Entre el miércoles 20 y el sábado 23 la Rural cobijó una nueva edición de las pasarelas Baf Week. Los veinte desfiles que compusieron su cronograma marcaron un cambio de rumbo: esta vez Baf Week admitió a escasos ejemplos de los nombres representativos del diseño de autor –de Cora Groppo, Juana de Arco, Kostume, Vicki Otero a Pablo Ramírez– aunque hizo también lugar para el diseñador Laurencio Adot, representante de la alta costura y el circuito Alta Moda que estrenó una faceta más arty y que admitió obras de la galería Braga Menéndez en su puesta en escena. El mayor protagonismo fue para varias de las marcas vinculadas con los pequeños y grandes holdings de la industria local y la tradición textil presentes ya en locales del Paseo Alcorta y en los del barrio de Palermo. Muchos de los ausentes –de Tramando a Cecilia Gadea, Nadine Zlotogora, Hermanos Estebecorena y Pesqueira– están abocados a nuevos proyectos de difusión de su marca que incluye la participación en la feria japonesa Rooms o un próximo ciclo de temática argentina en la tienda parisiense Le Bon Marché así como en presentaciones puertas adentro de sus showrooms, más destinados a la prensa especializada que al abordaje de la moda como entretenimiento.

Los dictados para el verano 2009 tienen como nueva tendencia un homenaje a la extinguida bohemia llamado “new boho”: se manifiesta en camisas con estampas florales, que emulan jardines ficticios y también en pantalones procesados industrialmente para simular la vieja y venerada técnica de los hippies, el teñido con trapos y con anilina Colibrí. Un ejemplo “new boho” apareció en la pasarela devenida set de televisión y viceversa de la firma Ricky Sarkany el miércoles a las 22 hs: dos supermodelos que suelen lucir los mejores trajes de la alta costura parisiense, suben y bajan de una puesta que simula un muelle de puerto vestidas con sarongs y microscópicos vestidos. Se aprecia que los zapatos de uso obligado para las seguidoras de las tiendas Sarkany –en su mayoría conductoras y actrices de tv– son las sandalias gladiadoras que lanzó Nicholas Ghesquiere desde su colección para Balenciaga y que el argentino reinterpreta en tonos multicolores, con flecos en arena o rosa. Como Ricky S no tiene ningún pudor en su gusto por lo foráneo, se apropia y afana también de las pistas un hit de la discotecas francesas de antaño y le suma su nombre en el estribillo.

Otro caso de supuesta nueva bohemia se vio en Paula Cahen D’Anvers, que además de exaltar el uso de shorts y chalecos en color arena y blanco con sombreros panamá atiborrados de flores frescas, matizó sus pasadas de sastrería cotidiana con buena realización con pantalones con batik desteñidos.

ELEGANTES EN BLANCO Y NEGRO

Pablo Ramírez presentó su homenaje a Manuel Puig y la mirada autoparódica sobre el imaginario del niño costurero sobre Hollywood. De ahí que en raso, piqué o voile de satén y jersey de seda natural se vieran tocados blancos símil cofia de enfermera exótica con intención de emular sombreros rescatados de alguna revista del star system –Sintonía o Mundo Argentino–, sus boquitas van pintadas, pero en negro, y con delineador a la usanza de la new wave. Gafas de marco blanco y por sobre todas las cosas el batón resignificado con volados blancos rescatados de una bata de cola y mangas simulando pétalos de flores. Otra señal del chic vino vía vestidos de lunares transparentes –y con enaguas de color piel para acentuar el efecto nude–. La colección ya se había anticipado en Medellín, adonde Ramírez viajó invitado por la Latinoamerican Fashion Week y en su primera fila aplauden el fotógrafo y diseñador gráfico Juan Gatti, el joyero Marcial Berro, la periodista Felisa Pinto y Juliana Gattas, la cantante de Miranda! En las sillas una tarjeta invitaba al “Mercado Ramírez”, liquidación de vestidos negros de otras temporadas y que transcurre hasta primeros días de septiembre.

