–Por lo que puedo ver –dijo el Comisario Inspector–, la aproximación de Marte nos reduce al mínimo. Hoy no puede haber ni cartas ni divagues sobre el universo, ni sobre el infinito; no tenemos espacio para discutir sobre la base empírica del infinito, ni para comentar un cuento que pensaba relatar, ni para dedicar unas líneas –¡unas pocas líneas siquiera!– a la memoria de un amigo perdido (a quien le mandamos saludos), ni...
–No, no –urgió Kuhn–, o nuestro diagramador demente nos descuartiza, especialmente hoy, que tiene que diagramar todo el diario.
–Bien –dijo el Comisario Inspector–. Yo no digo nada. Pero después, que no se diga que en este país y en este diario hay libertad de palabra, porque apenas alguien... cualquiera sea, intenta expresar una opinión, cualquiera sea, caen sobre él las iras del imperialismo y el capitalismo salvaje, encarnados en un diagramador loco que se cree propietario del espacio, sea éste real o virtual, esté en papel o en la pantalla, y que encima se niega a realizar las ilustraciones pertinentes a la tapa, amparado en los preceptos más simples de la concepción neoliberal, que aunque en retroceso, por lo menos desde el punto de vista ideológico, cuando...
Kuhn, haciendo gestos frenéticos, trataba de parar el chorro –¡el enigma!, decía–, mientras los cintillos revoloteaban a su alrededor, como cuervos que se aprestaran a devorar un cadáver: –¡el enigma!
–Bien –dijo el Comisario Inspector–. El enigma del té. Un hombre vuelve del Oriente fabuloso a su casa de Villa Luro y trae consigo el arte de la mezcla del té, que quiere difundir por su barrio, Liniers y Ramos Mejía. Tiene dos cajas cúbicas pero de tamaños diferentes; la más grande contiene té negro y la otra, té verde. La mezcla alcanza para llenar veintidós cofres cúbicos iguales. Todas las dimensiones interiores de los cofres pueden ser expresadas con el decimal exacto. ¿Cuál es la proporción de la mezcla?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuál es la proporción? ¿Y cómo hizo el Comisario Inspector para no divagar? ¿Y cómo se llama el diagramador demente?

Correo de lectores

Solucion al enigma de la batalla
Fueron 641 los supervivientes de la batalla (o cualquier múltiplo menor a 4000). Dividir 1 por 0,00156, el resto de 56,756% menos 56,6%. Si, por optimismo, hubo 3846 supervivientes, 2177 no fuman y 2183 no beben. Con precisión: 2176,836 no fumadores y 2182,9896 abstemios. ¿Error de redondeo o censo del actuario de una compañía de seguros que aplicó el baremo de accidentes de trabajo a los mutilados?
Alejandro Campbell
P.D. Cuando la policía coma pizza cuadrada, podremos debatir el progreso.