FINAL DE JUEGO
Donde el Comisario Inspector y Kuhn reflexionan sobre Hiroshima y la responsabilidad científica
› Por Leonardo Moledo
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Hoy es seis de agosto, y hay un solo tema del que se puede hablar: Hiroshima.
–Así es –dijo Kuhn–. Uno de los puntos sobresalientes del siglo.
–Sigue y seguirá habiendo una polémica al respecto, y no veo que se digan nuevas cosas –dijo el Comisario Inspector–. Siempre se habla de la responsabilidad de los científicos, pero rara vez se dice que hacer la bomba era una necesidad imperiosa, cuando el Proyecto Manhattan se inició. Se corría el peligro de que los alemanes la tuvieran, y una bomba atómica en manos de Hitler no era poca cosa.
–También se suele hablar poco del general Groves, el imbécil que dirigió el proyecto, un antisemita y anticomunista rabioso –dijo Kuhn– y los problemas que les creó a muchos de los científicos, que eran judíos, como por ejemplo Szilard.
–Sin embargo, hay una responsabilidad directa de los científicos como Oppenheimer y Fermi, que firmaron el acuerdo para que la bomba se tirara sobre Hiroshima, mientras que Szilard hacía circular un petitorio para que la bomba no se tirara.
–En fin –dijo el Comisario Inspector– seguiremos discutiendo y discutiendo, porque quizás en este tipo de cosas se juega no el resultado de la razón, sino el de las naturaleza humana.
–En su carta, Claudio Sánchez propone un enigma, que podemos trasladar a nuestros lectores –dijo Kuhn.
–Me parece bien –dijo el Comisario Inspector.
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Qué piensan de la responsabilidad de los científicos en Hiroshima? ¿Y del caracol de Claudio Sánchez?
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