PERSONAJES
Niña rica con tristeza
A fin de mes empezará
el juicio a Winona Ryder, a la que se acusa de haber
robado, en sendo ataque de cleptomanía, mercaderías por 6000 dólares
de la gran tienda Saks. Desde que estalló el escándalo, ella ha
hecho lo posible por tomarse el pelo a sí misma.
Por Rocío Ayuso
El hecho de que seas una figura pública no significa que no tengas problemas. He crecido delante de las cámaras. Incluso he tenido mi primer período en un rodaje y no se me ha permitido quejarme para no sonar como una niña rica y famosa. Pero he vivido momentos de crisis como cualquiera, ésos en los que no sabes si vas o vienes y no tienes ni idea de lo que está pasando.” Winona Ryder, diciembre de 1999.
Las palabras de esta actriz forman parte de la promoción de Girl, interrumpted, película que protagonizó basada en el diario de una adolescente con problemas, una historia que sintió tan cercana que hasta produjo. También se han convertido en declaraciones premonitorias, porque a la vista de los últimos incidentes no se puede negar que, por muy estrella que sea, Winona tiene problemas. A fin de agosto la joven Winona Horowitz, su verdadero nombre, de 30 años y nacida en la ciudad de Winona, Minesota, tendrá que responder ante la justicia estadounidense por los cargos criminales de hurto, robo con allanamiento y vandalismo, además de posesión ilegal de barbitúricos, acusaciones derivadas de su detención el pasado 12 de diciembre en los almacenes Saks Fifth Avenue. “Existen suficientes razones para creer que Winona Ryder es culpable y debe responder a estos cargos”, aseguró el juez Elden S. Fox antes de fijar la fecha del juicio.
Se trata de un caso con todos los elementos propios de un drama judicial, con una estrella en crisis como protagonista, un vestuario salpicado de nombres de modistos famosos y una jauría de paparazzi ansiosos por atrapar a una presa tan popular. Todo esto además de un sistema judicial que no quiere ser acusado de blando con las estrellas. Porque, al final, es eso lo que parece estar en juego en este juicio, el eterno dilema sobre si existe un doble rasero cuando se trata de ricos y famosos. El veredicto quedará en manos de un jurado pero, como afirma Allan Mayer, un relacionista público que ayudó a Halle Berry cuando tuvo problemas con la ley, “cuando eres famoso no se trata sólo de que seas inocente. El público espera de ti que exudes inocencia por los poros”.
Eso es lo que siempre ha exudado Winona Ryder, hija de hippies que se crió en una comuna en las afueras de San Francisco, con Timothy Leary, el gurú del LSD, como padrino, y el poeta beatnik Allen Ginsberg como amigo de la familia. Una inocencia que apropiadamente la llevó a protagonizar el filme de Martin Scorsese La edad de la inocencia, por el que consiguió una de sus dos candidaturas al Oscar. Como subraya la revista Newsweek, Winona se convirtió en ese tipo de chica rara que precisamente encandiló a todos con esa ingenuidad, la misma que la convirtió en la musa de las primeras películas de Tim Burton. Ahora la que está en juego es otro tipo de inocencia. Según ha testificado el jefe de seguridad de Saks, Kenneth Evans, este rostro idolatrado por la juventud y que cobra un promedio de ocho millones de dólares por película parecía “una pordiosera sin lugar dónde caerse muerta” cuando llegó a los grandes almacenes. Vestida de negro, y con un gabán blanco, el circuito cerrado de cámaras de seguridad la siguió durante 90 minutos por entre los modelos de Calvin Klein, Donna Karan, Chanel e Yves Saint Laurent. Se probó sombreros, jugueteó con medias, luchó con bolsas que llevaba –unas cinco en total–, incluso se la ve perder el equilibrio, antes de pasar a los probadores. Es entonces cuando el agente de seguridad Colleen Rainey, de Saks, asegura que Ryder cortó las etiquetas antirrobo de dos bolsos y se los guardó entre sus cosas. En total, la acusación asegura que para cuando Ryder se iba de los almacenes llevaba además dos sombreros negros, varios pares de medias, una blusa de Yves St. Laurent, una diadema y tres complementos para el pelo. El total, 6355 dólares en mercadería robada.
Según el abogado de la actriz, Mark Geragos, todo es un malentendido y existen los recibos que demuestran la compra de los supuestos objetos sustraídos, un robo que, pese a los comentarios hechos en el momento de la detención de la actriz, nunca se ve en cámara. “Muy al contrario de la percepción pública, la cinta la exculpa. Más bien diría que se trata deuna acusación interrumpida”, bromeó parafraseando la filmografía de Ryder. Es el mismo tono adoptado por la actriz, quien, tras el silencio inicial, y pese a su mutismo a la hora de hablar del tema en entrevistas, ha preferido agarrar el toro por los cuernos con un poco de humor. Cómo si no se podría interpretar su aparición en la portada de la revista W vistiendo con un gesto desafiante una remera en la que se lee “Free Winona”, a pesar de que ella se encuentra en libertad bajo fianza de 20.000 dólares. O su participación en el programa de televisión Saturday night live el 18 de mayo, que comenzó con un discurso en el que, con su cara más seria, aseguraba que “la gente se comporta de una manera muy extraña por aquí, hay muchas puertas cerradas, miradas huidizas y muchos cacheos”. Fue el mismo tono burlón dominante en su paso por los Premios MTV, donde, con doble sentido, Adam Sandler dijo aquello de “cuando mencionas el nombre de Winona Ryder, la gente quiere saber y yo voy a preguntar”, antes de preguntarle... cómo eran los besos con su antiguo amor, Johnny Depp.