TALK SHOW
› Por Moira Soto
Como en una comedia de Aristófanes, pero en la vida real y motivadas por la tragedia de una interminable guerra civil, varios miles de mujeres liberianas reunidas en asambleas fraternales, además de privar a sus maridos de tener relaciones sexuales con ellas, perseveraron en manifestarse a favor de la paz, contra los señores de la guerra. Musulmanas y cristianas rezando y cantando, portando remeras blancas con leyendas que exigían el fin de todas las violencias, a la vera de la ruta y frente al Parlamento, lograron que el dictador de turno, Charles Taylor, dejara el poder y que comenzara la conferencia por la paz en Ghana, en 2003. Pero después de seis semanas esas conversaciones parecían estancadas, “mientras que los participantes se daban una buena vida”, según una de las liberianas que aparecen en el documental Ruega que el Diablo vuelva al infierno, de Virginia Reticker. Entonces las mujeres volvieron a protestar hasta que se firmó el acuerdo de paz, y después activaron el desarme de los civiles. El 23 de noviembre de 2005, Ellen Johnson-Sirleaf fue elegida presidenta —primera mujer africana en ejercer ese cargo— y en marzo de 2006 logró la extradición de Taylor, arrestado y acusado de crímenes contra la humanidad, por los que está siendo juzgado en estos momentos.
Ruega que el Diablo... es uno de los films que integran la Tercera Muestra de Cine de Derechos Humanos, presentada por Human Rights Watch Internacional Film Festival y el Centro Internacional para la Justicia Transicional. Se trata de trece producciones recientes, entre las cuales figuran Los soldados de Sari (se proyecta el martes 12), de Julie Bridgham, rodada en Nepal tras los pasos de seis mujeres bien diferentes que se esfuerzan por mejorar la situación de su país en medio de la guerra entre maoístas insurgentes y el debilitado gobierno de la monarquía nepalesa; El reclutador (miércoles 13), de Edet Belzberg, describe el itinerario del sargento Clay Osie en su búsqueda de hombres y mujeres en un pueblo de Louisiana, el proceso de entrenamiento, el ingreso de unos pocos al ejército; Proyecto Cachemira (viernes 15), de Senain Kheshgi y Geeta V. Patel, acerca de dos amigas que visitan la zona de Cachemira para investigar la historia de la rivalidad entre la India y el Pakistán, un conflicto que lleva más de 60 años.
Virginia Reticker (suele firmar Gini en el rol de productora) ha dirigido para la TV norteamericana capítulos de series (Ladies First, Class of), codirigido documentales como In the Company of Women (2003), sobre el papel de las mujeres en el cine independiente. También produjo el documental para televisión The Changing Face of Beauty (2000) y en 2003 el corto Asylum, retrato de una mujer de Ghana que se refugia en los Estados Unidos. Tanto estos títulos como el hecho de que haya sido la productora de Live Nude Girls Unite! (2000), un acercamiento respetuoso a bailarinas de peep show, dan una clara idea del perfil humanista de Reticker. El film que se exhibirá en la muestra ganó el premio al Mejor Documental en el último Festival de Tribbeca, en Nueva York.
Liberia es un país vecino de Sierra Leona y sus ensangrentados diamantes, que tiene una extraña y contradictoria historia: fue fundado en 1847 (es decir, antes de que terminara la Guerra Civil norteamericana que abolió la esclavitud) para instalar a esclavos afronorteamericanos liberados, quienes a su vez formaron una elite que sojuzgó a la población nativa y gobernó durante más de un siglo. En 1931, la población indígena fue eximida del trabajo forzado impuesto por los descendientes de esclavos, a favor de las multinacionales que explotaban el caucho, y recién en 1945 los locales obtuvieron el derecho al voto. En abril de 1980, un nativo tomó el poder y lo ejerció en forma dictatorial durante una década, hasta la llegada de Charles Taylor y su Frente Patriótico. Empezó la guerra civil impulsada desde el gobierno, con violación sistemática de los derechos humanos, incluido el reclutamiento de niños. En un país de tres millones y pico de personas, hubo 250 mil muertos, 800 mil desplazados, una tasa altísima de violencia contra la mujer (se calcula que el 75 por ciento sufrió alguna forma de agresión sexual).
Es en este contexto de terror, hambre y destrucción que las mujeres de Liberia empiezan su campaña pacifista que el film de Reticker registra a través de conmovedores testimonios personales, de escenas protagonizadas por miles de mujeres manifestando, de momentos de la vida cotidiana en medio de tremendas dificultades, bajo la permanente amenaza del fuego. Sufridas mujeres de diversa edad se hermanan en la gesta para lograr la paz. Mujeres que lo han perdido todo en lo material, mantienen su dignidad y su determinación. “Las mujeres de Liberia quieren la paz ahora”, dicen las remeras y las pancartas. “También hicimos un paro de sexo”, declara una de ellas, “porque consideramos a los hombres responsables por omisión o por comisión”. Las liberianas sabían que si la guerra continuaba, no habría ni trabajo para los adultos ni escuela para los chicos ni comida para nadie. Y cuando la paz fue firmada, las protagonistas de esta cruzada que no tuvo difusión mediática, con sus turbantes y sus remeras de color blanco, sus faldas de vivos colores, se abrazaron llorando de felicidad en calles y plazas, bajo carteles donde se veía la imagen de un hombre a punto de atacar a una mujer y más arriba se leía: “Tu mujer es tu amiga, no tu enemiga. Hay que detener la violencia contra las mujeres”.
Ruega que el Diablo vuelva al infierno, jueves 14 a las 14.30, 17, 19.30 y 22, y el domingo 17, a las 14.30, a $ 7 (estudiantes y jubilados a $ 4), en la Sala Lugones del Teatro San Martín, Corrientes 1530.
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