El documental cruza con fashion film de la firma brasilera Japonique muestra a tres generaciones de mujeres de una familia japonesa radicada en Brasil reunidas en un taller de costura: la madre es costurera y quien enseñó a su hija Jana los secretos de realización del kimono cuando tenía once años. En ese proceso fue fundamental el aporte hafu” que remixan los imaginarios de Japón y de Brasil llevan la etiqueta Japonique y resultaron ganadores del concurso Brazilians to be, organizado por TexBrasil y celebrado en San Pablo a mediados de octubre en un apartado de la pasarela en la traducción del japonés al portugués realizado por la abuela de un libro sobre el arte de los kimonos. Años más tarde y cuando la nieta hizo de la realización de los kimonos los pilares de su firma de moda, la abuela posa para el corto que las reúne ornamentada con una máscara de Godzilla. Los kimonos “ “Casa de Criadores”.

Acerca de las premisas de sus diseños, exhibidos para la ocasión en un hangar del aeropuerto Campo de Marte y junto a otros cuatro proyectos referidos al slow fashion, la ropa interior masculina, ropajes agender -sin género- con rescate de técnicas artesanales, sentencian la diseñadora Jana Tahira y su socia Agustina Comas (una diseñadora uruguaya radicada en Brasil hace una década): “Analizamos los contrapuntos, por un lado la alegría, la exuberancia y el caos de Brasil con la sutileza, la organización y la tecnología de Japón. Por otro la invitación a disfrutar de la naturaleza y la creatividad. A partir de toda esta mezcla sale esta manera “hafu” de ser brasilero que se traduce al estilo de las prendas en varios aspectos. Desde la elección de los tejidos a la mezcla de los mismos buscando combinaciones inusitadas y originales, intentando rescatar técnicas artesanales regionales y pasando por la mezcla del modelaje del kimono con prendas occidentales y en el styling con el uso de capas que hablan de la superposición. Consideramos que la versatilidad de las prendas proporcionan a las personas estilos originales a partir de una nueva visión de lo que ya existe”.

–¿Cómo explican el modelaje occidental que presumen vuestros kimonos?

–El kimono tradicional es cortado en paneles de tejido que ya son proyectados con un ancho determinado para la producción de la prenda. Por lo tanto no hay desperdicio de tejido en el corte. La espalda y el frente son un solo panel, no tiene costura en el hombro. Resultan piezas de tamaño único (one size fits all) y que al vestirse generan volumen alrededor del cuerpo. Pero el modelaje occidental es más recortado y detallado, busca modelar las líneas del cuerpo. Esta esencia de la construcción del kimono tradicional la mezclamos con tipologías de prendas occidentales como vestidos y chaquetas. Pero son los materiales -el jean, el tejido circular, el algodón plano- los que definen nuestras líneas. Dentro de cada línea hacemos piezas para uso casual a las que llamamos sutorito/streetwear, kimonos para dentro de casa apodados homu/homewear y los mixtos: sutorito + homu. En la línea de kimonos de jean trabajamos con índigos nacionales mezclados con algodones importados estampados con diseños japoneses. También en esta línea trabajamos el teñido artesanal con Tati Polo, una artista especialista en la técnica Shibori. Para la línea de tejido circular también usamos tejidos brasileros y solemos recomendarlas para el uso durante el embarazo y la lactancia. En la línea de algodón plano usamos algodones brasileros y también importados estampados con diseños japoneses tradicionales y contemporáneos. La mezcla de estampas es una característica muy fuerte, usamos sedas y viscosas estampadas.

El nexo entre las diseñadoras fue una señora que asiste en la limpieza en sus hogares llamada Gessi, quien al percibir la coincidencia en su pasión por el diseño con periodicidad le hablaba a una de la otra y también una amiga en común de Curitiba. Jana se formó en diseño industrial en la Universidad Católica de Paraná en Curitiba y también en Comunicación Social por la Universidad Federal de Paraná, luego se mudó a San Pablo y comenzó a trabajar en dirección de arte para Vogue Brasil, la Revista Trip y el diario Folha de São Paulo. Continuó su carrera en el estudio Cassio Leitão para luego abrir su propio estudio de diseño llamado Estudia. Además de Japonique, que se comercializa en la tienda homónima de villa Madalena dedicada a souvenirs japoneses, es la realizadora de una publicación infantil independiente llamada Yoyo. El currículum de moda de Agustina indica que estudió diseño industrial con orientación en Textil y Moda por la Escuela Universitaria Centro de Diseño de Montevideo, que circa 2004 se mudó a San Pablo y durante cuatro años trabajó con el diseñador Jum Nakao, y lo asistió en el célebre desfile A Costura do Invisível donde las modelos se rasgaron las ropas de papel en la pasarela del SPFW, acto seguido trabajó como diseñadora en Daslu Homem y también comenzó a idear una línea que devino en otro de sus proyectos, la marca de upcycling “Comas”, con la recuperación y el rescate de camisas masculinas que quedan fuera de la cadena de comercialización. También da clases de Sustentabilidad en el Instituto Europeo di Design en San Pablo. De ahí que Agustina agrega sobre otro de los conceptos presentes en Japonique que se vincula con el reciclaje. “Estudiamos y aplicamos las reglas del Motainai, una expresión vinculada al no desperdicio y que se aplica tanto a los materiales, las emociones como lo espiritual”.

Sobre el reciente galardón, coinciden las diseñadoras: “Nos fortalece y recompensa como equipo. A nosotras como dúo y a toda la red de profesionales que trabaja con nosotras y que trabajó puntualmente para el video y catálogo que presentamos al concurso. Exportar nuestro producto era una plan muy presente en nuestra agenda para los próximos meses, de ahí que haber ganado y entrado al programa TexBrasil nos reconforta mucho ya que vamos a recibir todo el apoyo y ayuda que precisamos para expandir nuestra marca”.