COSAS MARAVILLOSAS
Mezcla de manual, panorama, ensayo crítico y declaración de amor, el libro de María Luján Picabea sobre la literatura para la infancia aporta claves de un universo en expansión.
› Por Daniel Gigena
La literatura para chicxs se asemeja a un continente que aún reserva zonas sin explorar en el mundo de los libros. Descalificada, luego reivindicada, aprovechada comercialmente, orientada a las metas escolares o a los placeres del tiempo libre, la literatura para la infancia se ha convertido en objeto de debate familiar y escolar, ferias del libro, congresos académicos, editoriales de dedicación exclusiva. Las librerías reservan mesas y sectores privilegiados para que los tempranxs lectorxs elijan a gusto sus libros favoritos. En la Argentina, María Elena Walsh, María Teresa Andruetto, Márgara Averbach, Silvia Schujer y Laura Devetach, entre otrxs, aportaron una calidad inigualable de escritura a esa producción. Ante ese panorama fértil, María Luján Picabea (Buenos Aires, 1978) elaboró un trabajo ágil y entretenido: Todo lo que necesitás saber sobre literatura para la infancia (Paidós) es una guía, una selección, un sutil ensayo crítico y una revisión de categorías ocultas en el mundo de la literatura infantil y juvenil (LIJ).
Es también un libro sobre libros. “Se compone de muchos otros, bebe de otras páginas, de gestos visuales e ilustraciones; madejas de narraciones, tramas, relatos y poemas”, expresa la autora en el prólogo. Cada capítulo (son 40 en total) contiene apreciaciones, síntesis de argumentos, recuadros informativos sobre colecciones de libros o asociaciones que promocionan la LIJ, pequeñas historias de lectorxs en formación ambientadas en patios, jardines de infantes o casas. Las temáticas abordadas van desde los consabidos clásicos para chicxs hasta la utilidad de leer (o contar) historias de miedo; de los clichés sexistas a la importancia de contar con amigos imaginarios, pasando por el rol de los docentes en el nacimiento del amor por la lectura.
“Un lector siempre remite a otro -dice Picabea-. Ese otro lector puede estar en la familia, en el círculo de amigos, entre los familiares, puede venir de la escuela, la biblioteca o de ámbitos más informales. Hace unos días entré en El Libro de Arena, la librería de Villa Crespo, y vi a un nene que se movía con soltura entre los anaqueles: a ratos se sentaba con un libro y leía, pero también miraba las ilustraciones e inventaba historias en voz alta. Le pregunté al librero si era su hijo y me dijo que era el nene de la verdulería de al lado, que algunos días simplemente entra y se queda leyendo, jugando.” En ese gesto del librero de recibir al chico en un ambiente tranquilo, cálido y libre, Picabea encuentra una forma no sólo de acercar un libro sino también de facilitar el acceso a la literatura. “La mediación siempre es una responsabilidad, una tarea que implica un compromiso -agrega-. Un mediador sólo debe entregarles a los lectores más jóvenes aquello que tiene sentido para sí mismo, las historias en las que cree, las que lo han conmovido, las que no puede guardar en silencio y quiere compartir.”
Para la autora, gracias a la aparición de sellos comprometidos con la calidad literaria y artística y la experimentación, la LIJ ha evolucionado en la Argentina. “Muchos autores escritores y autores ilustradores encontraron en esos sellos una puerta abierta a la innovación. Me refiero a editoriales como Pequeño Editor; Pípala, de Adriana Hidalgo; Calibroscopio; La Brujita de Papel; Del Eclipse; Una Luna; Comiks Debris; Comunicarte, de Córdoba; Del Naranjo; Limonero; Corregidor, que acaba de presentar su colección Puentes de Papel; Iamiqué; Quipu; Ojoreja; De la Terraza; Tres en Línea; Aerolitos, de Capital Intelectual; Arte a Babor. Son catálogos en los que siempre puede encontrarse una apuesta, un desafío, una historia que se corre de la línea media e interroga, sacude e inquieta.”
Si bien aún abundan los textos misóginos y discriminatorios, en la LIJ se impulsan otros que admiten con belleza y profundidad la diversidad y la libre determinación. “Creo que se está trabajando para hacer más permeables las barreras de atribución de modelos y roles a niñas y niños -señala Picabea-. El mayor desafío es no derrapar y caer en el didactismo o resignar calidad literaria y artística en el afán de poner en jaque los modelos que reproducen convenciones sociales nefastas.”
.Todo lo que necesitás saber sobre literatura para la infancia
María Luján Picabea
Paidós
260 páginas
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