Mientras se evalúan las próximas acciones a seguir, el Opportunity avanzará a lo largo del borde del cráter Endurance (130 metros de diámetro y una profundidad máxima de 20 metros) para observar su interior desde varios ángulos. Poco a poco, se van identificando objetivos interesantes para explorar y analizar, pero los controladores también quieren saber lo difícil que puede resultar el descenso hacia el interior del cráter y, sobre todo, volver a salir. Si los objetivos científicos son lo bastante atractivos, el Endurance podría ser el lugar en el que el robot termine sus días, en caso de que no le sea posible abandonarlo. El Opportunity puede bajar sin dificultades, pero si el suelo es resbaladizo, sus ruedas tal vez no puedan sacarlo de allí. Según el director de la misión, Steve Squyres, el cráter contiene rocas que son de un enorme interés científico. “Investigar su profundidad es como mirar el pasado. Es un cráter espectacular, con muchos ‘metros de historia’ de Marte”, afirmó.

Después de una pequeña siesta en su jornada 121 sobre el planeta rojo, el Spirit llevó a cabo varias mediciones atmosféricas en su viaje a las Colinas Columbia (ver foto). El robot ya lleva recorridos desde que llegó a Marte el 5 de enero, 1669 metros de distancia.

Un equipo de la Universidad de Bayreuth, Alemania, acaba de publicar en la revista Nature que pese a que la Tierra y Marte se formaron con los mismos materiales, el típico color rojo marciano puede deberse a que nunca alcanzó la temperatura necesaria para fundir el óxido de hierro, el cual quedó en su superficie.