Vie 04.07.2008
las12

MEMORIAS

Todas las voces todas

La trama del vestido es un CD de acentos multiculturales que se editó en Misiones, a fines del año pasado, y ya está circulando por escuelas y bibliotecas emitiéndose por radio, presentándose en el exterior. Gricelda Rinaldi, creadora y realizadora del proyecto, eligió a ocho mujeres de más de 75, de distinto origen y sector social, y grabó pacientemente sus relatos de infancia, que aluden a sus respectivas culturas, a sus experiencias personales y también –de soslayo o directamente– a momentos decisivos de la Historia.

› Por Moira Soto

Ella dice que los incontables títulos obtenidos, cursos realizados, trabajos en los medios, actividades como docente, becas ganadas, incursiones teatrales y hasta premios recibidos, podrían tener un punto de encuentro en tres tendencias personales bien definidas: el arte, la infancia, las personas mayores. Gricelda Rinaldi (misionera, 1959), entre un taller y una ponencia, un seminario y un programa radial, sin dejar de dirigir –desde hace 10 años– el grupo Ton y Son de teatro infantil y narración, inició en 2006 un proyecto de entrevistas a mujeres de más de 75 con el fin de preservar la memoria de sus respectivas infancias. Presentó esta idea en una convocatoria de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Misiones, fue seleccionada y llamó a Miguel Riquelme, periodista y director artístico de FM Universidad, quien aceptó participar activamente en la propuesta que incluía la elección de las protagonistas, las entrevistas, el arduo trabajo de edición. Todo se hizo en tiempo y forma: a fines del año pasado ya estaba listo el CD La trama del vestido, que fue presentado en diversos elencos culturales, se emitió por la FM Universitaria, se empezó a regalar a escuelas, bibliotecas y medios de comunicación de la provincia, con proyección a todo el país.

Este disco, con videoclip de yapa incluido, atesora los recuerdos de infancia y adolescencia de ocho mujeres de distintos orígenes, con toda la diversidad de sus voces y sus acentos marcados en algunos casos por la lengua materna, sus colores y estilos, sus anécdotas personales con un telón de fondo más amplio, donde los amores se mezclan con la guerra. La trama del vestido es la primera parte de este proyecto (que incluye a varones en la segunda) y ha merecido elogios por parte de referentes académicos en la temática como Elena Maidana, docente de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Misiones, quien escribió que “la multiculturalidad regional es expresada como al pasar por las voces que se suceden, cual hilos multicolores (...) como sólo sabemos hacerlo las mujeres, con cada narración personal se alude también y de modo oblicuo, al proceso de configuración del Estado-Nación Argentina. Con cada micronarrativa entonces se incorporan desde la subjetividad de las mujeres comunes matices plurales, distintos del gran relato de la patria...”

Gricelda Rinaldi acaba de presentar La trama... en la Biblioteca Francesca Bonmaison de Barcelona, espacio especializado en temas de género, con tan buena recepción que llevó al público a un debate sobre un tema instalado en la agenda catalana: las mujeres, la inmigración, la memoria. “Tengo esa recurrencia de pretender meterme en ciertas zonas, escuchar otras voces para ver de qué se trata, voces que suelen estar en la frontera de la invisibilidad”, dice Rinaldi de paso por Buenos Aires, a propósito del trabajo que hizo con jóvenes de las villas en Posadas, con los cuales grabó un disco con canciones que les pertenecían, Los curamales, que también mostró en España.

Rinaldi subraya que el trabajo que realizó con Miguel Riquelme para La trama..., “fue muy artesanal, con sonidos ambiente: en medio de la selva en el caso de la guaraní o con el ladrido de un perro o el canto de un gallo en otros testimonios, aparte de los temas musicales ligados a la cultura de estas mujeres que en su mayoría forman parte de los vínculos que he establecido a lo largo de mi vida, en diferentes situaciones. Salvo una o dos, son señoras comunes y corrientes. Todas me parecieron vidas muy interesantes para pintar otra época, otras costumbres, también para que se encontraran en puntos comunes. Aunque la intención inicial no era buscar específicamente inmigrantes, cuando llegamos a la selección final nos dimos cuenta de que la mayor parte lo era, o era hija de. Lo cual no representaba ninguna rareza en Misiones, donde se puede decir, como nos enseñaron en el colegio, que la población es un auténtico crisol. Y debo decir que lo más penoso de la tarea fue tener que cercenar –no censurar– parte de los relatos porque teníamos que adaptarnos a la duración del CD. Había que priorizar lo significativo, lo que aportaba a la ilación de la historia. A la vez, buscábamos que cada una se complete en el relato de la otra. Por cierto, la meta final, ideal, sería que la gente que escuche este disco también se complete, que estos fragmentos de historias reflejen parte de su identidad”.

