Los defensores de la homeopatía
refrendan sus convicciones en un argumento de mercado: no es posible que millones
de personas, y miles de instituciones, estén equivocadas. En la Inglaterra
de la tercera vía, por ejemplo, y en el clímax de un sistema de
salud nacional en colapso, existen ya cinco hospitales de homeopatía.
Las ventas en los remedios homeopáticos doblan a las del lustro precedente,
y sus ciudadanos cuentan con entusiastas de la talla de Paul McCartney, Ulrika
Jonsson o la propia reina. Los detractores salen al paso: esas cifras no significa
nada, tanto valdría para el curanderismo o cualquier secta. Y precisamente
porque no es posible explicar científicamente cómo actúan
los remedios homeopáticos en las personas (inglesas o del resto del mundo),
las explicaciones de sus éxitos pertenecen más al dominio de la
psicología o la sociología, que al de las ciencias médicas.
Esto, sin embargo, molesta a los homeópatas. Porque cuando se les menciona
la palabra sugestión (o psicología, o psicoanálisis) apelan
a los supuestos éxitos de la homeopatía en el reino animal, por
ejemplo.
Con un corpus teórico literalmente surrealista desde el punto de vista
de una historia de las ciencias médicas, los homeópatas, inspirados
en los estudios del médico alemán Christian Friedrich Samuel Hahnemann
(1755-1843), aseguran que la efectividad de un remedio es mayor cuando se encuentra
más diluido, que un desequilibrio vital precede a toda enfermedad y que
hablar de afecciones orgánicas es reduccionismo. Por si fuera poco imponen
nuevas taxonomías: la medicina adversa a la homeopatía es llamada
ahora ortodoxa. A continuación Futuro presenta los tramos
centrales del sexto Café Científico del año organizado
por el Planetario Galileo Galilei en La Casona del Teatro en el que participaron
Juan Carlos Pellegrino (médico homeópata unicista y vicepresidente
de la Asociación Médica Homeopática Argentina) y César
Lorenzano (médico, profesor titular de Metodología de la Investigación
de la Facultad de Medicina de la UBA, y director de la Maestría y Doctorado
en Epistemología e Historia de la Ciencia en la Universidad Nacional
de Tres de Febrero).
El próximo Café Científico se titula Matemática:
el número de oro y se realizará el martes 16 de septiembre.
Lo que es y lo que no
es
Juan Carlos
Pellegrino: Yo voy a hablar de la medicina homeopática unicista y hahnemanniana,
de sus alcances y de sus límites. Los homeópatas unicistas manejamos
un sistema médico que se caracteriza por la prescripción de un
solo medicamento. A veces se confunde la homeopatía con fórmulas
milagrosas para adelgazar, o cosas por el estilo. Lamentablemente, para hablar
de nuestra actividad debemos empezar por hablar de lo que no es. La homeopatía
se origina en el siglo XVIII, a partir de un científico alemán
llamado Samuel Hahnemann, quien realiza un corte en relación al modelo
médico hegemónico. Hahnemann retoma ideas y conceptos de Hipócrates
(460-377 a.C.), fundamentalmente el principio de que lo semejante cura
lo semejante. Hahnemann remoza este principio hipocrático, comprobando
la sustancia a utilizar terapéuticamente en el hombre sano. El concepto
galénico, tradicional de la medicina, tenía que ver con el tratamiento
de los órganos enfermos. Hahnemann toma el concepto hipocrático
del individuo que puede ser estudiado como un todo y no como una parcialidad,
según un órgano o un sistema afectado. Una persona, por lo tanto,
no está enferma por tener una afección orgánica: porque
esa persona está enferma es que puede llegar a tener una afección
orgánica, porque ya estaba con una alteración en su equilibrio
vital. Las personas se enferman de acuerdo a su propia y única disposición,
que las determina a ser afectadas por ciertas circunstancias.
La medicina homeopática tiene un origen empírico basado en el
método inductivo y en la individuación: observación, conclusión,
y en base a ella, acción terapéutica. Se trata de observar entonces
la acción funcional, no la patológica, de las sustancias en las
personas. Las sustancias son funcionales porque no llegan nunca a lesionar a
la persona: la medicina homeopática actúa con sustancias que están
muy atenuadas, muy diluidas, y que apelan a la susceptibilidad en la persona
y no a la acción masiva de una sustancia. Por eso el medicamento homeopático
unicista puede no hacer nada, pero lo que no puede hacer es daño. Sólo
hará efecto la sustancia diluida en la persona que es susceptible a ella.
