Sáb 22.03.2003
futuro

CURIOSIDAD ASTRONóMICA A 150 AñOS LUZ DE LA TIERRA

El “Planeta-cometa”

› Por Mariano Ribas

 

 

Imagínese un planeta tan o más grande que Júpiter dejando tras de sí una impresionante estela de gases. Existe, y es una suerte de megacometa surgido a partir de un brutal proceso de devastación: segundo a segundo, este sufrido y lejano mundo está siendo saqueado por la estrella en torno de la cual gira, en una órbita tan apretada como peligrosa. La historia de HD 209458 B –tal su nombre– comenzó hace unos años, cuando fue descubierto. Pero ahora, un equipo internacional de astrónomos ha vuelto a estudiarlo con la ayuda del Telescopio Espacial Hubble. Y así revelaron su insólita (y fatal) naturaleza de “planeta-cometa”.

Identikit planetario
Sin dudas, HD 209458 B es uno de los más famosos planetas extrasolares (aquellos que orbitan a otras estrellas). Fue descubierto a fines de 1999, gracias al ligerísimo tironeo gravitacional que ejercía sobre su estrella madre, HD 209458, un sol similar al nuestro ubicado a 153 años luz (y que puede observarse fácilmente con unos binoculares en la constelación de Pegaso). Su identikit era realmente asombroso: su tamaño y su masa lo asemejaban bastante a nuestro Júpiter, pero giraba a sólo 7 millones de kilómetros de su estrella (Mercurio lo hace 8 veces más lejos del Sol), debiendo soportar temperaturas de más de 1000C, y completando una vuelta en apenas tres días y medio. Demasiado cerca, demasiado rápido. Una verdadera locura. Inmediatamente después, se comprobó que el planeta provocaba minúsculos eclipses al pasar delante de su estrella, haciéndola empalidecer ligeramente (exactamente un 1,5 por ciento). Este fenómeno, perfectamente observable, era una evidencia de mayor calidad. Y hay más: en 2001, y espectrometría mediante, esos mismos pasajes permitieron conocer, por primera vez, parte de la composición de la atmósfera de un planeta extrasolar (se detectó la presencia de sodio). El monitoreo de este emblemático mundo lejano continuó desde entonces. Y ahora, nuevamente, HD 209458 B se ha convertido en noticia.

El hallazgo
Durante los últimos meses, Alfred Vidal-Madjar (del Instituto de Astrofísica de París) y un grupo internacional de colegas utilizaron el Telescopio Espacial Hubble para observar –en luz ultravioleta y de la mano de un finísimo espectrógrafo– tres pasajes de HD 209458 B por delante de su estrella. Y, para su sorpresa, notaron que en cada una de esas oportunidades la luz de la estrella mostraba fuertes señales espectrales de absorción del hidrógeno. Mucho más de lo que cabría esperar teniendo en cuenta el bloqueo producido por el desfile del planeta. De hecho, “algo” cubría el 15 por ciento del disco de la estrella, y era mucho más grande que el propio HD 209458 B. Pero se trataba de algo muy difuso, nunca antes observado, y sólo revelado por la precisión del Hubble y su instrumental.

Un planeta con cola
Después de analizar una y otra vez los datos, Vidal-Majdar y los suyos llegaron a algunas conclusiones alucinantes. Por empezar, parece que elplaneta está envuelto por una fina nube de gas (hidrógeno) de unos 600 mil kilómetros de diámetro (tres veces más que HD 209458 B). Además, la información espectroscópica reveló que parte de esa nube se prolonga en dirección opuesta a la estrella, acercándose hacia el observador durante los tránsitos del planeta (el dato surge a partir del corrimiento hacia el extremo azul del espectro del patrón de absorción del hidrógeno). Alan Lecavelier des Etangs, coequiper de Vidal-Majdar, describe la escena: “Su atmósfera es calentada por la estrella, y parte del gas que la forma se escapa al espacio y es empujado por la presión de la luz estelar, formando una ancha cola parecida a la de los cometas”. Un planeta con cola. Pero este disfraz de supercometa tiene un costo tremendo: se calcula que HD 209458 B está perdiendo 10 mil toneladas de hidrógeno por segundo. Y todo indica que el saqueo no se detendrá hasta que lo único que quede de este mundo, mayormente gaseoso, sea su pequeño núcleo sólido.
Algunos modelos teóricos ya habían sugerido que este tipo de planetas extrasolares tan cercanos a sus soles (conocidos como “Hot Jupiters”) podrían sufrir una suerte semejante. El caso de este insólito “planeta-cometa”, condenado a la destrucción más pavorosa, parece confirmarlo con toda crudeza.

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