Sáb 23.08.2003
futuro

Enemistades

Por Sergio Di Nucci

Los defensores de la homeopatía refrendan sus convicciones en un argumento de mercado: no es posible que millones de personas, y miles de instituciones, estén equivocadas. En la Inglaterra de la tercera vía, por ejemplo, y en el clímax de un sistema de salud nacional en colapso, existen ya cinco hospitales de homeopatía. Las ventas en los remedios homeopáticos doblan a las del lustro precedente, y sus ciudadanos cuentan con entusiastas de la talla de Paul McCartney, Ulrika Jonsson o la propia reina. Los detractores salen al paso: esas cifras no significa nada, tanto valdría para el curanderismo o cualquier secta. Y precisamente porque no es posible explicar científicamente cómo actúan los remedios homeopáticos en las personas (inglesas o del resto del mundo), las explicaciones de sus éxitos pertenecen más al dominio de la psicología o la sociología, que al de las ciencias médicas. Esto, sin embargo, molesta a los homeópatas. Porque cuando se les menciona la palabra sugestión (o psicología, o psicoanálisis) apelan a los supuestos éxitos de la homeopatía en el reino animal, por ejemplo.
Con un corpus teórico literalmente surrealista desde el punto de vista de una historia de las ciencias médicas, los homeópatas, inspirados en los estudios del médico alemán Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1755-1843), aseguran que la efectividad de un remedio es mayor cuando se encuentra más diluido, que un desequilibrio vital precede a toda enfermedad y que hablar de afecciones orgánicas es reduccionismo. Por si fuera poco imponen nuevas taxonomías: la medicina adversa a la homeopatía es llamada ahora “ortodoxa”. A continuación Futuro presenta los tramos centrales del sexto Café Científico del año organizado por el Planetario Galileo Galilei en La Casona del Teatro en el que participaron Juan Carlos Pellegrino (médico homeópata unicista y vicepresidente de la Asociación Médica Homeopática Argentina) y César Lorenzano (médico, profesor titular de Metodología de la Investigación de la Facultad de Medicina de la UBA, y director de la Maestría y Doctorado en Epistemología e Historia de la Ciencia en la Universidad Nacional de Tres de Febrero).
El próximo Café Científico se titula “Matemática: el número de oro” y se realizará el martes 16 de septiembre.

Lo que es y lo que no es
Juan Carlos Pellegrino: Yo voy a hablar de la medicina homeopática unicista y hahnemanniana, de sus alcances y de sus límites. Los homeópatas unicistas manejamos un sistema médico que se caracteriza por la prescripción de un solo medicamento. A veces se confunde la homeopatía con fórmulas milagrosas para adelgazar, o cosas por el estilo. Lamentablemente, para hablar de nuestra actividad debemos empezar por hablar de lo que no es. La homeopatía se origina en el siglo XVIII, a partir de un científico alemán llamado Samuel Hahnemann, quien realiza un corte en relación al modelo médico hegemónico. Hahnemann retoma ideas y conceptos de Hipócrates (460-377 a.C.), fundamentalmente el principio de que “lo semejante cura lo semejante”. Hahnemann remoza este principio hipocrático, comprobando la sustancia a utilizar terapéuticamente en el hombre sano. El concepto galénico, tradicional de la medicina, tenía que ver con el tratamiento de los órganos enfermos. Hahnemann toma el concepto hipocrático del individuo que puede ser estudiado como un todo y no como una parcialidad, según un órgano o un sistema afectado. Una persona, por lo tanto, no está enferma por tener una afección orgánica: porque esa persona está enferma es que puede llegar a tener una afección orgánica, porque ya estaba con una alteración en su equilibrio vital. Las personas se enferman de acuerdo a su propia y única disposición, que las determina a ser afectadas por ciertas circunstancias.
La medicina homeopática tiene un origen empírico basado en el método inductivo y en la individuación: observación, conclusión, y en base a ella, acción terapéutica. Se trata de observar entonces la acción funcional, no la patológica, de las sustancias en las personas. Las sustancias son funcionales porque no llegan nunca a lesionar a la persona: la medicina homeopática actúa con sustancias que están muy atenuadas, muy diluidas, y que apelan a la susceptibilidad en la persona y no a la acción masiva de una sustancia. Por eso el medicamento homeopático unicista puede no hacer nada, pero lo que no puede hacer es daño. Sólo hará efecto la sustancia diluida en la persona que es susceptible a ella.

