Generación calle
Historias de ternura y peligro
Inés María Correa
Marea

Traidoras
Crónicas de vida sobre mujeres privadas de la libertad
Juliana Arens
La caracola

Inés María Correa fue, desde los 13 años, laica en la villa 31, al lado del padre Carlos Mugica. A esa perspectiva de católica comprometida le sumó, con los años, sus estudios de Trabajo Social y su vocación periodística. Correa escribió Generación calle, un libro armado sobre la base de entrevistas a jóvenes en situación de calle o en institutos de menores o en clínicas psiquiátricas. Imposibilitada de seguir trabajando con menores por razones de salud, la autora quiere dejar testimonio de las voces y de las historias que conoció. Chicxs que van de caño, que duermen entre cartones, buscan cosas en carritos o comen de la basura mientras siguen creyendo en Papá Noel. Chicxs que, un día, dejan de frecuentar los lugares de siempre –el tren donde vendían estampitas, por ejemplo– y uno se pregunta qué habrá sido de ellxs, y trata de no pensar lo peor, pero es difícil.

Historias, preguntas, pocas respuestas, mucha angustia. Chicxs que se cortan y familias, cuando las hay, que no saben qué hacer. No hay futuro, no hay salida, lo que hay es una memoria contada por sus protagonistas y una sensación de asfixia, apenas aliviada por alguna visita, alguien que los escuche o algún esporádico momento feliz.

Juliana Arens es periodista y dictó talleres de su oficio durante años en diferentes cárceles de la provincia de Buenos Aires. Traidoras fue la tesis final de la carrera de Comunicación Social en la Universidad de La Plata, pero también el balance de una experiencia a través de la cual la autora pudo repensar por qué y para qué es feminista, en qué consisten las desigualdades de género en términos concretos, ante problemas concretos y extremos. Las historias de Ana, Marina, Valeria, Mirta, Yamila y Lourdes son útiles para pensar en la asociación machismo/ejercicio de poder. Véase, por ejemplo: “Mirta habla del director haciendo pelear a las mujeres por diversión, como si fuesen gallos”. O “Antes de empezar conmigo, él le pegaba mucho a mi mamá; por eso a veces me pongo a pensar que si mi padre no le hubiera dado las palizas que le daba, ella seguiría viva y yo no estaría acá”( Lourdes). “Aunque los cuerpos sean uniformes en cuanto a la genitalidad, las estructuras jerárquicas son las del patriarcado: los chongos, identidad que asume Yamila, ocupan el rol del varón y eso les otorga el rol de la masculinidad. Pero las categorías y definiciones estancas sólo existen en los libros. Un día Yamila, madre de dos hijos que la esperan en la calle, decidió volver a ser madre”. O “Los hombres le llaman traidoras a sus mujeres –sus labios dibujan una sonrisa– porque dicen que la mujer es traidora: hoy está con uno y mañana lo abandona” (Valeria).

Las conclusiones de Arens describen, a la vez, un panorama abrumador y una certeza conmovedora: no es nada sencillo doblegar a una mujer. “Sobre la mujer privada de la libertad recae una doble condena: por un lado, se la acusa penalmente por el delito del cual se la presume culpable; por el otro, se la condena moralmente por haber sido ‘una mala mujer’, por desoír los roles que le competen según los mitos del patriarcado y disputar los recursos de poder del espacio público. Estas historias muestran las estrategias punitivas que despliega el Servicio Penitenciario, que plantean la resocialización –ese concepto obsoleto que se sigue reinventando– en términos de feminización. También relatan las resistencias. En los distintos capítulos emerge la fuerza creadora de estas mujeres, que se reconocen protagonistas de sus vidas y se reconstruyen todos los días. Que desarrollan distintas estrategias de supervivencia y ensayan modos colectivos e individuales de protegerse y empoderarse”.