NOVEDADES EN CIENCIA
Homínidos: un fósil unificador
Science
El gran árbol de la familia de los homínidos parece simplificarse
un poco: en Tanzania, un grupo de paleoantrópologos acaba de encontrar
un fósil que haría las veces de puente entre lo que,
hasta ahora, parecían ser dos antiguas especies humanas diferentes. El
hallazgo, publicado en la revista Science, sugiere que unos y otros podrían
agruparse dentro de una misma especie.
Este nuevo descubrimiento paleoantropológico tuvo como protagonistas
al doctor Robert Blumenshine y sus colegas de la Universidad Rutgers, Estados
Unidos. Y como escenario, a la Garganta de Olduvai, un famoso lugar
de Tanzania en el que ya se habían encontrado importantes fósiles
de homínidos primitivos. Ahora, Blumenshine y su equipo desenterraron
una pieza ósea a la que bautizaron OH 65: una parte de un cráneo
(una mandíbula superior con todos los dientes y parte de la cara) cuya
antigüedad ha sido datada entre 1,84 y 1,79 millón de años.
Era la época en la que el género Homo comenzaba a perfilarse,
fabricando mejores herramientas y evolucionando hacia cerebros más grandes
y una postura más erguida que anteriores homínidos. Lo curioso
es que OH 65 comparte rasgos con otras dos especies africanas: el Homo rudolfensis
y el Homo habilis. Y según estos paleoantropólogos, no sería
otra cosa que un nexo entre ambas, que termina con esta clásica división,
y las reúne en una misma categoría evolutiva: probablemente
dice Blumenshine estas tres familias de homínidos formaban
parte de una única especie, el Homo habilis.
Pescado contra la demencia
Discover
Que el
pescado es un excelente alimento no es ninguna novedad. Pero sí lo es
un flamante estudio realizado en Francia, que vincula a este saludable y sabroso
plato con un menor riesgo de sufrir demencia, especialmente durante la vejez.
Así es: durante los últimos siete años, el doctor Pascale
Barberger-Gateau (Universidad Victor Segalen de Bordeaux) y sus colegas han
estado monitoreando la salud mental y los hábitos alimentarios de más
de 1600 franceses, que al comienzo de la investigación no presentaban
ningún trastorno. Ahora, luego de analizar los datos y estudiar a todos
los pacientes, Barberger-Gateau y su equipo llegaron a la siguiente conclusión:
la gente que come pescado al menos una vez por semana tendría un 30 por
ciento menos de chances de desarrollar demencia que quienes nunca o casi nunca
lo hacen.
Según estos científicos, es muy probable que los ácidos
grasos no saturados que contiene el pescado ayuden a evitar las inflamaciones
cerebrales, y también favorezcan la regeneración de las neuronas.
Por otra parte, esta investigación reveló que la demencia es menos
frecuente en las personas de mayor nivel educativo, un dato que ya había
surgido en otros estudios: el continuo ejercicio mental reduce los
efectos del envejecimiento cerebral. Sobre este punto, y retomando lo anterior,
Barberger-Gateau dice que podría haber otro elemento a considerar: la
gente más instruida suele comer más pescado no sólo porque
puede comprarlo, sino también porque tiene más en cuenta las recomendaciones
dietarias.
Adiós a una pionera
NewScientist
A 31 años
de su lanzamiento y con casi 12.200 millones de kilómetros recorridos
desde la Tierra, la nave espacial Pioneer 10 dijo finalmente adiós. Más
bien, fueron los científicos de la Nasa los que se despidieron para siempre
de esta navecita (que duró más de lo que se creía) al recibir
por última vez una tenue señal de radio (que tardó 11 horas
y 20 minutos en llegar) el 22 de enero pasado. Desde entonces, los diversos
intentos de llamar a la Pioneer 10 a través de la Red de Espacio Profundo
(Deep Space Network) de la Nasa fracasaron uno tras otro.
Los ingenieros estadounidenses suponen que la fuente de potencia de radioisótopos
de la nave se dañó de tal manera que ya no puede generar la electricidad
suficiente para transmitir una señal que llegue a la Tierra. Después
de varios llamados, los científicos se dieron por vencidos
y no prevén realizar nuevos intentos de contactarse con la pequeña
y adelantada navecita que fue el primer objeto construido por el hombre en abandonar
el Sistema Solar.
Lanzada el 2 de marzo de 1972, la Pioneer 10, como su nombre lo indica, con
verdadero espíritu pionero, fue la primera nave espacial en cruzar el
cinturón de asteroides que separa a la Tierra del resto de los planetas;
en diciembre de 1973, fue la primer sonda en llegar a la órbita de Júpiter
(obteniendo, de paso, las primeras y más cercanas imágenes del
gran planeta gaseoso); luego visitó los anillos de Saturno y, recién
en 1983, cruzó la órbita de Plutón y abandonó el
Sistema Solar.
Otra cosa que asombra es su durabilidad: aunque fue diseñada para sobrevivir
sólo 21 meses, su misión oficialmente concluyó en marzo
de 1997. Desde entonces, la Pioneer 10 fue utilizada para analizar el viento
solar y estudiar la tecnología de comunicación a larga distancia.
Ahora, la misión de fotógrafa de planetas y asteroides asignada
a la nave hasta el momento, dará paso a una más diplomática.
Es que la navecita lleva a cuestas una placa de aluminio dorada (de 15,25 por
22,8 centímetros), diseñada por Carl Sagan (y dibujada por su
esposa), en la que se explica a la civilización inteligente que la encuentre
dónde está la Tierra, cómo luce el ser humano (hay dibujadas
figuras de una mujer y un hombre, con la mano alzada en señal de paz)
y las características de las diversas culturas del planeta. Así,
en los dos millones de años de viaje hacia la estrella Aldebarán
(en la constelación de Tauro) que le deparan, desempeñará
el papel de embajadora (esta vez de la humanidad), seguramente, mucho mejor
que el desempeñado por algunos políticos de estos pagos.
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