El agua, de Ghislain de Marsily
La antimateria, de Gabriel Chardin
El universo, de Alain Blanchard
Colección Mosaicos
Editorial Siglo XXI

En el norte del Sahara, a finales del siglo XIX, los “poceros del Rhir” ponían al más viejo de la tribu a excavar en la arena día y noche, bajo el sol abrasivo y la noche helada y negra. Cuando el excavador anciano daba con el fondo calcáreo, un pequeño agujerito filtraba el agua a gran presión y llenaba el pozo rápidamente. El viejo se ahogaba y entonces sí, algún otro miembro de la tribu bajaba los ochenta metros de profundidad, ocupados ahora por el agua, conteniendo la respiración y con lastre en los pies, para agrandar el agujero.
Las imágenes de este relato pertenecen a la lucha del hombre por el agua, ese manto azul que cubre el planeta Tierra dándole ese color familiar y reconocible desde cualquier esquina del vecindario cósmico. Por este lado arranca El agua, trabajo de Ghislain de Marsily, director del laboratorio de Geología Aplicada de París VI, que aquí realiza un análisis de lo que ha llamado “la máquina hídrica”: el agua como recurso esencial y característico de la vida en la Tierra y su relación con formas de uso y aprovechamiento racionales.
La obra de Ghislain de Marsily es parte de “Mosaicos”, una colección de la editorial Siglo XXI, que intenta, con breves piezas de análisis dedicadas cada una a un tema distinto, como los mosaicos que están cada uno dedicados a un color, formar una imagen del mundo. Es una pena que la reciente traducción al castellano no contribuya mucho y a veces vaya en contra de la claridad en trabajos caracterizados por combinar exposiciones sintéticas alrededor de puntos que no se encuentran del todo corroborados, como ocurre en el caso de La antimateria, de Gabriel Chardin, otra de las piezas que integran esta colección. En tanto El universo, de Alain Blanchard, completa la serie con un recorrido por todo lo que hay. F.M.