Vie 19.05.2006
las12

NOTA DE TAPA

Los caminos del orgasmo...

... no son tan insondables como parecía en tiempos de quemas de corpiños y liberación sexual. Ahora cualquier canal, de aire o cable, ofrece fórmulas infalibles para tenerlos, coleccionarlos y hasta adornarlos en habitaciones diseñadas con cama solar por si no estás suficientemente bronceada. Sex shops a domicilio, clases para desvestirte, instrucciones para copiar el Kamasutra, instrucciones para masturbarse, ¿no será mucho? ¿Quedará algo después de tanto discurso?, ¿algo más que el Viagra, por lo menos?

› Por Luciana Peker

El bretel baja como un desliz. Se detiene en la frontera en que la piel se sonroja. Todavía no. El collar cuelga del cuello y se descuelga después de que el cuerpo le da la espalda a la espera. El pie toma el protagonismo y encuentra –todavía– algo que descubrir. La desnudez está cubierta de secretos. Los secretos se desvisten. Y desvestirse –también– es un secreto. La bombacha se despide con cadencia. Todavía no. Antes de irse las piernas tintinean la despedida que es –en realidad– augurio. Todavía no. Las manos encuentran la espalda y desmontan la postura de la línea de la mitad del pecho. Aunque los codos se empeñan en sostenerse por encima del horizonte rosado. El casi se deshace. El pezón revela el escondite del cuerpo. El último adiós a la despedida del principio. El bretel cae. Algo empieza.

Todavía no. Porque –hete aquí– que ese algo que empieza es un aplauso y no una caricia. Un aplauso de una clase de strip tease. Porque –ahora– todo se enseña y todo se aprende. ¿Todo? ¿Se puede aprender a tener sexo como se aprende a confeccionar un bricolage? ¿La liberación sexual se convirtió en un manual de capacitación para llegar al goce? ¿Sigue siendo liberación si se hace con reglas, pasos y metas? ¿Si hasta las propagandas de yogur venden sexo, el sexo no corre riesgo de volverse tan híbrido como el probio2?

“El conocimiento es poder”, defiende el estallido del know how del sexo la dueña del sexo know how, Alessandra Rampolla. “Si uno recibe entrenamiento para todo en la vida, hasta para trabajar en una cadena de comida rápida. ¿Por qué no entrenarse para tener buen sexo?”, dice con ese tonito al que se le pega la palabra rico; Alessandra que acaba de sacar el libro Sexo ¡¿Y ahora qué hago?!, por si quedaba alguna duda que de las dudas se trata. Con el éxito de Alessandra como puntapié la televisión se ha vuelto un gran mapa de ruta para que nadie se pierda en el camino del encuentro con los cuerpos. “Es famoso, inteligente y sabe mucho de sexo. ¿Qué más se le puede pedir a un hombre?”, descarta la propaganda del Discovery Home & Health para presentar al superfantástico Dr. Drew. Drew Pinsky que, incluso, salva almas femeninas culposas –ya no por tener sexo como hace cincuenta años atrás sino por tener sexo sin multiorgasmos– con el consuelo: “Es normal no llegar siempre al clímax”.

Uf, menos mal. Porque con tanto consejo televisivo (en el Discovery también está el talk show de las hermanas Berman & Berman) parece que la que no llega es porque no quiere y los hombres que no pueden porque no pasan por la farmacia. Es que el Viagra también metió su erección farmacológica en esta nueva tendencia. “Desde que apareció el Viagra las mujeres de todas las edades están más presionadas. La cultura siempre ha manipulado a la sexualidad y, como ahora se terminaron las disfunciones sexuales masculinas, el mercado se vuelve hacia la mujer”, revela la sexóloga Elina Cabrera.

¿Boluda total?

No todo es bla, bla. También hay lecciones sexuales explícitas (no para fantasear) sino para imitar. En Kamasutra y El tao del sexo y el amor (de Infinito) una pareja muestra en la tele lo que uno debería hacer en casa. Algo así como llevar a la pantalla la fórmula del paso a paso del crochet, sólo que en vez de mostrar los cruces de las agujas se muestran entrecruces de piernas y bocas (ay, pero tan flexibles y dinámicas que es más factible agarrarle la mano al crochet que al Kamasutra).