A continuación, Gricelda Rinaldi cuenta a estas ocho mujeres que se contaron a sí mismas en La trama del vestido.

RICARDA GALARZA

Arrancamos con esta señora paraguaya cuya gran sonrisa le iluminó la cara al respondernos: “A mí nadie me contaba nada, no conozco libros infantiles”. Lo dijo rodeada de retratos de sus nietos, de sus hijos: ella es la hermana mayor de una familia donde había muchos hombres. Una de las anécdotas de Ricarda que quedaron afuera merece ser contada: ella tenía un hermano que al parecer era bastante tiro al aire, trabajaba en los barcos. Entonces, se venía de Posadas a Buenos Aires, subía a los navíos, ganaba bastante dinero y se lo gastaba antes de volver adonde lo esperaban su mujer y sus hijos. Entonces la mamá de Ricarda, cuando él estaba haciendo uno de estos viajes, se vino a la Capital, y se instaló un tiempo en el puerto a esperar el barco –porque su hijo nunca daba la fecha exacta de llegada–, hasta que lo vio aparecer. Inmediatamente se lo llevó a Posadas, para que no gastara la plata en juego y prostíbulos... En consecuencia, cuenta Ricarda, gracias a su mamá, su cuñada Rosita podía alimentar y vestir a su familia... Ahora, esta señora está dedicada a mimar a sus nietos, es la única de las que figuran en el CD que no tiene una profesión oficial, aunque borda y teje al por mayor, su casa está llena de carpetitas y detalles por el estilo.

ELISA “BAYZAR” BOYALLIAN

Viene de la colectividad armenia de Córdoba y para retratarla tendría que decir que es una especie de tromba. Pintora, su casa está atiborrada de cuadros de todo tamaño, artesanía, flores de tela con purpurina. Hasta hace muy poco daba talleres de pintura pero ahora cambió: hizo el trueque de un gran Cristo que pintó, por un horno para cocinar empanadas armenias. En la presentación del CD repartía tarjetitas de las especialidades Bayzar, que es su nombre, aunque lo tuvo que cambiar cuando su padre la anotó en la escuela. Ella también se ríe con facilidad, cuenta alegremente, con mucho ímpetu mil anécdotas de su niñez. Lo primero que aflora en su relato es lo del genocidio armenio, y así quedó en la edición.

ESTELA CABALLERO GARRAMENDIA

La mujer que dice orgullosa que es la repostera más antigua de Posadas tiene el único almacén de ramos generales que todavía queda, con la sastrería al lado, que es del marido. Estela entonces se reparte entre las cosas dulces y el almacén, en un barrio muy antiguo de la ciudad. Esto que ella declara en el CD –que llegó a este mundo riendo y se va ir de igual manera– es tal cual: cada dos palabras, estalla en risas. El día del encuentro se había producido de manera impecable, desde el pelo hasta el trajecito. Su hijo, médico traumatólogo, vive en Francia. Un día le pregunté por qué no iba a visitarlo, me respondió: “¿Cómo voy a ir a un país donde la gente no se ríe?”. Vale destacar que ella es la única que narra cosas que no vivió pero que le contaron, y da testimonio como si hubiese estado allí.

ELSA RODRIGUEZ

Es de Misiones, su abuela era portuguesa, fue docente, a los 85 vive sola, también hace postres exquisitos. Es la única que hace alusión a los duendes de la mitología misionera: habla del pombero, de yací yareté... Y se detiene como ninguna en una descripción maravillosa del campo, de los olores, del amasado del maíz. Creo que es interesante remarcar que todas, sin haber sido inducidas, cuando hablan de la infancia remiten espontáneamente a la madre, sólo mencionan al padre cuando se les hace la pregunta puntual.

REGINA SCHOCRON

Profesora de matemática, jubilada de 87, Regina viene de Córdoba y vive con su marido David. Collarcito de perlas, muy formal y prolija, cocina repostería judía muy refinada, teje en el telar. Ella hace una larga descripción del Pesaj, muy linda, describiendo el rol de las mujeres que empiezan a preparar todo una semana antes. El matrimonio manejó durante largo tiempo un negocio de ropa deportiva que ya cerró. Tienen dos hijos y una hija.

