Los leones ven el mundo en blanco y negro, y por eso las rayas de las cebras logran confundirlos. El avestruz –ave tan pesada que no vuela y tan grande que es difícil de ocultar– esconde la cabeza en la tierra (y no por miedo), simula ser un arbusto e impide que sus perseguidores lo devoren. Algunas arañas provocan un dolor tal que, cuando muerden, los afectados se mueven alocadamente. Como la ciudad en la que –alguna vez– sucedió esto se llama Taranto, a la araña se la bautizó tarántula, y al baile de los afectados, tarantela.
Estos tres ejemplos son tan sólo algunos de la colección de rarezas animales, es decir, de minuciosos ajuste al ambiente –que Charles Darwin describió tan bien y le dio nombre– y que conforman este libro dedicado a introducir a los chicos en las bellezas de la evolución. Después de Preguntas que ponen los pelos de punta, en sus tres versiones, Carla Baredes e Ileana Lotersztain vuelven a sorprender con un libro ingenioso y divertido. ¿Por qué se rayó la cebra? nuevamente, y como todos los libros de Iamiqué, incluye tanta y tan buena información que es más que muy probable que muchos padres se enganchen ante la propuesta.

Martín De Ambrosio