Pero el punto más alto del reinado del sexo hágalo-usted-mismo tal vez sea la llegada del sexo a Utilísima, el canal símbolo de la mujer que pasa de la colita del bebé a la torta de frutillas y de la crema pastelera a la lámpara de papel. Ahora, en cambio, también se habla de sexo oral. Glup. “Al mando de un equipo de profesionales de la psicología, la ginecología, la sexología y la medicina clínica, Conociéndonos apunta a terminar con aquella vergüenza que le generaba a la mujer preguntar o hablar de su sexualidad”, explica Yanina Díaz, productora general del departamento de salud de Utilísima.

O la boluda total ya no es ninguna boluda o el sexo es una nueva imposición a las mujeres que tienen que ser utilísimas –¿a quién?– también en la cama. Y si no hay que preguntarle a Nazarena Vélez que, en Canal 9, confiesa que fue una mujer golpeada, en Carlos Paz hace un show erótico con Rolo Puente –ajjjjjj ¿la palabra erótico puede emparentarse con Rolo?–, en América siempre le agradece a Gerardo y ahora da cátedra de desvestida por Utilísima.

“¿Por qué no atreverse al colorado?”, desafía desde un sillón blanco y en tono pausado al ama de casa que había crecido con eso de que al hombre se lo conquista por el estómago y ahora tiene que exorcizar el delantal para sacarse un muy buen 10 felicitado en el reinado del hogar. Por suerte, Nazarena también da recetas de paz conyugal. “Si estás peleada esperarlo con un camisón cortito.” Peligro.

Todo lo que usted queria saber sobre sexo(si ahora no lo sabe es porque estaba mirando otro canal)

“Estos programas dan información, pero no conocimiento”, apunta Marta Boimel, docente del equipo central del ministerio del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio de Salud. “Esta tendencia es discriminatoria porque pone a la mujer en el lugar de no conocimiento y da por hecho, implícitamente, que el varón sí sabe, reforzando un mito sobre sexualidad. En la televisión la posibilidad de intercambiar opiniones no es tan sencilla, por eso, puede generar lo que llamamos sociogenia, que es el daño causado por los medios.”

Sin embargo, desde otra mirada, la apertura de nuevos espacios es un avance. “La sexualidad forma parte de la vida de toda mujer que además cocine o realice manualidades –defiende la psicóloga Paula Castán–. Las mujeres han conseguido un lugar en la sociedad luego de una gran lucha que aún no termina. Por eso, no es sorprendente que se quieran despojar de los tabúes que dejaban de lado sus pasiones.”

Desde adentro de esta apertura televisiva, Liliana Burgariotti, sexóloga y panelista de Utilísima, rescata: “Creo que la presencia de Alessandra, con su tono simpático, abrió un espacio para que los medios se percaten de la necesidad de la mujer de hoy de derribar las limitaciones instaladas en cuanto al goce sexual”. Y puntualiza: “En mi caso estoy muy feliz de haber sido convocada en un canal como Utilísima. La sexualidad es un derecho que tiene que ver con nuestra salud vital”.

¿Cuál es la frontera entre derecho y marketing? “No comparto el exhibicionismo ni vender la sexología como un producto o un show, tampoco pretendo que sea solemne. La sexualidad forma parte de nuestras vidas. Por eso, lo importante es brindar información y tal vez permisos para ayudar a que cada uno encuentre la manera de sentirse mejor. Una mujer informada es una mujer libre”, resalta Burgariotti.

¿Y una mujer sobreinformada? ¿El bombardeo sexual en televisión no genera una generación de mujeres que tienen que rendir sobre su sexualidad cuando llegan rendidas a su casa? En Estados Unidos el sexo como nuevo “deber ser” femenino llegó a tal punto que, en algunos matrimonios, se puso de moda el más que polémico “whoring”, en donde las esposas les cobran a los maridos para tener sexo. “Ellas están cansadas inexorablemente. ¿Sexo? Ah, sí, eso que pasa en la cama con un gordo roncador con quien se vive hace una década. Uno, dos, tres... ¿ya está?, bueno, buenísimo, buenas noches. Patético. Pero los yanquis otra vez encontraron la salida. O, al menos, le pusieron un nombre, ‘whoring’, al cómo hacer que las esposas quieran hacerlo sin excusas, rozagantes, vitales, húmedas y viciosas. Fácil: pagando. El que quiere celeste, que ponga. Ellas, ganas; y ellos, billetes, por supuesto. En el cajoncito de la mesa de luz, gracias”, describió en una nota sobre este fenómeno la periodista Leni González en el diario Perfil.