Vicki Otero, que también paseó antes por pasarelas del Caribe, cautivó con su colección de camisas y vestidos camiseros de manga globo en negro y blanco, las torzadas de tela a modo de peinado, los zapatos entre zuecos y franciscanas que las modelos llevan con las uñas apenas pintadas con brillo. Sus pantalones de cintura alta y sus chaquetas irregulares derivadas del jacquet proponen una nueva versión de sastrería aunque con vastos conocimientos de los clásicos –la muchacha creció en un familia dedicada a la realización de buenas camisas–. La diseñadora está pronta a abrir una nueva tienda en San Telmo, en la calle Perú al 800, y su coequiper en el proyecto, la diseñadora Vero Ivaldi, acompañaba desde el front row.

Mientras desde el back de una puesta con pisos de charol y citas arquitectónicas se escuchaba cantar a Isabel de Sebastián, que fue cantante de la mítica banda Metrópoli, uno de los temas compuestos junto a Bob Telson, los diseñadores de Kostume desplegaron una sumatoria de pliegues y tablas a vestidos, minichaquetas, pantalones oversize, visos derivados de remeras y capitas en blanco y negro que sólo alteran su monocromía con el verde esmeralda. Bautizada “Evolución”, pareciera que el nombre de la colección fue un vaticinio: la pareja de diseñadores –Camila Milessi y Emiliano Blanco– resultó ganadora del premio Total Look –doce mil pesos– otorgado por la firma de cosmética L’Oréal.

El espíritu de los concursos se pudo apreciar durante “Semillero Uba”, un pequeño apartado de Baf a los nuevos creadores: mientras que Tamara Gómez cautivó con vestidos y superposiciones de chaquetas y camisas en technicolor que podrían homenajear a la española Sybilia pero matizada con el furor del animé y los monstruos japoneses de los que se alimenta la estética actual, Mariana Buonacorso hizo superposiciones de lencería antigua, corsets, crinolinas y gorgueras en color piel. Y el fashionismo de la academia emergió casi como un oasis en el desierto cuando en un lounge se presentó un nuevo libro de Susana Saulquien que ahonda en La estética de los argentinos.

Entre los debuts en pasarelas, se alistaron la firma de ropa para hombres “134”, nuevo proyecto de Diana Muia –descendiente de la marca María Vázquez–. La firma Ona Saez celebró su cumpleaños número 15 en la escena de la moda local. Luego de la proyección de un video con saludos de Diego Maradona y otro de Julio Bocca, vestida con su tapado de animal print vintage, la diva Isabel Sarli –que fue tema de inspiración de una colección de remeras– observó las pasadas con atención. Con clima de discoteca abundaron microvestidos derivados de la silueta guante de los años ‘80 intervenidos con geometrías hipercoloridas inspiradas en el Cubo Mágico de Rubik, remeras con iconografía del Pac-Man y los superhéroes del universo del comic ideado por la factoría Marvel. María Cher continuó con serie de cortos documentales iniciado en otras temporadas y en esta ocasión sobre el compromiso de cuatro mujeres, entre las cuales figura la periodista Mónica Gutiérrez.

Desde Levi’s descollaron los vestidos de jean de corte strapless y adornos que aluden a etnias y piezas de cotillón. Entre cactus ficticios de color rosado, los modelos se desplazaron cual bailarines de un musical anclado en un saloon contemporáneo a punto de entrar en un trance como consecuencia del peyote.

Al cierre del ciclo Juana de Arco celebró los diez años de su firma con “Agua Viva”, una colección de vestidos con sus patchworks y bordados factura artesanal –muchos de ellos desarrollados con el proyecto solidario Nido–, un documental de las labores de su casa de arte, una banda de fusión en vivo, adultas y niñas danzando, medusas y peces que en los primeros días de septiembre desfilarán ante los seguidores de su exaltación de labores latinoamericanas, su aproximación lúdica a la moda y el fashionismo en technicolor a un ciclo en Japón.