CONQUISTA DEL ESPACIO
› Por Mariano Ribas
En apenas unos meses, el planeta hermano de la Tierra recibirá la visita de una pequeña flota de naves. Son cuatro aparatos que se sumarán a la veterana Mars Global Surveyor y la más reciente Mars Oddysey, ambas en órbita marciana. Y todas juntas, protagonizarán las más extraordinaria exploración de Marte realizada hasta ahora. Una de ellas acaba de partir, y es la primera sonda europea que visitará otro mundo: la Mars Express carga con los sueños de toda una generación de científicos del viejo continente. Y es una de las apuestas más fuertes, porque, entre otras cosas, buscará agua y rastros de vida.
Lanzamiento exitoso
La Mars Express
partió puntualmente a las 14.45 hs. del pasado lunes, desde el cosmódromo
de Baikonur, en Kazajkhstán. La nave, un cubo de un metro y medio de
lado, iba en la punta de un poderoso cohete ruso-europeo Soyuz-Fregat. Y luego
de ponerse momentáneamente en órbita alrededor de la Tierra, inició
su viaje a Marte: recién entonces, los controladores de vuelo de la Agencia
Espacial Europea (ESA) respiraron aliviados. Es que, a pesar de su costo relativamente
bajo (350 millones de dólares), la Mars Express es una maravilla tecnológica
que tomó años de desarrollo. La nave no sólo está
repleta de instrumental de primera línea, que le permitirá estudiar
al planeta desde arriba, sino que también lleva al Beagle
2, un pequeño vehículo de descenso que, si todo marcha bien, se
posará en el mismísimo suelo marciano.
La misión
La travesía
durará sólo seis meses: en diciembre, la sonda europea llegará
a destino, e inmediatamente realizará las maniobras necesarias para colocarse
en una órbita bastante elíptica. Entonces sí, comenzará
su misión de, por lo menos, dos años: los principales objetivos
de la Mars Express son la búsqueda de hielo (e incluso agua líquida),
el estudio de la atmósfera, y el trazado de un ultradetallado mapa topográfico
y mineralógico. Y para eso cuenta, entre otras cosas, con un radar capaz
de penetrar la superficie hasta una profundidad de tres mil metros, para revelar
los materiales del subsuelo. El tema del agua es crucial para entender mejor
la historia de Marte, un mundo actualmente helado, seco y desértico,
pero que muestra claros signos de un pasado muy distinto, probablemente con
abundante agua en su superficie, una atmósfera mucho más robusta
y húmeda, y un clima mucho más hospitalario. Un lugar donde, quizá,
la vida tuvo su chance.
La aventura del Beagle
2
Y para averiguarlo,
la Mars Express lleva al Beagle 2, una delicada yapa construida por científicos
británicos. En principio, este pequeño aparato se desprendería
de su nave madre el 19 de diciembre. Y apenas comenzada la Navidad, luego de
un descenso en paracaídas, y protegido por bolsas amortiguadoras, debería
amartizar en la zona de Isidis Planitia, una llanura ubicada a 10
grados de latitud norte. Después de enviar una señal de OK
a Tierra (para darles tranquilidad, o no, según el caso, a los científicos
de la ESA), la sonda inglesa comenzará a colectar energía solar
y tomará su primera vista panorámica: serán sus primeros
pasos en sus seis meses de funcionamiento en terreno marciano. Pero lo más
jugoso del Beagle 2 será su estudio de las rocas y, especialmente, el
suelo. Mediante un mecanismo de captura de muestras (incluso a un metro y medio
de profundidad), doce pequeños hornos, y un espectrómetro, el
aparato analizará el contenido de varias muestras de la superficie. Y
los resultados podrían revelar indicios de vida pasada (especialmente
si se detecta carbono 12, un isótopo asociado a procesos biológicos).
O, soñando un poco, presente. En 1976, las legendarias Viking 1 y 2 (NASA)
habían realizado pruebas similares, pero sus resultados fueron confusos.
Ahora, con instrumentos mucho más sensibles, la Beagle 2 podría
dar la gran sorpresa.
Solo el comienzo
Más allá
de su rol fundamental, el expreso a Marte es sólo parte de un programa
de exploración mucho más ambicioso: en apenas unos días,
la NASA lanzará otros dos vehículos (hasta ahora bautizados como
Rover 1 y 2) que llegarán a la superficie del planeta rojo en enero de
2004. Y una vez allí, y a diferencia del Beagle 2 (que no se moverá),
recorrerán decenas de metros por día. Por si toda esta avanzada
fuera poco, Japón también tendrá lo suyo: su demorada nave
orbital Nozomi arribará a fines de este año. Es el comienzo de
una aventura espacial inédita. Y como no podía ser de otra manera,
Marte es el gran protagonista.
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