ROSE MARIE STAUDT

Un duende más que una mujer: ella masajea mágicamente los pies, hace reflexología, tiene pacientes de larga data. Es abuela de la artista Sonia Abian, actualmente en Europa. Muy apacible en su decir y al mismo tiempo muy contundente en sus conceptos, muy sajona. Si sufrió, no cree que haya que andar lamentándose por ahí. Como que a ciertos mandatos no hay que discutirlos, sin embargo, se la ve con mucha inteligencia y capacidad de pensar con claridad a sus 89. Muy lectora, tiene una habitación llena de libros en alemán. Todos los jueves, a las 17, cumple un ritual desde hace mucho: se juntan nueve o diez mujeres alemanas, hablan en su idioma original durante cinco horas sobre la vida y los libros, tomando té con tortas. Su familia vino antes de la Segunda Guerra, su marido era patinador artístico de profesión, fundó el Club Alemán de Patinaje. La casa de los Staudt está en el corazón de Posadas, casi media manzana, mucho verde, con juegos guaraníes hechos por el marido, palos con cuerdas para chicos y grandes.

BEATRIZ VILLALBA

Esta mujer guaraní vive en una aldea a 200 kilómetros de Posadas: es muy difícil entrar allí, hay que adentrarse en la selva. Ella es la hermana del cacique, hicimos contacto con el nieto y preferimos que él realizara la entrevista, así facilitábamos las cosas, que el diálogo resultara más fluido, más rico. Este chico vino a Posadas, le explicamos lo que queríamos, le dimos un grabador y nos trajo una conversación larguísima que nos costó mucho editar. Tratamos de priorizar las cosas más fuertes de esta charla, donde se plantean cuestiones generacionales. De Beatriz apenas teníamos unas imágenes que había tomado una documentalista, pero carecíamos de fotos... Yo quería el rostro de esta mujer aunque Asuntos Guaraníes me dijera que no podía entrar. Y cuando ya estaba hecha la cajita del CD, me iba yo a Brasil cuando pasamos cerca de la aldea. Decido meterme, empiezo a preguntar por Beatriz, todo el mundo me decía “allá al fondo”. Llego a la última casa y veo un montón de gente. Me bajo del auto –imaginate: rubia, de ojos claros– deseando que no lo tomaran a mal. Digo de nuevo su nombre y una mujer se para desafiante: “Soy yo ¿cuál es el problema?”. Así empezamos. Intento justificarme: “Debe haber un error”. “¿Por?”, me grita ella. “Porque la Beatriz Villalba que yo busco es una anciana”. Y ella me retruca: “En esta aldea no hay otra Beatriz Villalba, no soy anciana pero soy vieja”. Lo que pasa es que los guaraníes tienen algo atemporal, no se les nota la edad. Me preguntó quién era, le explico que tengo que ver con la grabación para el disco. Ella les habla en guaraní a sus paisanos, la hija me reconoce. Cambió totalmente, empezó a hablar en perfecto castellano. Cuando la persona que estaba conmigo le elogió ese detalle, le enrostró: “¿Le sorprende? Usted debería hablar del mismo modo el guaraní”. Bueno, accedió a posar, tuve la foto. Se metió adentro, sacó collares, pulseras, me los puso con su bendición.

TERESA MORCHIO

Doctora en Filosofía, titular –en actividad– de una cátedra a los 84. Teresa preparó su carrera en Génova, Italia, durante la Segunda Guerra, en un bunker porque a determinada hora pasaba un avión bombardero. Después se vino a vivir a Oberá, donde su casa es una biblioteca: libros, libros, más libros que por supuesto no son de adorno. Desde hace veintipico de años hay reuniones de lectura, debates sobre filosofía en su casa. Teresa es la impulsora de la Feria Provincial del Libro. Ella va, viene, viaja a Italia... De este proyecto La trama del vestido, se enamoró, no paraba de hacerle publicidad. Es la única que explicita en el relato: en mi familia, las que mandaban eran las mujeres (y quedó afuera la parte en que aclara: “Y en mi propia casa, la que mandó fui yo”). Es muy capaz de comentarte: “Yo enviudé joven. Novios: miles, pero para volver a casarme tendría que estar desquiciada”. Sigue ejerciendo regularmente como docente en la universidad, dicta clases, toma exámenes. Tiene varios libros escritos, uno sobre mujeres inmigrantes en Oberá. Despliega una energía increíble, una mirada crítica sobre la sociedad, la política.

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