MEMORIAS PARA UN ESCRITOR CIENTíFICO
› Por Lucas Viano
El camino de la divulgación científica ya estaba comenzado en Córdoba, pero Leonardo fue el faro que necesitamos para alumbrarlo y mirar hacia donde debíamos ir. Cada llegada de él era un enigma y provocaba cosquillas en el cuerpo y la mente. ¿Qué se traerá entre manos hoy? Había que estar alerta para recibir las enseñanzas de un genio. Siempre con ideas revulsivas e inquietantes. Desde 2011, Leonardo dictaba la materia Introducción a la Comunicación Pública de la Ciencia, en la Especialización en Comunicación Pública de la Ciencia y Periodismo Científico de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Contribuyó a la creación de esta carrera y aportó su prestigio profesional, conocimientos y compromiso para que en el interior del país se dictara este posgrado de alcance nacional. Siempre había que alertar a los alumnos de que Leonardo era especial. Sorprendía a sus estudiantes y a los libros de pedagogía. El único defecto de sus alocadas clases era el maldito pucho que encendía. Algún estudiante cansado del humo alguna vez le dijo que no fumara. El accedió.
Además, fue mentor y conductor de la primera serie televisiva de divulgación científica de Córdoba: Universo Científico, que se emitió por el canal de la universidad en 2011. Quería que el programa transcurriera en un café. No se pudo. Se eligió como escenario la Biblioteca Mayor de la UNC. Allí, rodeado de libros centenarios, Leonardo contó historias sobre las teorías científicas más importantes.
Ahora ya es parte de la mística que rodea a esta ciudad y universidad doctas. En la biblioteca seguirá resonando el eco de su voz...
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