“Cuando el placer se transforma en una exigencia, pierde calidad y deja de ser placentero”, asume Burgariotti. Y, desde su rol de panelista, plantea: “Es difícil medir las maneras de influenciar con el mensaje que uno da, por eso, creo que hay que insistir en la libertad de gozar a nuestro estilo, sin comprar ningún modelo, o receta, ya que no hay fórmulas universales de sentir, ni pensar”.

Ama de cama

El esposo corre (fortachón el hombre, deja atrás al perro), el nene es corrido por vecinitas (mi hijo el ganador), la abuela baila como una piba (no es vieja) y la mujer del aviso –que pregona los siete beneficios del yogur acentúa mientras el marido fortachón le arrima la silla: “Y yo además de ser mamá... soy mujer”. O sea: la mamá le da Yogurísimo a todos para que estén fuertes y se lo da a ella misma para seguir estando fuerte frente a su marido. ¿Dónde? En la cama. ¿Qué es SER mujer? Ser buena en la cama.

¡Ahora hasta las propagandas de yogur pregonan una buena performance sexual! Ahhhhhhhhhhhhhhhhhy (que una cae en la tentación de la reivindicación del irrefrenable motor del sexo pecador). Hasta esa comida neutra –para pasar el rato o no pasarse en kilos– se vende como afrodisíaco. Ni que uno de los siete beneficios del Yogurísimo llegara al punto G. Pero, algo es seguro, las señoras de la tele ahora, además de tener las plantas de las medias impecablemente blancas, se acuestan sin darse vuelta en la cama. “Hoy se corre peligro que las mujeres y los hombres conviertan la posibilidad de placer en un deber: ser mejores amantes, estar siempre dispuestos, tener siempre orgasmos, cosa que no es muy difícil en los tiempos que corren donde se exige un alto rendimiento en todos los ámbitos. Por ello es importante quebrar esos altos ideales que nos demandan y disfrutar de la cotidianidad con mayores recursos y no con mayores presiones”, recomienda la psicóloga Castán, especialista en parejas y familias.

El mercado encontró un nuevo nicho: las mujeres maduras que quieren ser jóvenes y que no quieren que otras jóvenes les ganen a sus maridos y que, entonces, deben tener sexo como cuando eran jóvenes. Bah, a lo mejor no deben, sino que quieren. Para algunas es una suerte y, para otras, una carga.

Pero lo cierto es que atrás del boom mediático hay cambios sociales reales: las mujeres ya no se esconden para entrar a un albergue transitorio (ahora lo eligen), no se esconden para ir a un sex shop (ahora se divierten comprando a domicilio con amigas) y no se esconden de sus maridos para ver programas eróticos juntos (ahora condicionan la programación). “Se está dando en muchos hoteles un estilo más minimalista, con predominios de los colores más claros, el uso de piedras, madera, ventanas con vista al exterior y luz natural. También hay habitaciones más cargadas de elementos pero con un estilo más moderno y cuidado”, describe en lenguaje deco –que justamente podría salir por Utilísima– Daniel Fridman, socio gerente del sitio www.alberguestransitorios.com (que reúne a 124 hoteles de Capital y Gran Buenos Aires).

Luces rojas: out

Alguien les dijo a los hoteleros de un ratito que esos espejos, espejos y más espejos podían terminar con la efervescencia de la mujer más encendida, que esos mismos espejos subidos en el techo son un atentado (no desmontable) contra la autoestima femenina y que esos silloncitos de montar no son lo más cómodo para una sesión de (¡largas!) caricias. Alguien les dijo porque –ahora– las mujeres no sólo van a los albergues transitorios. Van de frente.