La película de la vida
Pellegrino (continúa): Para el médico homeó-pata interesa más la película de la vida de la persona que la fotografía de la enfermedad que esa persona padece. Claro, a nadie se le ocurriría tratar una apendicitis aguda con medicina homeopática. La homeopatía actúa dentro de una determinada incumbencia. Sin embargo, la enfermedad, para la homeopatía, no es algo extraño, que viene de afuera y que afecta a la persona en un determinado momento. La enfermedad es una cuestión individual, que cada uno padece a su modo.
Debo aclarar que ninguna institución homeopática de nuestro país forma homeópatas que no sean previamente médicos. Los tres años de formación en homeopatía servirán para comprender otro modo de tratar aquello que ese médico ya sabe identificar gracias a su formación. Y así llego a que no hay un solo modo de tratar una afección. Cada sistema médico tiene su aproximación y es importante que los pacientes lo sepan: existen determinadas afecciones que pueden ser resueltas por otros sistemas médicos, ajenos al modelo médico dominante.

La mirada médica
César Lorenzano: No voy a hablar de lo que no sé pero sí de algunos comentarios que hizo el doctor Pellegrino en algún momento. Quiero diferenciar la práctica médica, sea individual o institucional –que no es el objeto de esta charla– del conocimiento médico, aquello que está vertido en libros, artículos, investigaciones, etc. La medicina surge a partir de una necesidad: entender eso tan tremendo que ocurre en los seres humanos, y que es la pérdida de la salud. Este enigma genera tres tipos de preguntas: 1) ¿qué es la enfermedad?, 2) ¿cómo se enferma?, 3) ¿cómo se cura?
Yo voy a ocuparme de qué es la enfermedad para la medicina. Es una pregunta que se contesta científicamente, a partir de una construcción teórica. Quiero fechar míticamente el inicio de la medicina científica en los escritos de Rudolf Virchow (1821-1902), cuando en 1847 hace constar que la clínica y la anatomía patológica son disciplinas descriptivas. La novedad que introduce es la fisiopatología, que no es la lesión estricta de los órganos sino la alteración en el funcionamiento del organismo que explica los signos y síntomas.
Una teoría de la enfermedad consignará entonces una unión de signos y síntomas con alteraciones en el funcionamiento orgánico. Ahora bien: el doctor Pellegrino mencionó a la apendicitis. Pero en la época de Hahnemann no había apendicitis, lo que había era un dolor abdominal que era mortal. El doctor Pellegrino diría que se trata de una alteración en el sistema vital y no, específicamente, de alteraciones en los órganos... Una teoría de la enfermedad científica, además de curar la apendicitis por cirugía, permite localizar más de una enfermedad con la misma sintomatología. Es el diagnóstico diferencial de las entidades patológicas lo que hace a un buen médico.
Pasemos ahora a la etiología, que es la palabra técnica con la cual se funda otra disciplina, la que trata de dar respuesta a la pregunta de cómo y por qué enfermamos. Es una pregunta muchas veces difícil de responder. Pero tenemos a la fisiología, que investiga fundamentalmente el equilibrio del azúcar, de la glucosa. Y establece un mecanismo que tiene que ver exactamente con el funcionamiento de los órganos: aquello que mantiene el equilibrio y de pronto falla, provoca enfermedad, ya sea por déficit o por exceso. También podemos consignar las causas externas que provocan enfermedades, los microorganismos, por ejemplo. Porque cada microorganismo provoca una enfermedad definida.

