CURIOSIDAD ASTRONóMICA A 150 AñOS LUZ DE LA TIERRA
› Por Mariano Ribas
Imagínese un planeta tan o más grande que Júpiter dejando tras de sí una impresionante estela de gases. Existe, y es una suerte de megacometa surgido a partir de un brutal proceso de devastación: segundo a segundo, este sufrido y lejano mundo está siendo saqueado por la estrella en torno de la cual gira, en una órbita tan apretada como peligrosa. La historia de HD 209458 B tal su nombre comenzó hace unos años, cuando fue descubierto. Pero ahora, un equipo internacional de astrónomos ha vuelto a estudiarlo con la ayuda del Telescopio Espacial Hubble. Y así revelaron su insólita (y fatal) naturaleza de planeta-cometa.
Identikit planetario
Sin dudas, HD
209458 B es uno de los más famosos planetas extrasolares (aquellos que
orbitan a otras estrellas). Fue descubierto a fines de 1999, gracias al ligerísimo
tironeo gravitacional que ejercía sobre su estrella madre, HD 209458,
un sol similar al nuestro ubicado a 153 años luz (y que puede observarse
fácilmente con unos binoculares en la constelación de Pegaso).
Su identikit era realmente asombroso: su tamaño y su masa lo asemejaban
bastante a nuestro Júpiter, pero giraba a sólo 7 millones de kilómetros
de su estrella (Mercurio lo hace 8 veces más lejos del Sol), debiendo
soportar temperaturas de más de 1000C, y completando una vuelta en apenas
tres días y medio. Demasiado cerca, demasiado rápido. Una verdadera
locura. Inmediatamente después, se comprobó que el planeta provocaba
minúsculos eclipses al pasar delante de su estrella, haciéndola
empalidecer ligeramente (exactamente un 1,5 por ciento). Este fenómeno,
perfectamente observable, era una evidencia de mayor calidad. Y hay más:
en 2001, y espectrometría mediante, esos mismos pasajes permitieron conocer,
por primera vez, parte de la composición de la atmósfera de un
planeta extrasolar (se detectó la presencia de sodio). El monitoreo de
este emblemático mundo lejano continuó desde entonces. Y ahora,
nuevamente, HD 209458 B se ha convertido en noticia.
El hallazgo
Durante los
últimos meses, Alfred Vidal-Madjar (del Instituto de Astrofísica
de París) y un grupo internacional de colegas utilizaron el Telescopio
Espacial Hubble para observar en luz ultravioleta y de la mano de un finísimo
espectrógrafo tres pasajes de HD 209458 B por delante de su estrella.
Y, para su sorpresa, notaron que en cada una de esas oportunidades la luz de
la estrella mostraba fuertes señales espectrales de absorción
del hidrógeno. Mucho más de lo que cabría esperar teniendo
en cuenta el bloqueo producido por el desfile del planeta. De hecho, algo
cubría el 15 por ciento del disco de la estrella, y era mucho más
grande que el propio HD 209458 B. Pero se trataba de algo muy difuso, nunca
antes observado, y sólo revelado por la precisión del Hubble y
su instrumental.
Un planeta con cola
Después
de analizar una y otra vez los datos, Vidal-Majdar y los suyos llegaron a algunas
conclusiones alucinantes. Por empezar, parece que elplaneta está envuelto
por una fina nube de gas (hidrógeno) de unos 600 mil kilómetros
de diámetro (tres veces más que HD 209458 B). Además, la
información espectroscópica reveló que parte de esa nube
se prolonga en dirección opuesta a la estrella, acercándose hacia
el observador durante los tránsitos del planeta (el dato surge a partir
del corrimiento hacia el extremo azul del espectro del patrón de absorción
del hidrógeno). Alan Lecavelier des Etangs, coequiper de Vidal-Majdar,
describe la escena: Su atmósfera es calentada por la estrella,
y parte del gas que la forma se escapa al espacio y es empujado por la presión
de la luz estelar, formando una ancha cola parecida a la de los cometas.
Un planeta con cola. Pero este disfraz de supercometa tiene un costo tremendo:
se calcula que HD 209458 B está perdiendo 10 mil toneladas de hidrógeno
por segundo. Y todo indica que el saqueo no se detendrá hasta que lo
único que quede de este mundo, mayormente gaseoso, sea su pequeño
núcleo sólido.
Algunos modelos teóricos ya habían sugerido que este tipo de planetas
extrasolares tan cercanos a sus soles (conocidos como Hot Jupiters)
podrían sufrir una suerte semejante. El caso de este insólito
planeta-cometa, condenado a la destrucción más pavorosa,
parece confirmarlo con toda crudeza.
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