La película de
la vida
Pellegrino (continúa):
Para el médico homeó-pata interesa más la película
de la vida de la persona que la fotografía de la enfermedad que esa persona
padece. Claro, a nadie se le ocurriría tratar una apendicitis aguda con
medicina homeopática. La homeopatía actúa dentro de una
determinada incumbencia. Sin embargo, la enfermedad, para la homeopatía,
no es algo extraño, que viene de afuera y que afecta a la persona en
un determinado momento. La enfermedad es una cuestión individual, que
cada uno padece a su modo.
Debo aclarar que ninguna institución homeopática de nuestro país
forma homeópatas que no sean previamente médicos. Los tres años
de formación en homeopatía servirán para comprender otro
modo de tratar aquello que ese médico ya sabe identificar gracias a su
formación. Y así llego a que no hay un solo modo de tratar una
afección. Cada sistema médico tiene su aproximación y es
importante que los pacientes lo sepan: existen determinadas afecciones que pueden
ser resueltas por otros sistemas médicos, ajenos al modelo médico
dominante.
La mirada médica
César Lorenzano:
No voy a hablar de lo que no sé pero sí de algunos comentarios
que hizo el doctor Pellegrino en algún momento. Quiero diferenciar la
práctica médica, sea individual o institucional que no es
el objeto de esta charla del conocimiento médico, aquello que está
vertido en libros, artículos, investigaciones, etc. La medicina surge
a partir de una necesidad: entender eso tan tremendo que ocurre en los seres
humanos, y que es la pérdida de la salud. Este enigma genera tres tipos
de preguntas: 1) ¿qué es la enfermedad?, 2) ¿cómo
se enferma?, 3) ¿cómo se cura?
Yo voy a ocuparme de qué es la enfermedad para la medicina. Es una pregunta
que se contesta científicamente, a partir de una construcción
teórica. Quiero fechar míticamente el inicio de la medicina científica
en los escritos de Rudolf Virchow (1821-1902), cuando en 1847 hace constar que
la clínica y la anatomía patológica son disciplinas descriptivas.
La novedad que introduce es la fisiopatología, que no es la lesión
estricta de los órganos sino la alteración en el funcionamiento
del organismo que explica los signos y síntomas.
Una teoría de la enfermedad consignará entonces una unión
de signos y síntomas con alteraciones en el funcionamiento orgánico.
Ahora bien: el doctor Pellegrino mencionó a la apendicitis. Pero en la
época de Hahnemann no había apendicitis, lo que había era
un dolor abdominal que era mortal. El doctor Pellegrino diría que se
trata de una alteración en el sistema vital y no, específicamente,
de alteraciones en los órganos... Una teoría de la enfermedad
científica, además de curar la apendicitis por cirugía,
permite localizar más de una enfermedad con la misma sintomatología.
Es el diagnóstico diferencial de las entidades patológicas lo
que hace a un buen médico.
Pasemos ahora a la etiología, que es la palabra técnica con la
cual se funda otra disciplina, la que trata de dar respuesta a la pregunta de
cómo y por qué enfermamos. Es una pregunta muchas veces difícil
de responder. Pero tenemos a la fisiología, que investiga fundamentalmente
el equilibrio del azúcar, de la glucosa. Y establece un mecanismo que
tiene que ver exactamente con el funcionamiento de los órganos: aquello
que mantiene el equilibrio y de pronto falla, provoca enfermedad, ya sea por
déficit o por exceso. También podemos consignar las causas externas
que provocan enfermedades, los microorganismos, por ejemplo. Porque cada microorganismo
provoca una enfermedad definida.
Terapéutica
Lorenzano (continúa):
En cuanto a la terapéutica, ella es la encargada de reparar los mecanismos
alterados que prevé la teoría de la enfermedad. Y es efecto de
un desarrollo racional y progresivo. No hay forma de saber si algo es causa
de un efecto dado si no hay grupos-testigo. Por eso no hay medicina alternativa
sino terapias alternativas. La homeopatía recurre a una teoría
de la enfermedad en la que sólo pareciera que hay síntomas. No
hay lugar para la investigación profunda de los órganos porque
la alteración es global, vital, como ellos dicen. Se trata
de una concepción de la medicina incompatible con la científica.
