La miseria de los poderosos
Por Graciela Ocaña y Elisa Carrió *
Hace un año, en el que fue uno de los días más difíciles de nuestra vida, enfrentamos al pueblo argentino para decirles la verdad del saqueo y la exacción a la que había sido sometido. No fueron palabras vacías. No fue una denuncia mediática, como se encargaron de definirla los personeros del régimen. Fue el resultado de una investigación que nos obligó a meternos en los lugares más oscuros que inventaron para robarnos. Fue, sencillamente, haber tomado la decisión de ir a fondo, de investigar aunque nos golpeen, de indagar aunque salpique a viejos compañeros de ruta, de entregar el prestigio. Y por sobre todas las cosas, de no tener miedo.
De pensar en las mujeres que en la Argentina lucharon en paz contra la impunidad: de las entrañables madres de los pañuelos edificando la democracia en cada ronda en la Plaza, de Martha Pelloni y un grupo de adolescentes demoliendo el régimen de Saadi en Catamarca, de Laura Ginzberg peleando incansablemente por la verdad del atroz crimen de la AMIA. Fue la necesidad de apoyarnos en el ejemplo de las mujeres agropecuarias en lucha, y de las Abuelas que recuperan a sus nietos.
Cuando las operaciones del poder se hicieron cotidianas y nos acostumbramos a convivir con las amenazas, decidimos que podíamos terminar en la cárcel de Ezeiza. Ese fue el momento en que supimos que cuando se enfrenta al poder en serio el tiro hay que pegarlo en la yugular. Por eso hablamos de John Reed, de Richard Handley, de los hermanos Rohm, de la familia Peirano, de Escasany. Y de Pou. De Menem, Kohan y Cavallo. No elegimos el show, elegimos la lucha contra los herederos de los ladrones de guantes blancos de las mesas de dinero de los setenta, de los que edificaron bancos y financieras mientras la dictadura instalaba el terror. El informe que presentamos el lunes en el Centro Cultural San Martín es un compendio de los avances que en ese tiempo se produjeron en diferentes causas judiciales, las pruebas entregadas, el seguimiento de las investigaciones y, en definitiva, la confirmación de las advertencias y avisos que en ese momento se hicieron sobre el funcionamiento del sistema financiero en la Argentina: la estructura paralela montada para lavar dinero de la evasión y la corrupción, para fugar capitales. Estos hechos fueron negados sistemáticamente por el Poder Ejecutivo, el BCRA, la AFIP, legisladores, banqueros, empresarios, comunicadores, etc.; en resumen, por el régimen de saqueo y corrupción que ha manejado nuestro país en los últimos 25 años.
Nos dijeron que mentíamos cuando hablamos de las cuentas en Suiza de Menem. Las cuentas las tuvo que reconocer. Nos llamaron locas porque dijimos que los bancos lavadores del narcotráfico y la corrupción eran el Banco General de Negocios y el Banco Velox. Los bancos están caídos y sus funcionarios, presos o prófugos. Nos acusaron de provocar la fuga de depósitos, pero Eduardo Escasany fue destituido del Banco de Galicia y de la Asociación de Bancos Argentinos.
Las consecuencias de la negación y el encubrimiento realizados sistemáticamente desde la presentación del Preinforme están a la vista para millones de argentinos: el corralito, la destrucción del sistema financiero, la quiebra del sistema productivo, el desempleo, la creciente pobreza. Como dijimos: la corrupción es la contracara de la pobreza. A través del estudio de distintas causas, IBM-Banco Nación, Armas, Mafia del Oro y Moneta-Luccini, dimos cuenta de la existencia de una matriz única en materia de canales financieros cuyos máximos responsables eran muchas de las autoridades políticas de la Nación de los últimos tiempos a través de la cual, en los últimos quince años, tuvo circulación el dinero sucio del país, dentro y fuera de la jurisdicción argentina. La obscena confusión entre los intereses público y privado quedó demostrada, tuvo consecuencias nefastas para la Argentina.
Anunciamos, hace un año, que este perverso sistema montado erigía un circulo que derivaba en “crisis de confianza, mayor crisis de legitimación, crisis de gobierno, mayor crisis del Estado y, finalmente, la llegada del colapso político-económico-social en el país” .
El colapso de nuestro país fue anunciado en el Preinforme que firmamos junto a los diputados José Vitar y Gustavo Gutiérrez. En la búsqueda de caminos que nos permitan generar las condiciones necesarias para terminar con la matriz mafiosa y erigir como valores inviolables la verdad y la justicia, hoy asistimos a sus consecuencias.
A pesar de la subestimación que mereció por parte de distintos sectores políticos, doce meses después de su presentación, encontramos que varios de los banqueros que denunciamos se encuentran hoy presos, procesados o prófugos de la Justicia. Así se encuentran detenidos Carlos Alberto Rohm, Carlos Félix Pando Casado, Jorge Peirano Facio, Dante Peirano Basso y José Peirano Basso. Por su parte, se encuentran prófugos de la Justicia Juan Peirano Basso y José “Puchi” Rohm.
El 10 de agosto de 2001 dijimos que en la Argentina no había que investigar los pequeñas temas, sino develar la miseria de los poderosos. Un año después podemos decir que empezamos a develarla.
* Diputadas nacionales por el ARI.