Vie 24.06.2016
las12

MONDO FISHION

La prenda calma

La diseñadora Florencia Fiocca, graduada en indumentaria por la UBA, es la creadora de FFOCCO, una firma con premisas de formas orgánicas que participó de la camada que acompañó a los comienzos de BAFWEEK y abrió uno de los primeros locales del circuito de Palermo Botánico, donde también hizo trajes a medida. Pero en 2016, luego de varios años de aprendizaje y de docencia del yoga con Clara López Gordillo, propone una aproximación a la moda que resume sus actuales intereses. Por un lado, una firma de ropa para la práctica de deportes no competitivos y, por otro, un taller de diseño introspectivo; entre uno y otro, clases semanales en el espacio Caliú de Colegiales.

¿Cuáles son los ejes de la colección de invierno en tu línea para Yoga?

–Si bien no concibo la línea de ropa para yoga según las temporadas, en mi segunda colección sumé leggings con puños que sujetan el empeine y dejan libre el tobillo y los dedos para lograr un buen apoyo y no provocar lesiones en la práctica. También dejo las sisas libres y sin costuras para que al subirlos se perciba la amplitud de movimientos. Considero que cada prenda tenga holgura. Recurrí a materiales muy buenos con textiles de mi sponsor, la firma Chantilly, que proponen mezclas de algodón y lana o algodón y lino que brindan confort. Entre las tipologías sumé el saquito de entrenamiento de danza, un artículo que siempre me gustó; cuando hace algunos años me contactaron para hacer una línea de ropa para el ballet de Julio Bocca surgió la idea y ahora me di el gusto de hacerlos.

Desde la labor de diseñadora ¿ya te habías aproximado a desarrollos para el deporte y la danza?

–En mis comienzos, luego de estudiar en Buenos Aires y trabajar de asistente en Vitamina y en Grimoldi, me fui a vivir a Madrid. Allí tuve la oportunidad de trabajar en Devota & Lomba cuando produjeron vestuarios para el Ballet Nacional de España y para la Fura dels Baus. Unos años más tarde, el dueño de Ona Sáez me contrató para desarrollar las colecciones de OSX, una línea para deportes de su marca. Considero que siempre estuve atenta al estilo deportiva. De niña hice gimnasia deportiva, y en una ocasión ¡nos premiaron como las mejores vestidas! (risas). También jugué hockey y tenis y aprendí a esquiar. Las prendas de todas esas disciplinas son muy específicas y observo los detalles con atención. Luego, el yoga fue una revelación.

¿Por qué definís a tus actuales diseños como “ropa calma”?

–La intención es crear ese clima, que sea calmo, que sea parte de la vida de cada uno. El nombre me surgió en una actividad de caminar por un parque, considero que define al yoga pero también vale para la meditación, el taichí... Se trata de ropas que acompañen en la búsqueda de un estado de calma. Muchas prendas celebran los nombres de las sobrinas niñas que hay en mi familia: Nacha, Renata, Trini y Simona.

¿Considerás que la estética de tu firma se opone a los dictados del “fast fashion”?

–Me gusta el tema de la ropa perdurable, que sean prendas netas. No hice una búsqueda de la tendencia de temporada, los detalles responden a la búsqueda de la simpleza desde una moldería compleja, trazada para sintetizar las formas.

¿Cómo definís las morfologías? ¿Se adaptan a las asanas y a alguna práctica en particular del yoga?

–Si bien no soy una de esas instructoras que constantemente aluden a los nombres en sánscrito, me gusta mucho hablar de la conciencia de los ejes del cuerpo y eso es que acentúa FFOCCO. Hay remerones con cortes y ruedos irregulares, abundan los short y las bermudas con formas orgánicas. Los materiales para las partes de arriba son de riguroso algodón (Moline, PIMA, mercerizados y con mezclas de lana fría y lino) y las partes de abajo tienen el confort tecnológico de elastómeros para facilitar la elasticidad en las posiciones.

¿Observás cómo se visten quienes asisten a las prácticas de yoga? ¿Hay un estilo yogui local?

–Me llama la atención en cuanto a estilos locales el uso de los leggings estampados. Cuando doy una clase de yoga o asisto a una práctica observo cuando los alumnos y alumnas se visten con prendas que desde su composición se vean confortables y suaves y que sus combinaciones de colores no sean estridentes. Es amable compartir una clase con quienes visten colores calmos y sin estridencias.

Más info: ffocco.com

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