hubo un intercambio genético constante entre todas las regiones geográficas.
Los resultados del análisis del genoma neandertal plantean que efectivamente hubo una salida de Africa, pero con intercambio genético. Se puede apreciar entonces que lo más probable es que los neandertales hayan tenido un rol en el origen genético de los humanos de hoy en día no africanos.
El análisis de los genes de este pariente nuestro apenas ha comenzado. Haber logrado un borrador del genoma completo es un gran logro, pero todavía falta la versión definitiva, y el análisis de cada gen para conocer para qué sirve cada uno de ellos, cuáles compartimos, cuáles se diferencian. Dilucidar por qué se dieron esas diferencias o equivalencias, y qué consecuencias evolutivas tuvieron.
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