FINAL DE JUEGO
› Por Leonardo Moledo
–Nadie encontró
ni los sutiles errores ni las incoherencias, también sutiles, del sábado
pasado –dijo Kuhn.
–Tal vez los lectores nos creen infalibles –dijo Kuhn–, incapaces
de un error o incoherencia.
–Estamos a merced de lo circunstancial –dijo Kuhn–, nada nos
empuja como el viento de la novela, nada nos arrastra a la acción.
Kuhn estaba alarmado. El Comisario Inspector se había encerrado en un
silencio sombrío.
–¿Nos estaremos extinguiendo? –se preguntó Kuhn–
Estaremos por desaparecer, por hundirnos en la nada de la filosofía,
en la inexistencia total, ¿pero es que acaso existimos? Casi todas las
especies se extinguieron... ¿por qué no nos podría pasar
a nosotros? Casi todas las especies dejaron tras de sí fósiles
en el mejor de los casos, y en el peor, nada. ¿Dejaremos nosotros fósiles,
sin haber resuelto el dilema de la fosilización artificial? La vida es
una sombra ambulante, un pobre actor que recita su papel sobre el escenario,
y luego es olvidado. Es un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y de
furia, y que no significa nada. La vida es un frenesí, una ilusión,
una sombra una ficción, una construcción del tiempo, un sueño
sin sentido; un absurdo en el que la razón lucha sin éxito contra
torrentes de locura, que finalmente la vencen.
El Comisario Inspector seguía callado, sumido en una hosquedad sin fin,
y así llegó el final de esta columna.
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Qué está pasando? ¿Y por qué el Comisario Inspector se sumergió en el silencio?
Correo de lectores
Caida
libre
De la Academia: Demostrar. “Mostrar, hacer ver que una verdad
particular está comprendida en otra universal, de la que se tiene entera
certeza.”
Demostración. En su 5ª acepción, es “comprobación,
por hechos ciertos o experimentos repetidos, de un principio o de una teoría”.
El conocimiento científico depende de la confiabilidad de sus principios,
que no son inmutables, evolucionan con el tiempo. La verificación de
una teoría no significa su certeza concluyente y definitiva, siendo su
aceptación un acto de fe.
Aristóteles introdujo el empirismo como base del conocimiento, en contraposición
del idealismo platónico. No fue un experimentador sistemático
como posteriormente Galileo, sino un agudo observador de la naturaleza. Su descripción
de la caída libre, se basa en su apreciación de la realidad y
de su intuición.
Aristóteles, no tenía idea de la constitución atómica
y molecular de la materia, y menos del movimiento browniano, pero la consecuencia
de su teoría, de la que se infiere que fraccionando un objeto en infinitos
puntos, cada uno de ellos tardaría un tiempo infinito en caer, es valedera.
No es necesario llegar al infinito para verificar el fenómeno. El agua
y el hielo caen como cualquier otro cuerpo pero, como comprobamos cotidianamente,
las pequeñas gotas de agua y de hielo de las nubes, cuyos tamaños
oscilan entre unos pocos micrones y cien micrones, permanecen en suspensión
y sin caer, hasta aglutinarse en tamaños mayores.
Roberto Fedorovsky
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