Y si no que lo diga Fridman que se asombró con el lanzamiento de la “Tarjeta Erógena” por la explosión de clientas. “Nuestra primera gran sorpresa fue que tanto los llamados por teléfono como los pedidos a través de Internet eran tanto de mujeres como de hombres, en un 50% y 50%. Actualmente, ellas son las que se fijan en los detalles y las que llaman para hacer comentarios acerca de algún hotel. En general, los hombres pensamos que con tal de estar con tal o cual mujer podríamos dormir en una ‘cama de clavos’ pero, para ellas, es muy diferente. Por eso, en gran parte de los casos son las mujeres las que eligen el lugar y, de ahí el interés de los hoteles, en renovarse constantemente”, define. Pero no son sólo las mujeres independientes y liberadas sexualmente las que están cambiando el mundo del sexo en otra cama. Fridman anuncia: “El albergue transitorio ya no es exclusividad de las parejas ‘trampa’. Ahora, muchas parejas buscan una alternativa para recrear su matrimonio porque nuevos aires, nuevos ambientes y nuevas situaciones motivan y alimentan el deseo que muchas veces el tiempo tiende a apaciguar”.

El sexo fuera de casa es un cambio. Y el sexo dentro de casa también. “La segunda revolución sexual” tituló la revista Veintitrés una nota sobre el auge en Buenos Aires de un sex shop (Sophie Jones) a domicilio creado por una mujer (Ana Ottone) y para mujeres. La periodista María Noel Alvarez dimensionó: “En los ochenta, las amas de casa se reunían en los hogares argentinos de clase media para comprar tupperwares. Era un paraíso de plástico. En el 2006, aquellas reuniones, símbolo del tedio de la mujer sometida, evolucionaron. El plástico se transformó en silicona, tiene diseño sofisticado, funciona con pilas comunes y posee tres velocidades de vibración. El orgasmo controlado cuesta entre $45 y $180 pesos. Y ya no hace falta aventurarse en dudosos porno-shops para conseguirlo. Mujeres de entre veinte y cincuenta años se juntan en sus casas para comprar sus primeros juguetes de chicas adultas ante la mirada cómplice de sus amigas. Primero la píldora anticonceptiva les dio a las mujeres el control sobre la natalidad. Ahora, los vibradores de diseño llegaron para darle el poder definitivo sobre su propio placer. Un concepto que suena a revolución”.

¿Mucho? Ottone exaltaba en la nota: “Los sex-shops tradicionales fueron creados por hombres para hombres. Sophie Jones reivindica el derecho de toda mujer a sus orgasmos. Si no ven lo revolucionario en esta propuesta, lo siento”. “El hombre puede buscar el punto G dentro de la vagina de la mujer con sus dedos”, dice, conduce, explica el sitio de Utilisma.com. Ahora, mujer también se escribe con G.

¿Las mujeres lograron correr a las batidoras del reinado de sus vibraciones? ¿O el sexo ha dejado de ser un placer para pasar a ser un deber ser? Una respuesta que –al menos, por una vez– se debería contestar sin manual.

Alessandra Rampolla

Yendo del divan a la cama

“Es cierto que mis programas han funcionado y no sé hasta qué punto han inspirado a que se incluya sexología en otros espacios”, dice la mujer que con su forma de decir convirtió su nombre –Alessandra Rampolla– en un sinónimo de sexo. Sexo, sexo y sexo. Sólo su agenda laboral muestra hasta qué punto el sexo mediático da que hablar (sobre sexo). Ahora está en Buenos Aires grabando la segunda parte de Alessandra, tu sexóloga que va a salir por Canal 13, acaba de concretar un pase estelar de Cosmopolitan a Fox en el cable, se la puede escuchar en Radio Continental con Calzón quitao y leer en libro Sexo ¡¿Y ahora qué hago?! (Editorial Sudamericana) y la revista Viva. “Hay una gran demanda –justifica–. La nueva onda es ‘vamos a educarnos bien’. El conocimiento es poder. Se trata de adquirir la información y después, cuando ya sabés con qué estás fregando, vivir libre y cómoda la sexualidad.”

¿No es filoso el exceso de manuales y consejos sobre sexualidad?

–La idea es que las personas se empoderen y puedan dejar atrás rollos y mitos para que no se sientan frustrados porque no pueden tener la vida sexual que desearían.

