FINAL DE JUEGO › FINAL DEL JUEGO
› Por Leonardo Moledo
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. La verdad es que me pregunto por qué la gente tiene tanto miedo a la clonación, por qué cree que la clonación es un peligro. La verdad es que yo me clonaría sin problemas. Pero la gente, como diría Blumberg, tiene miedo de la clonación, o de que se usen células madre, o de que las saquen de un licuado de bebés...
–De embriones –corrigió Kuhn.
–De embriones, sí –dijo el Comisario Inspector–. Hay una veneración por esas cuatro células que no se entiende..., al fin y al cabo, no se guarda la piel que se desprende en una herida, ni creo que si a alguien le extirpan la vesícula, la conserve en un frasco y le rinda pleitesía.
–Salvo que se trate de la Real Vesícula de Su Majestad –dijo el embajador de Inglaterra–, que merecería los mismos honores que el resto del cuerpo.
–Lo dudo –dijo el Comisario Inspector–, por lo menos si tenemos en cuenta el prestigio de la casa real inglesa. En 1838, Antonio López de Santa Ana, el presidente mexicano que perdió Texas, fue herido en una pierna que le tuvieron que amputar, y él hizo enterrar con todos los honores. Si Santa Ana se opusiera a la obtención de células madre, lo entendería, ya que era fiel a sus principios, por más que fuera un payaso, pero que uno vaya a hacerse un análisis de sangre, y que manipulen despectivamente sus preciosas células para calcular la eritrosedimentación, y que usar células embrionarias parezca un sacrilegio....
–Bueno –dijo Kuhn–, admitamos que una célula embrionaria tiene “algo” que una célula normal no tiene.
–¿Por qué vamos a admitirlo? –dijo el Comisario Inspector–. Veamos. Supongamos que el preembrión está “enfermo”, y que mediante una operación le sacan una célula y se “cura”..., ¿no se celebraría como un triunfo de la medicina? Y si después se usa esa célula embrionaria, ¿a alguien le importaría?
–Claro que no –dijo Kuhn–, del mismo modo que a nadie le importaría que se usara para investigación un riñón descartado.
–A menos que se trate de uno de los Reales Riñones de Su Majestad Británica –dijo el embajador de Inglaterra.
–Pero nadie admitiría que a alguien se le saque un riñón para investigar.
–Pero las células madre se obtienen a partir de embriones descartados –dijo el Comisario Inspector–. Por supuesto que no se puede admitir que a alguien se le saque un embrión para experimentar. Por eso, lo que yo digo es que la polémica sobre las células madre no tiene ningún sentido, y se parece a la que hubo sobre el uso de cadáveres para el estudio anatómico, pero aquí tenemos un pequeño enigma que envió Claudio Sánchez. Todos conocemos el tetrabrick: ahora bien, “brick”, en inglés, significa “ladrillo”, y efectivamente los envases tetrabrick tienen forma de ladrillo, ¿pero por qué “tetra”, que significa “cuatro”?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Están de acuerdo con la postura extrema del Comisario Inspector sobre las células madre? ¿Y por qué el tetrabrick se llama tetrabrick?
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