Vie 28.10.2005
las12

ARTE

¿Qué será? ¿Qué será?

Los objetos de la artista brasileña Miriam Rigout, construidos en papel maché –un material tan antiguo en la historia como en la vida personal de cada uno–, encontraron un lugar en Buenos Aires, adonde llegaron para estar disponibles más allá del acotado tiempo de una muestra.

› Por Laura Isola

Piedra, madera o yeso? es el interrogante que dura los segundos que se tardan en acercarse, pero muy de cerca, a las esculturas de Miriam Rigout, esta artista brasileña que acaba de abrir una galería en Buenos Aires. Con el ojo casi pegado a los inmensos platos decorados que cuelgan de la pared, con la mano a un centímetro de una enorme cinta que se despereza en el piso, como queriendo oler ese magnífico repertorio de figuras geométricas, enormes y pintadas, las alternativas, si es de piedra o de yeso o de madera, se desvanecen, aunque la duda no haya desaparecido aún. Entonces, ¿cuál es el material que da forma a estas hiperdecorativas esculturas, que despiertan las fantasías tanto de un habitante de un departamento de dos ambientes como las del propietario de una casa enorme? Es papel maché o papier maché, como dicen en portugués, usando la terminología francesa. El mismo con el que nos enchastramos las manos en las pretéritas clases de actividades prácticas, cuando intentábamos que de un mate calabaza surgiera un expresivo títere. Pero también es la misma técnica documentada desde el siglo XV, cuando en India y en Persia eran fabricadas piezas a base de fibra vegetal. El más antiguo, como en todas estas cosas, es chino y data del siglo II antes de Cristo. La historia de esta técnica, entonces, continúa con la intensificación del comercio con las Indias, que fue cuando comenzaron a llegar a Europa, alrededor del siglo XVI, los primeros objetos decorativos hechos de papel endurecidos. Los franceses fueron quienes la adoptaron, agregándole a la pulpa de papel otros materiales como tiza, pegamento y arena. Esta fórmula combinada es la que hoy se conoce con el nombre de papel maché.

MIRIAM CARTONERA

Con ligeras variantes en cuanto a la utilización de tal o cual procedimiento, Miriam Rigout sigue fiel a una tradición de siglos. El agregado contemporáneo que la artista vuelca en el papel maché no está sólo en el diseño moderno, en las combinaciones de colores o en el aspecto formal de sus trabajos. En sintonía con la tendencia al reciclado y con las actividades de los cartoneros, de San Pablo en su caso particular, porque es allí donde tiene su taller de producción, Rigout utiliza papeles y cartones de descarte de oficinas. Sus proveedores eventuales son los recolectores ad hoc que le venden el papel para el trabajo de la artista. Una vez que el material ingresa al estudio empieza el proceso de hervido y esterilización de la pulpa. Las piezas son moldeadas en forma de círculo y se dejan secar a temperatura ambiente, durante 25 días. De ahí en más, completamente secos y listos, comienza el trabajo de la escultora que va dando forma, destacando relieves, cortando y pegando. En cuanto a la coloración, muchas de las piezas conservan el color crudo y otras son teñidas con pigmentos naturales o pintadas con una inmensa gama de colores.

SAMPA-BAIRES

La galería de Miriam Rigout es perfecta para sus esculturas: relajada, íntima, bien iluminada, un poco de entrecasa pero con toques de distinción. Las responsables del proyecto porteño son Anahí Ribeiro y Carmen Vayo, y con ellas hay que hablar para entrar en el delicado mundo del papel maché. Anahí Ribeiro es actriz y amiga de Miriam, hasta que se convirtió en su curadora en Buenos Aires: “La conozco por intermedio de una amiga y cuando vi sus cosas, me enamoré de las esculturas. Así surgió la idea de traerla a Palermo, algo que Miriam hace tiempo deseaba”, comenta Ribeiro, quien se ha transformado en una notable difusora de este espacio.

Por su parte, la carrera de Rigout es muy destacada en Brasil. Con su formación como ilustradora y restauradora, en 1993 abrió su atelier para desarrollar la investigación en pintura y reciclaje. Desde entonces sus trabajos han sido expuestos en diversas instituciones relacionadas con el diseño y el arte, en su mayoría en la ciudad de San Pablo. En Buenos Aires se presentó en la Feria Puro Diseño 2002 y ganó el Premio Objeto de Arte.

A mitad de cuadra, en Fitz Roy entre El Salvador y Honduras, está la galería que exhibe la obra de Miriam Rigout. Está en primer piso de una perfectamente identificable inmensa casa de Palermo, puesta y acondicionada en otros tiempos para esperar lo que es hoy su presente. En la esquina, y de esos mismos dueños, está Unico, nombre del restaurante pionero y visionario a la vez, que estuvo ahí desde cuando no había nada. Pero el restaurante y la galería, ahora habitados por la obra de Miriam Rigout, guardan una relación algo más metafórica que la materialidad de la pertenencia a un mismo dueño: lograron ser únicos en un ámbito donde todo es tan parecido.

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