LA ALDEA BLOGAL
› Por Paula Carri
“Ayer tendría que haber matado a mi madre y a mi hermana, pero en vez de apuñalarlas, me comí medio lemon pie y lloré”, cuenta Lulú, una periodista argentina de treinta años que, pese a las condiciones visiblemente desfavorables para rankear en la lista de candidatas socialmente apetecibles, decide aceptar la apuesta entre su madre y su hermana acerca de si ella se conseguiría un novio —o no— para el casamiento de la segunda, sólo para ver cómo la primera paga la fiesta completa y no sólo la mitad correspondiente. L. G. (las iniciales de la protagonista) gana “una miseria” por su trabajo, hace cuatro años está sin pareja y está excedida en peso (“12 kilos, ponele”). “Ir sola es decirles que sí, que el fracaso que auguraban para mí es cierto, y que no puedo con mi destino, ni conmigo, ni con nada. Ir sola es habilitarlas para que se codeen, felices por la carencia. O darles permiso para que tengan pena, me traten como a una leprosa o peor, me intenten presentar a una sobra que nadie quiso en su grupo de amigos. Ir sola es confirmar que no tengo remedio.” Pero Ciega a citas —http://www. ciegaacitas.wordpress.com— si bien se trata sobre la apuesta mencionada aplica, además, una mirada implacable sobre los galanes (“Estoy harta de su doble discurso y estoy harta de que entrene su coquetería conmigo. Si quiere levantarse el ego, que suba una foto a ‘sexy sí o no’); y sobre por qué una mujer inteligente y agradable —ella, se supone— no puede dejar de sentirse sapo de otro pozo (“Y van a ver, voy a ser la que se vuelca el vino en el vestido, la que muere aplastada por la bola disco o la que se electrocuta en el baño de mujeres. Todas, menos la Cenicienta”). Es el blog del momento. Tiene un post (o historia) diaria, más de 50 comentarios por envío, un mail para quien quiera presentarle candidatos (lgbusca
[email protected]) y de alguna manera se ríe de una tendencia que existe en la web, sobre buscar —y las más de las veces, conseguir— novios o novias por Internet. Pero el éxito más resonante en el tema (lo cuenta bien la periodista Laura Pintos en su blog Carpe Diem —http://carpe diemblog.wordpress.com—) es el de la británica Jennifer Cox quien, luego de 76 citas, 18 países y 6 meses de su tiempo, volvió a su casa con novio, libro editado (La vuelta al mundo en 80 citas) y derechos de su historia vendidos a la productora Universal Pictures.
Nuestra (anti)heroína, L. G. está en plena búsqueda. Todavía le quedan 207 días para encontrar un candidato. Pero ella no quiere un novio, quiere ni más ni menos que un príncipe azul: “Denme algo de tiempo y verán los primeros avances. Ya lo veo venir. Va a ser perfecto”. ¿Necesitará todos esos días para darse cuenta de que no existe?
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