¿El sexo no pasó de ser mal visto a ser una nueva imposición social que deben rendir las mujeres?

–Hoy día se les exige mucho a las supermujeres: que cocinen, tengan una supercarrera, vayan al gimnasio, sean buenas madres y tengan sexo esplendoroso. Yo no creo que las mujeres deban tener supersexo todos los días, pero sí que cuando tengan sexo lo disfruten. La meta es disfrutar libremente y que no sea un estrés.

¿El Viagra aumentó el culto del sexo-rendimiento?

–Fue la salvación más grande para los hombres y el susto para muchas mujeres muertas de espanto, a las que de repente les llegaron estos viejitos superrígidos a caerles encima. El beneficio es que les permite a mujeres mayores seguir disfrutando como antes. Pero la contra es que volvemos al culto del falo y a la relación tradicional donde el plato principal es la relación pene-vagina, volvemos a lo falocéntrico que tiene más que ver con que el hombre pueda disfrutar de su erección mientras que la mujer necesita otro tipo de estimulación.

TELE-ESCUELA SEXUAL: SI

“Las mujeres quieren saber de qué se trata”

Por Laura Mansour *

Antes de los ’70 existían, para la sociedad, dos clases de mujeres: las buenas esposas elegidas por el varón como madre de sus hijos (asexuada) y la mala mujer o prostituta (sexuada). Pero el acceso de la mujer al mundo del trabajo y la llegada de la píldora fueron la base de los grandes cambios. Sin embargo, hay muchas mujeres –que hoy están en la Edad Media– que todavía navegan a dos aguas. Si bien ganaron permisos para el placer heredaron una serie de creencias que les generan inhibiciones.

Por eso, el boom de los programas de televisión sobre sexualidad cubre una necesidad de información. La mujer quiere saber de qué se trata. Y me parece un interés genuino. El sexo es placer y la mujer está decidiendo que no quiere perdérselo. Ya no quiere ser objeto sexual del varón sino sujeto sexual de su propio placer. La inclusión de esta temática en Utilísima puede ser vista como un paso adelante o una respuesta a las necesidades de la mujer actual. ¿O es que el ama de casa no tiene derecho a saber mejorar su vida sexual y pasarla muy bien sexualmente?

No creo que el sexo pueda transformarse en un deber para las mujeres. El deber de complacer al marido estaba muy basado en el miedo al abandono del proveedor económico. En cambio, la necesidad de saber de la mujer de hoy parece más enfocada a mejorar la calidad que la sexualidad puede ofrecerle.

* Psicóloga e integrante del programa Conociéndonos, de Utilísima.



TELE-ESCUELA SEXUAL: NO

“Los programas televisivos son una nueva sobrecarga”

Por Esther Diaz *

El auge de charlas sobre sexo para mujeres responde a los valores que imperan en una sociedad machista. “Santa como madre, buena como ama de casa, fiel como esposa y puta en la cama”, es el ideal de estos programas aunque estén conducidos por mujeres. Para ser útil al marido hay que ser una Nazarena (mientras que sea sólo para él y en la intimidad). ¿Por qué no existen programas masculinos en los que un joven hermoso les enseñe a los maridos a ser sensuales cuidadores de la relación con su mujer? ¿Por qué no se incita a que los partenaires masculinos a que sean mejores en lugar de que ella sea la que siempre debe ser 10 en todo (también en la intimidad)?

La televisión (reflejo de la sociedad) es gatopardista: cambia algo para que todo siga igual. O sea: muestra sexo para seguir controlando al sexo minoritario respecto del poder.

Por eso, los programas televisivos sobre sexo dirigidos a las mujeres son una nueva sobrecarga. ¿Llegará el día en que haya programas masculinos en los que se les enseñe a los señores a ser buenos amos de casa, buenos padres y excelentes amantes de sus esposas, mientras que por otro canal aparecen varones, cual “nazarenos” que excitan a las mujeres con sus hermosos atributos y les enseñan cómo deben desvestirse los hombres para el placer femenino?

* Doctora en Filosofía y autora del libro de relatos sexuales El himen como obstáculo epistemológico.

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