Sáb 29.03.2003
futuro

FINAL DE JUEGO

Donde de otoños furiosos y desiertos innominados se pasa rápidamente a un enigma con melones

› Por Leonardo Moledo

–¿Qué es esa carta en letra tan pequeña? –preguntó el Comisario Inspector–. Casi no se puede leer.
–Nada, nada –dijo Kuhn, restándole importancia, pero la verdad es que se relamía “mientras un otoño furioso se descargaba implacable y la tensa región de CU aunque parecía vacía, salvo por el temeroso asfalto, estaba siendo cruzada por innúmeros congéneres”.
–Querría verla –dijo el Comisario Inspector, pero Kuhn se la guardó en un bolsillo “mientras la pequeña mole, simétrica y simple, como un paralelepípedo integral, obstruía la visión de aquello más grande y simple”.
–Los lectores resolvieron bien el enigma –dijo el Comisario Inspector–. Alberto Díaz Artutzky Barros nació en 1896 o 1897, aunque muy pocos advirtieron que podría haber nacido también en 1796, en 1696, aunque no en 1596.
Y se detuvo a recoger un pequeño objeto “mientras desde lugares cercanos, admirables pájaros se desplazaban continuamente, indicando a alguien (¿pero es que siempre hay alguien?) que aun en el desierto todo sigue (¿pero acaso estaban en el desierto?)”.
–El enigma, el enigma de hoy –reclamó Kuhn, que temía que el Comisario Inspector volviera a preguntar por la carta en letra pequeña.
–Bueno –dijo el Comisario Inspector–: hay cinco melones, que son pesados de a dos en las diez combinaciones posibles. Los resultados de pesarlos son 16, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 26, y 27 kilos. ¿Cuánto pesa cada melón individualmente, teniendo en cuenta que los pesos son números enteros?
–¿A quién se le ocurre pesar melones de a dos, si es más simple agarrar cada melón y pesarlo directamente? –dijo Kuhn–. Pero, en fin, así son los enigmas.

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuánto pesa cada melón? ¿Y tiene sentido pesarlos de a dos?

Correo de lectores

Solucion del enigma

De la única manera que una persona nacida un domingo cumpla siete años también un día domingo, es que en ese período de siete años no haya habido ningún año bisiesto. Un año tiene 365 días al dividir por siete el resto es 1, por eso año a año el día del cumpleaños va avanzando un día en la semana, salvo en los años bisiestos donde avanza dos. El último período de siete años sin año bisiesto fue entre los años 1897 y 1903 (el 1900 no fue bisiesto ya que una de las modificaciones introducidas por el calendario gregoriano fue precisamente la de que el último año de cada siglo es bisiesto únicamente si sus dos primeros dígitos son múltiplos de 4) con lo cual Don Artutzky Barros debe haber nacido entre el 01/03/1896 y el 28/02/1897 y en 1996 soplaba 100 velitas o 99 (en el caso de que hubiese nacido en enero o febrero del 1897). Estas mismas consideraciones alcanzan a los períodos de 7 años 1797/1803 y 1697/1703 pero no conozco nadie tan longevo como para seguir festejando su happy birthday luego de dos siglos... Aunque pensándolo bien, ¿qué no lo conozcamos significa que no exista?
Un abrazo
Bruno Laurito

Calendario
Estimados señores:
En el 45 a.C. los romanos adoptaron, a instancias de Julio César (con el auxilio del astrónomo egipcio Sosígenes), el calendario egipcio modificado de 365 1/4 días, donde para tener en cuenta aquel cuarto de día adicional, se estableció que un año de cada cuatro tuviera 366 días (año bisiesto o juliano). En el Concilio de Nicea, la Iglesia adoptó dicho calendario. Sin embargo, el problema reside en que la duración del año es de 365,24220 días y no 365,25 exactos, con lo que el calendario juliano se adelanta un día cada 128 años (o aproximadamente 4 días cada 400 años). Dicha anomalíafue resuelta con la reforma gregoriana, donde se decide que cada 400 años, tres de ellos no sean bisiestos (aquellos que terminan en 00 y no son divisibles por 400).
Toda esta divagación teórica (muy a pesar del lector que las reprocha) tiene por motivo explicar que el año 2000 fue bisiesto mientras que el 1900 no lo fue. Por lo tanto, Alberto Díaz nació un domingo de 1896, cumplió 7 años un domingo de 1903 y en 1996 tenía 100 años. Saludos,
Mario Capra

Susurro
Estimado Kuhn:
(Le hablo en voz baja porque no quiero que él escuche): Creo que el Comisario Inspector no está bien. Lamento haber afectado su débil ánimo con mi amargo reproche. Es cierto que lo de Irak nos tiene a todos conmovidos. Pero el “Comi” no sólo ha caído de nuevo en sus divagaciones teóricas –como todo buen policía que se precie de tal. Esa es, al fin y al cabo, la función de la Policía–: ahora inventa personajes y situaciones inverosímiles. No sabía que, además, era maníaco-depresivo, con escasa tolerancia a la crítica. En fin, tengo, estimado Kuhn, un amigo psiquiatra que puede ayudarlo. Cualquier cosa, chífleme.
Darío A. Alonso

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