LIBROS
Pasión y desinterés, hacer sin pensar y también
sin esperar. Eso fue lo que reunió a Mercedes Araujo, Cecilia Romana y Marina Serrano en torno de Sigamos Enamoradas, el sello editorial que les sirve para despuntar un vicio en común: la literatura.
› Por Laura Rosso
Sigamos Enamoradas es un sello editorial pensado para brindar un cuidado amoroso a la literatura. Sus inspiradoras –Mercedes Araujo, Cecilia Romana y Marina Serrano– buscan en ese hecho “hacer sin pensar tanto y sin esperar nada, como cuando estás enamorada, porque para nosotras la literatura es el sentido de nuestra vida”. El puntapié inicial fue la pasión que las tres sienten por los libros: Mercedes Araujo y Cecilia Romana venían de publicar (junto con Carolina Esses) el libro de poesía Duelo, y eso las motivó para continuar pensando y generando proyectos. Cuenta Mercedes: “Empezamos a vernos muy seguido y a hablar de libros, a planear libros; conversábamos sobre lo que nos gusta leer y lo que nos gustaría leer y no se consigue”. Cecilia agrega: “Hablábamos de lo que falta en las editoriales, que no editan, por ejemplo, poetas que para nosotras son enormes o narradores como Nicolás Peyceré y pensamos: ‘Qué bueno sería tener una editorial para poder sacar a todos estos grandes y no cobrarles’. Porque nuestra idea es que publicar sea un premio y no que se tenga que pagar. A los pocos días recibí una llamada telefónica de mi amiga Marina Serrano, desde Quequén, enloquecida, diciendo: ‘Hagamos la editorial, hagamos una antología y presentémosla el 18 y 19 de febrero en Quequén’. Y así empezamos a trabajar”.
La antología de la que hablan es, justamente, Hotel Quequén, el libro de poesía con el que se lanzó la editorial: la idea remontó vuelo rápidamente y en menos de dos meses hicieron la selección de los quince poetas de entre 27 y 42 años que conforman el libro. La presentación tuvo lugar el fin de semana pasado en un marco bien diferente y formó parte del encuentro “Poetas en la Arena” en el balneario Monte Pasubio, en Quequén, provincia de Buenos Aires.
–¿Cuál es la idea o el concepto que pensaron para la editorial?
Cecilia Romana: –Queremos tener autores muy buenos y conocidos que sostengan a los muy buenos y no conocidos. Hotel Quequén reúne poesías de Fabián Casas, Washington Cucurto y Pedro Mairal con poetas menos conocidos como el tucumano Javier Foguet.
Marina Serrano: –Vamos a tener tres líneas: una de poesía, una de narrativa y una de ensayo y crítica literaria. El primer libro es esta antología poética, la primera obra narrativa va a salir en marzo y es una novela de Peyceré –La explicación–, su primera novela que fue publicada hace muchos años pero ya no se consigue, y el primer libro de ensayo y crítica será de Diego Bentivegna.
–¿Qué rescatan de esta experiencia?
M.S.: –Ser una editorial formada por personas que escriben da una mirada sobre la actividad de la escritura. Un editor que no tiene esa práctica o ese oficio no tiene la dimensión de lo que representa para un autor publicar su obra. La decisión de presentar el libro en Quequén tuvo un sentido, que fue acercar los lectores a los autores en un espacio donde ocurran cosas. Una persona que nunca antes leyó un libro de poesía, porque lo encuentra algo difícil o no tiene ese entrenamiento o ese gusto, tal vez teniendo a un poeta enfrente logre una comunicación más humana, que va por otro lado y, a lo mejor, termine leyendo poesía y diciendo: “Ah, esto era algo por lo cual yo no tenía demasiado interés”, y a partir de esa interacción pueda acercarse. Todos los escritores del libro se trasladaron a Quequén, donde había una enorme cantidad de gente esperándolos, para conversar y escucharlos leer. Me parece que fue algo novedoso. Acá, en Buenos Aires, las lecturas de poesía o los debates generalmente son siempre entre poetas. Es una cosa que no se termina de abrir, los poetas leen a otros poetas.
M.A.: –La lectura y la escritura son actividades muy solitarias si uno se queda encerrado, pero hay un punto donde se necesita salir, ya sea con un libro o mostrar el material que está en proceso de escritura. A mí lo que me enamora de la literatura es la belleza que tiene como cualquier manifestación artística, pero me atrapan los mundos imaginarios, los mundos interiores de las personas y lo que surge a partir de la escritura.
C.R.: –A mí me enamora la conmoción. Abordo un libro y si me conmociona me vuelvo fanática, me apasiono con lo que estoy leyendo y después quiero conocer al autor y me apasiono con la vida de los autores. Si el libro me pareció interesante, quiero conocer a quien lo escribió, porque me parece que la literatura y la vida son un mismo hecho; sé que todo el mundo piensa lo contrario, pero para mí es lo mismo. Y me conmociona leer algo que me pone la piel de gallina y pensar que hay una persona que a kilómetros de distancia me puso la piel de gallina.
El sentido de este proyecto tiene que ver con descubrir, encontrar y difundir. Como Mercedes y Marina vinieron de Mendoza y Necochea, conocen la experiencia de llegar a Buenos Aires y les interesa conocer escritores de otras provincias, que no tienen acceso a las editoriales de la Capital.
M.A.: –El otro día leía sobre un debate que había organizado la Unesco sobre la función social de las pequeñas editoriales. Decía que era un interés de los organismos internacionales la producción cultural hecha desde las pequeñas editoriales porque apunta al mantenimiento de la biodiversidad. Las pequeñas editoriales cumplen una función social muy importante, que es mantener la diversidad cultural y artística que una editorial grande, por los costos que tiene, no puede hacer.
Esta actitud amorosa de Sigamos Enamoradas se ha transformado en el leitmotiv de este momento de sus vidas. Las tres esperan poder seguir adelante, que cada libro que salga pueda sostener al siguiente y convertir en un valor el cuidado afectuoso del autor y del libro.
M.A.: –Hay un punto donde un proyecto, que puede ser muy personal, te excede y se convierte en algo que tiene una función social y hasta política, si uno lo acompaña y lo plantea en esos términos. Cuando uno tiene la posibilidad de rescatar a un autor olvidado, de generar atención sobre un excelente autor nuevo pero que todavía no es publicado por las grandes editoriales o, asimismo, conseguir que un autor que está publicado en una gran editorial participe con sus obras junto con otra gente no tan conocida, se empieza a generar una fuerza que comienza a circular en la medida en que otros se van sumando al proyecto, porque se enriquece por el contacto humano.
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