PERFILES
› Por Flor Monfort
Malak tiene 16 años, uno de sus ídolos es el Che Guevara y maneja el teclado de su celular a la velocidad de la luz, como cualquier chica de su edad. Pero Malak tiene un pasado como prisionera política que la trajo a nuestro país para visibilizar la situación de los y las palestinas detenidxs por las fuerzas de ocupación israelí.
En el marco del Foro de Solidaridad con los Presos Políticos Palestinos, Malak y otrxs cinco personas visitaron el ex Casino de Oficiales de la ESMA y contaron una experiencia que se pierde en la bruma informativa y omite el testimonio personal de los más de 85.000 ciudadanxs palestinxs que han sido detenidos desde la ocupación israelí en 1967. Entre ellxs, 15.000 detenidas y decenas de miles de niñxs.
A Malak la apresaron a la salida del colegio cuando tenía 14 años. Le inventaron cargos, la juzgaron y condenaron a dos meses de prisión efectiva y a 3 años en suspenso, condena que puede ser revocada y pesa como agravante de cualquier imputación futura, tan inesperada e injustificada como la primera. Malak cumplió su condena y fue torturada en una de las cárceles más grandes de Israel pero aún así quiere seguir estudiando, poder recibirse de abogada y dedicarse a la defensa de niños, niñas y adolescentes que pasan por su situación. El martes estuvo frente a 100 estudiantes de entre 13 y 17 años de la EEM 2 de Parque Avellaneda y no esquivó ninguna pregunta de lxs chicxs, que al principio tenían miedo de preguntarle sobre su estadía en la cárcel y poco a poco se fueron animando y terminaron hablando con toda naturalidad del estado de la ocupación, de cómo era cruzar la frontera, los riesgos de salir y entrar de Palestina. “Cada vez que salgo me arriesgo a no poder regresar pero lo que más me importa es contar el padecimiento de mis compatriotas jóvenes, algo que el mundo desconoce o decide e ignorar” les dijo. Tras la visita a la ESMA, y en una semana donde la lluvia y el frío no paran de apretar a lxs porteñxs, Malak no paró de sonreír con lxs de su edad, con quienes se sacó miles de selfies y quienes le regalaron cajas de alfajores y dulce de leche.
Durante los últimos cuatro años, se registraron más de 3.755 detenciones a niñxs palestinxs, de los cuales 1.266 ocurrieron durante 2014. Durante el primer cuatrimestre de este año más de 200 casos de detenciones a niñxs han sido registrados sin consideración a su edad o debilidad física y sin atender a sus necesidades básicas. Han sido tratados duramente, torturados, sus derechos humanitarios básicos negados, sentenciados y condenados a prisión, multados y confinados en sus hogares. Más de 95 por ciento de los y las niñas liberadas de las cárceles aseguran que han sufrido torturas y maltratos.
Fida Abu Latifa, quien vino junto a Malak y trabaja en el Ministerio de Asuntos de prisioneros y liberados contó: “Después de la detención el sufrimiento es el proceso del juicio, ir y venir, visitar o tratar de visitar al prisionero. Porque Israel tiene una ley que dice que no importa el parentesco certificado y así rechaza las visitas. Las cárceles de Sven están dentro de lo que se llama el Estado de Israel pero en realidad es territorio Palestino ocupado por Israel. Están alejadas las cárceles de nuestros pueblos. Para entrar al territorio de ese estado donde están las cárceles, necesitamos una autorización de la Cruz Roja Internacional, que es el enlace entre los familiares de los prisioneros y las autoridades carcelarias” mientras recorrían el que fuera centro clandestino de detención y lugar de tortura y partos clandestinos, un itinerario que fue conmovedor tanto para los ex presos como para los guías del recorrido.
En el ex Casino de Oficiales de la ESMA Malak siguió con atención el relato de la guía que era traducido en simultáneo, cada tanto alguno hacía alguna pregunta acerca de los responsables, los juicios, los vuelos de la muerte, la supervivencia de algunos detenidos desaparecidos y al final volvió a salir el monotema de la semana, la persistencia de una bruma gris sobre Buenos Aires y la hostilidad que resultaba hablar de todos estos horrores en el medio de la fría humedad. “Pero no debemos parar, nunca debemos cesar de contar lo que vivimos” dijo Malak y se detuvo ante las fotos de lxs desaparecidxs.
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