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NewScientist
Los rinocerontes se recuperan
Desde hace varias décadas, la situación de los rinocerontes africanos es sumamente delicada, especialmente por culpa de los cazadores que los aniquilan para quitarles sus cuernos. Pero, aparentemente, las cosas están cambiando, al menos en ciertos casos: un flamante informe de la World Conservation Union dice que las poblaciones de rinocerontes negros y blancos se están recuperando progresivamente. Así es: un censo realizado el año pasado reveló que en Africa ambas variedades sumaban cerca de 15 mil ejemplares, es decir, 1500 rinocerontes más que en 1999. “Estamos observando un lento pero firme crecimiento, y eso es muy alentador, aunque la tendencia varía en las distintas regiones del continente”, dice Rob Brett, coordinador de un programa conservacionista africano. Los incrementos más importantes se han registrado en Namibia y Sudáfrica, donde se han implantado leyes muy rigurosas que han mantenido a raya a los cazadores (hay que tener en cuenta que por culpa de la cacería descontrolada los rinocerontes negros cayeron de 100 mil en 1960 a apenas 2400 en 1992). Por otra parte, el trabajo de distintas organizaciones ecologistas parece haber logrado una disminución en la demanda de cuernos de rinocerontes, y no sólo en Africa sino también en países de Oriente, donde se les atribuye un gran valor medicinal. Más allá de la recuperación de los rinocerontes negros y blancos, otras subespecies continúan en alerta rojo. En Camerún, por ejemplo, sólo quedan cinco ejemplares de los llamados rinocerontes negros occidentales. Y en la República Democrática de Congo, el número de rinocerontes blancos del norte no llega a treinta.
Saturno: ¿anillos transitorios?
Son una de las vistas más espectaculares del sistema solar, pero los anillos de Saturno serían un fenómeno transitorio. Al menos, eso es lo que dice el astrónomo norteamericano Jeff Cuzzi, del Ames Research Center de la NASA. Según Cuzzi, el formidable sistema de anillos de este plantea “sólo tiene unos cientos de millones de años de antigüedad”, apenas una fracción de la edad de Saturno. El investigador basa sus cálculos en distintas observaciones que demuestran que los anillos (que miden 275 mil kilómetros de diámetro) tienen una cantidad de polvo mucho menor a la que deberían haber acumulado si se hubiesen formado con el planeta, hace 4800 millones de años. Por otra parte, Cuzzi hace notar que la estructura de los anillos es frágil, inestable y cambiante, un signo que delataría su relativa juventud. Pero también, su fugacidad: según este investigador, los anillos serían “un espectáculo de corta duración”, al menos en términos astronómicos. Pero eso significa que durarán muchos millones de años más, así que habrá tiempo de sobra para seguir disfrutándolos.