En palabras de Thomas Kuhn (1922-1996), se trata de teorías que no se
concilian aunque pueden coexistir.
¿Puede tener la homeopatía efectos terapéuticos? No lo
sé. No hay estadísticas y para mí la casuística
es algo que no funciona. ¿Los medicamentos homeopáticos no dañan?
Seguramente, por su dilución. Yo comparto mucho de lo que dijo el doctor
Pellegrino, pero creo que la homeopatía pertenece a la prehistoria de
la medicina. Me parece interesante y muy sugestiva, pero si la tomo seriamente,
se inhibe la investigación bioquímica, fisiológica y genética
porque éstas no tienen sentido dentro del sistema médico homeopático.
Incompatibilidades
Pellegrino:
Yo creo que el método científico que se aplica a las ciencias
duras es más difícil de aplicar en el hombre, que es una entidad
indisoluble. E insisto con la incumbencia de la homeopatía, por eso puse
el ejemplo de una apendicitis. Lo que no debemos olvidar es la subjetividad
de la persona. La medicina homeopática no actúa a nivel químico
sino en otro nivel; la terminología de la homeopatía es, en determinados
momentos, distinta a la del modelo médico hegemónico. La palabra
síntoma la usamos en otro nivel. Yo creo que deberíamos
empezar por una charla en común entre los dos modelos para consensuar
conceptos.
Lorenzano: La medicina y la homeopatía son incompatibles. Y agrego que
para mí la homeopatía es una teoría médica que quedó
en el tiempo. Es algo muy curioso porque es lo que, en la terminología
de Lakatos, se llama un programa de investigación degenerado,
esto es, un programa científico que no produce respuestas nuevas a las
preguntas que él mismo plantea. Y la homeopatía no ha avanzado
prácticamente nada en cuanto aquello que dice plantear. Por ejemplo,
no se ha avanzado nada en eso que es el desequilibrio vital. Yo opino que la
homeopatía es una teoría cerrada que no genera preguntas y se
presenta con las respuestas dadas. En suma, esuna teoría científica
de base metafísica, razonable como lo es la metafísica, y que
pudo dar en contextos restringidos, no lo sé, frutos terapéuticos.
Pregunta objetiva
¿Cuáles
son los criterios objetivos con que cuenta la homeopatía?
Pellegrino: No hacemos estadística de seres humanos porque cada ser humano
es distinto. En este sentido, hay una dificultad en preguntas como éstas,
y es que se nos exige que mostremos estadísticas de curaciones. Es imposible
hacer estadísticas de ese tipo. Sí se podrán hacer de los
nombres de los padecimientos. Hacemos más bien casuística. Porque
cada caso es individual. Cada persona es un ser total, es un sentir y sus sentires,
sus pesares, sus pensamientos. Yo sé que hay cosas que no se pueden explicar.
Pero al menos debe haber una posibilidad para actuar vía hipótesis
de trabajo. La energía vital es una hipótesis de trabajo. La fuerza
vital es llamar de un modo a algo que no podemos llamar con precisión.
La esperanza está en que si esto se hace y funciona, en algún
momento pueda ser explicado.
La homeopatía según Nature
Uno de los puntos que generó mayor controversia de la charla que ofreció el doctor Pellegrino fue el de las supuestas eficacias en los remedios homeopáticos. La homeopatía ha propuesto distintas hipótesis para negar que sus remedios actúan como placebo. Desde hipótesis basadas en la física cuántica, que sugieren interacciones entre sustancia y paciente en niveles no especificados ni demostrables, a la idea de que el agua tiene capacidad para la memoria. Leonardo Moledo, al momento de las preguntas, se refirió a una polémica sobre una pretendida investigación de Jacques Benveniste publicada en la edición de junio de 1988 de Nature, y que después la propia revista, tras un proceso de investigación, demostró que era falsa. Pellegrino contestó de este modo: Si yo me atengo al criterio de medición de las sustancias, y bueno, es cierto, no puedo medir el grado de eficacia del remedio porque no lo hay. Lo que sí les puedo decir, desde mi experiencia, y la de aquellos que practican la homeopatía, es que ésta no actúa como placebo. Y lo que digo no es cuestión de fe sino de experiencia.
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