Terapéutica
Lorenzano (continúa): En cuanto a la terapéutica, ella es la encargada de reparar los mecanismos alterados que prevé la teoría de la enfermedad. Y es efecto de un desarrollo racional y progresivo. No hay forma de saber si algo es causa de un efecto dado si no hay grupos-testigo. Por eso no hay medicina alternativa sino terapias alternativas. La homeopatía recurre a una teoría de la enfermedad en la que sólo pareciera que hay síntomas. No hay lugar para la investigación profunda de los órganos porque la alteración es global, “vital”, como ellos dicen. Se trata de una concepción de la medicina incompatible con la científica. En palabras de Thomas Kuhn (1922-1996), se trata de teorías que no se concilian aunque pueden coexistir.
¿Puede tener la homeopatía efectos terapéuticos? No lo sé. No hay estadísticas y para mí la casuística es algo que no funciona. ¿Los medicamentos homeopáticos no dañan? Seguramente, por su dilución. Yo comparto mucho de lo que dijo el doctor Pellegrino, pero creo que la homeopatía pertenece a la prehistoria de la medicina. Me parece interesante y muy sugestiva, pero si la tomo seriamente, se inhibe la investigación bioquímica, fisiológica y genética porque éstas no tienen sentido dentro del sistema médico homeopático.

Incompatibilidades
Pellegrino: Yo creo que el método científico que se aplica a las ciencias duras es más difícil de aplicar en el hombre, que es una entidad indisoluble. E insisto con la incumbencia de la homeopatía, por eso puse el ejemplo de una apendicitis. Lo que no debemos olvidar es la subjetividad de la persona. La medicina homeopática no actúa a nivel químico sino en otro nivel; la terminología de la homeopatía es, en determinados momentos, distinta a la del modelo médico hegemónico. La palabra “síntoma” la usamos en otro nivel. Yo creo que deberíamos empezar por una charla en común entre los dos modelos para consensuar conceptos.
Lorenzano: La medicina y la homeopatía son incompatibles. Y agrego que para mí la homeopatía es una teoría médica que quedó en el tiempo. Es algo muy curioso porque es lo que, en la terminología de Lakatos, se llama un “programa de investigación degenerado”, esto es, un programa científico que no produce respuestas nuevas a las preguntas que él mismo plantea. Y la homeopatía no ha avanzado prácticamente nada en cuanto aquello que dice plantear. Por ejemplo, no se ha avanzado nada en eso que es el desequilibrio vital. Yo opino que la homeopatía es una teoría cerrada que no genera preguntas y se presenta con las respuestas dadas. En suma, esuna teoría científica de base metafísica, razonable como lo es la metafísica, y que pudo dar en contextos restringidos, no lo sé, frutos terapéuticos.

Pregunta objetiva

–¿Cuáles son los criterios objetivos con que cuenta la homeopatía?
Pellegrino: No hacemos estadística de seres humanos porque cada ser humano es distinto. En este sentido, hay una dificultad en preguntas como éstas, y es que se nos exige que mostremos estadísticas de curaciones. Es imposible hacer estadísticas de ese tipo. Sí se podrán hacer de los nombres de los padecimientos. Hacemos más bien casuística. Porque cada caso es individual. Cada persona es un ser total, es un sentir y sus sentires, sus pesares, sus pensamientos. Yo sé que hay cosas que no se pueden explicar. Pero al menos debe haber una posibilidad para actuar vía hipótesis de trabajo. La energía vital es una hipótesis de trabajo. La fuerza vital es llamar de un modo a algo que no podemos llamar con precisión. La esperanza está en que si esto se hace y funciona, en algún momento pueda ser explicado.

La homeopatía según Nature

Uno de los puntos que generó mayor controversia de la charla que ofreció el doctor Pellegrino fue el de las supuestas eficacias en los remedios homeopáticos. La homeopatía ha propuesto distintas hipótesis para negar que sus remedios actúan como placebo. Desde hipótesis basadas en la física cuántica, que sugieren interacciones entre sustancia y paciente en niveles no especificados ni demostrables, a la idea de que el agua tiene capacidad para la memoria. Leonardo Moledo, al momento de las preguntas, se refirió a una polémica sobre una pretendida investigación de Jacques Benveniste publicada en la edición de junio de 1988 de Nature, y que después la propia revista, tras un proceso de investigación, demostró que era falsa. Pellegrino contestó de este modo: “Si yo me atengo al criterio de medición de las sustancias, y bueno, es cierto, no puedo medir el grado de eficacia del remedio porque no lo hay. Lo que sí les puedo decir, desde mi experiencia, y la de aquellos que practican la homeopatía, es que ésta no actúa como placebo. Y lo que digo no es cuestión de fe sino de experiencia”.

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