Las salas del museo del FIT (Fashion Institute of Technology) situado en Nueva York, reúnen una nueva muestra sin los estruendos mediáticos que unos días antes emitiera la del Museo Metropolitano: “Uniform” se exhibe hasta noviembre de 2016 e indaga en la influencia de los uniformes de trabajo en la moda. Exhibe uniformes de Princeton en pura lana para los universitarios circa 1944, trajes de azafata y también atuendos de fútbol. Los lazos rematados con moños rojos y negros dispuestos en los cuellos de uniformes de marineros vintage se extienden a las influencias de semejantes morfologías y las camisetas con rayas en las colecciones de Jean Paul Gaultier, y un pantalón holgado con cintura alta circa 1992. Además contempla la irreverencia de la colección invierno 2015 de Chanel celebrada en un bistró que recreaba trajes de camareras de alta costura (y llegó a idear una carterita Chanel con apariencia de bandolera para las meseras) que fuera denominada “Brasserie Gabrielle”. Fusionando estética de trajes con pompa doméstica y del uniforme de navegantes, emerge un modelo de la firma japonesa Sacai, una popular tienda creada por el diseñador Chitose Abe que procede del verano 2015 y se suma a la secuencia de las rayas azulinas y blancas.

Los uniformes militares son un recurso de inspiración constante para la moda, tal vez porque muchos de los textiles más innovadores surgieron en el contexto de la militaria del siglo diecinueve, de ahí que los uniformes militares resumen uno de los ejes de la muestra. Un modelo de falda plisada con chaqueta sin mangas en verde oliva de Commes des garcons, circa1988, asoma junto a traje al tono que corresponde a un uniforme de la Primera Guerra Mundial. La historiadora de moda Jennifer Craik, quien ofició de curadora de la muestra, sentenció: “Los botones metálicos, el camouflage y las rayas fueron elementos que los diseñadores toman prestados para urdir sus colecciones de moda. Los uniformes aluden a los oficios y a la ropa de uso diario, que aparentemente no establece jerarquías. La muestra señala la omnipresencia de los uniformes y su influencia en la moda contemporánea, aunque se afirma que la moda desde su naturaleza propone cambios, creatividad y desafiar las convenciones, sin embargo Claire Mc Cardell, Rei Kawakubo, Jean Paul Gaultier y Sacai trasladaron los uniformes a sus colecciones”. Las salas del museo contiguo a la academia de moda hace lugar a los atuendos paródicos de las camareras del fast food recreados por Moschino para las pasarelas en 2014 (una falda lápiz, un buzo entallado en los tonos del logo de la cadena de hamburguesa plus zapatos con tacos rojo y amarillo) ilustra modismos de oficios de la cultura popular, junto a un traje de empleado del acervo McDonalds (pantalón a rayas, chaqueta y visera) urdidos en ciento por ciento poliéster en 1970 por el diseñador Stan Herman, célebre por sus uniformes para el correo, las aerolíneas y también por ser el creador de un programa dedicado a la venta de sus diseños industriales desde la televisión.

Una de las piezas más rara avis de la expo es el conjunto inspirado en el uniforme de colegialas que en 1967 ideó el diseñador austríaco Rudi Gernreich, creador del traje de baño más parecido al topless, para que sus amigas pudieran tomar sol como si estuvieran desnudas.