–Hubo un montón de cartas –dijo el Comisario Inspector–. Casi todo el mundo resolvió el problema de Arquímedes, y muchos se pronunciaron sobre Alberto Otamendi, el artista policial. Pero nadie, nadie, verdaderamente, contestó la pregunta sobre a quién aludía la exclamación ¡Lew, Lew!, que Armando Scalise y Stella Accorinti relacionaron, erróneamente, con Lew Archer, el famoso detective de Ross Macdonald.
–En cuanto a quién le tomaba examen a Arquímedes, algunos lectores opinaron que fue Diofanto, para lo cual recurrieron a los taquiones y las paradojas temporales, ya que Diofanto es muy posterior a Arquímedes –dijo Kuhn–.
–E incluso aparece en la nota que está justo arriba nuestro sobre el Ultimo Tango de Fermat –dijo el Comisario Inspector–. La verdad es que me gustaría ver la obra.
–Tal vez la den aquí –dijo Kuhn–. Les recuerdo a nuestros lectores que este verano se repone Copenhague.
–Pensaba plantear un problema sobre dos dulces palomitas –dijo el Comisario Inspector–, ya que las palomas son una verdadera debilidad de la policía. Pero ya que tenemos poco espacio, y gustó el problema de Arquímedes, planteemos uno casi idéntico que tuvo Diofanto: también tuvo que resolver un ejercicio en exactamente 15 minutos, y tenía dos relojes de arena de 7 y 11 minutos. La verdad es que no lo resolví, pero debe ser muy fácil.
–Bueno, es realmente muy pero muy parecido –dijo Kuhn–. Casi no se podría considerar un enigma nuevo. Me gustaría saber si hay alguna regla general de combinación de relojes y obtención de períodos de tiempo.
–No lo sé –dijo el Comisario Inspector–. Pero me gustaría saberlo.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cómo hizo Diofanto? ¿Hizo lo mismo que Arquímedes? ¿Habrá alguna regla general?

Correo de lectores

Solucion del problema
Creo que ésta es la respuesta a vuestro problema. Invertimos ambos relojes. Cuando se vacía el de 4 minutos, volvemos a invertirlo. Cuando se vacía el de 7 minutos, lo invertimos. Al vaciarse nuevamente el de 4 minutos (ya han pasado 8 minutos), invertimos el reloj de 7 minutos (en cuyo fondo se ha derramado arena durante 1 minuto). Cuando éste se vacía, han transcurrido los 9 minutos del examen. Todo esto suponiendo que la velocidad de caída de la arena no depende de la carga de arena en el cono.
Un saludo
Horacio Daniel Osio

Alberto Otamendi
Hola gente de Futuro. Les escribo para tratar de responder las preguntas que plantearon hoy .(sigue solución)...
Respecto a “Lew, Lew” y los taquiones no puedo decir nada. Queda sólo la cuestión de Alberto Otamendi, y mi opinión es que se puede ser artista y monstruo a la vez, no son formas de ser que se excluyan, de cualquier modo, como diseñador es bastante bueno y se merece tantas felicitaciones como el resto de los que trabajan en el suplemento.
Lucas Fiszman

Taquiones y Alberto Otamendi
Si los taquiones existieran, viajarían a velocidad mayor que la de la luz. Los hipotéticos taquiones podrían ser utilizados para viajar en el tiempo, con la consecuente generación de paradojas (...) el asunto del problemaantiproblema al cual está sometido Arquímedes sólo puede ser presentada a la luz de los taquiones: quien le toma el examen a Arquímedes es Diofanto, el único modo de que esto suceda es si admitimos que existen los taquiones. Porque, además de Diofanto de Alejandría, como sabemos, en la época de Arquímedes tampoco existían los relojes de arena. Diofanto y los relojes de arena son, ambos, del siglo III d.C. Arquímedes, del siglo III a.C.
¿Alberto Otamendi? Depende. Dado que es el diseñador de Futuro, uno/a no sabe si puede decir exactamente lo que piensa... Un artista, un artista. Obvio.
Kuhn llama al comisario inspector con el nombre del personaje de Kenneth Millar (Ross Macdonald), Lew Archer, el detective, por el tipo de razonamiento que exhibe.
Armando Scalise-Stella Accorinti

Escribieron también Cecilia Márquez, Ariel Arbiser, Antonio Agustín Alvarez, Fabio Bernasconi, Mauro Schilman, Damián Sánchez, Luis G. López, Marcelo Marsilla, Daniel Schor, Aníbal Feder, José Luis Carreira, Marcos Asrilevich y Rubén Altschuler, Puli Anzil y Carlos E. Scirica entre muchos otros.