VISTO Y LEIDO
A tono con las sugerencias del marketing, Keri Smith vuelve a ofrecer un libro para adolescentes que invita a la acción, esta vez sobre paredes urbanas.
› Por Malena Rey
Aunque para muchxs sea una completa desconocida, la joven artista e ilustradora canadiense Keri Smith viene pisando fuerte en el mundo editorial gracias a una serie de propuestas interactivas que interpelan a lectores y lectoras. La intención detrás de sus libros -de los que lleva vendidos siete millones de ejemplares, y que le deben mucho al marketing destinado a adolescentes con aburrimiento perenne- es hacer que chicos y chicas abandonen la postura pasiva de lectura y los usen como disparadores de experiencias de distinto tipo. Para que el éxito sea completo, Smith conjuga una estética visual moderna -con elementos del arte y el diseño tipográfico- con acciones y consignas que implican al cuerpo, y hasta buscan transformar el entorno. Un combo un poco pretencioso, sí, pero muy funcional en los tiempos que corren.
Hasta el momento, el furor que causó Destroza este diario (2007) no lo consiguió ningún otro de sus títulos. Este volumen invitaba, desde el imperativo del título, y a partir de la máxima “crear es destruir”, a vandalizar sus páginas con saña, siguiendo sencillas instrucciones como pegar bichos muertos, dejar el libro en el freezer varias horas, o arrugar sus páginas y atender a los resultados. Miles y miles de jovencitxs se apropiaron de las consignas y personalizaron sus ejemplares, dibujaron y marcaron sus libros, y compartieron los resultados en la web. Siguiendo una fórmula similar, Smith también publicó Acaba este libro -en el que, como su nombre lo indica, invitaba a pasar de la lectura a la escritura-, y el bello Cómo ser un explorador del mundo, destinado a lxs más pequeñxs, entre varios otros similares.
Ahora acaba de aparecer en el país Guerrilla Art Kit (Paidós), una especie de manual de acción directa para generar intervenciones artísticas en el entorno urbano, en el que la autora, al tiempo que enseña a hacer engrudo, a confeccionar pegatinas, y lanza ideas sobre afiches y carteles incómodos para desplegar en ciudades y pueblos, no se hace cargo de las consecuencias que estas acciones pueden causar (“Léase: estás solo”, dice en la “Renuncia de responsabilidad”). Desde las primeras páginas afirma también que “ser un artista de guerrilla es algo misterioso y emocionante”, y si bien se explaya largamente en las formas prácticas que pueden tomar las intervenciones, también se encarga de aclarar que la clave está en tener algo que decir (el famoso mensaje), en alterar el orden, y en cuestionar y desafiar el statu quo.
¿Se trata de un libro estimulante para despabilar a jóvenes con abulia? ¿De una operación de marketing que ya no sabe qué proponerle a sus lectores o lectoras y entonces invita a hacer grafitis en las calles? ¿O es un ejemplo irrefutable de que aquello que el arte urbano y la acción directa tenía de contestatario y espontáneo dejó de existir en el siglo XXI? Que un libro te indique cómo desacatar el orden de una ciudad, cómo intervenir en tu entorno más cotidiano, que te dé instrucciones para modificar tu espacio con mensajes que no se te ocurrieron a vos, y que incluso reflexione sobre la legalidad de estas prácticas (Keri Smith dice ser cuidadosa de los espacios privados y preferir las intervenciones en muros temporales o espacios en construcción) puede ser muy productivo o muy peligroso. Lo que queda claro es que el mérito de Keri Smith pasa por la manera tan contemporánea de transmitir sus intenciones: explicaciones breves, sencillas, dibujos como de instructivo o recetario, caligrafías mayúsculas al límite de la desprolijidad, y un uso creativo y lúdico del espacio de las páginas. Un vandalismo arty, pero vandalismo al fin.
Guerrilla Art Kit (Paidós) 144 páginas www.kerismith.com(Versión para móviles / versión de escritorio)
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