Vie 27.02.2009
las12

La señora Barbie se mantiene bien

Barbie cumple 50 años este 9 de marzo. Sin cambios esenciales y sin una sola cirugía, el juguete más deseado, más copiado y más denostado del mundo festeja con este medio siglo su permanencia en el mercado mundial. Su secreto, que para muchos es sólo un canto a la anorexia y la frivolidad, tal vez consista en esa identidad de maniquí, lisa y llana, distraída solamente por sus numerosos accesorios.

› Por Marisa Avigliano

En pocos días cumple cincuenta años, no tiene arrugas ni está cansada y eso que durante estos cincuenta años fue detective, psicóloga, barrendera, pediatra, peluquera, bombero, candidata presidencial, cosmetóloga, estrella pop, guía turística, astronauta, enfermera, nutricionista, veterinaria, policía, mucama y reina, por nombrar algunos de sus oficios y profesiones. Lo cierto es que Barbie siempre está igual, preparada para todo y con los accesorios justos: el maletín de fashion designer que la consagra como una “chica activa”, el estetoscopio rosa, las zapatillas de punta, un vaporoso traje en capas en color rosado flamenco, un vestido de brocato plata y oro, una cartera y un tapado de piel imitación ocelote, una chaqueta de chiffón acanalado, zuecos, un camisón con canesú griego y un amplio sombrero de paja. Según su sitio oficial tiene millones de vestidos y entre ellos un uniforme aprobado por el Pentágono en 1989, cuando Barbie se enroló en el ejército. Barbie no sabe qué es el tiempo, y eso que en el año ’62 apareció con un reloj despertador. Barbie, la muñeca más moderna y famosa, irrumpió en el mercado infantil sin madre ni padre, ella era el miembro más antiguo de su familia y su árbol genealógico estaba dividido entre familia y amigos, la primera, compuesta por su hermana Skipper y amigos de los amigos, y la segunda, encabezada por su eterno novio Ken (son novios desde 1961) y su gran amiga Midge (como comparten las mismas medidas se prestan la ropa), a los que se les suman decenas de amigas que fueron cumpliendo con los roles y requisitos que imponía el mercado: Christie, su amiga la afroamericana desde 1968 y Becky, su amiga con capacidad diferente, que apareció en 1997.

La identidad del maniquí

Barbie Millicent Roberts —Barbie, para todo el mundo— apareció en público por primera vez el 9 de marzo de 1959 en la International American Toy Fair de New York. Desde ese momento se convirtió en el juguete más amado, imitado, parodiado, despreciado y criticado del siglo XX. Su precio inicial fue de 3 dólares y, según cuenta la leyenda, fue ideada por Ruth Handler, mujer de Elliot Handler, fundador de la fábrica de juguetes Mattel. Escribió Ruth: “Cuando mi hija Bárbara era una niña, frecuentemente ella y sus amigas jugaban con muñecas de papel. Eran muñecas adultas y las chicas jugaban a hacerlas crecer: ser adolescentes, tener luego una profesión y también ser madres. Pensé entonces que esto marcaba una diferencia con el tradicional juego de muñecas que se establecía con los bebés o las muñecas pequeñas para las nenas, y que existía una verdadera necesidad de un tipo distinto de muñecas. Hacía falta una muñeca que les diera a las chicas la posibilidad de recrear el universo de los adultos en sus diferentes formas” (...) “Barbie podría ser todo lo que ellas quisieran: tener una vida cotidiana, la profesión que les gustara y vestirse con distintas ropas como parte de un seductor y glamoroso mundo adulto.”

De la noche a la mañana Barbie arrasó con las ventas. Con un traje de baño blanco y negro –la otra ropa se vendía aparte–, curvas de modelo, busto muy definido, con una “coqueta” mirada de costado que la hacían “sofisticada”, cejas arqueadas, labios rojos y con el pelo recogido con una cola de caballo y un flequillo rizado muy corto, fue un éxito absoluto y se convirtió en un icono de la cultura norteamericana.

Ese icono esbelto de 29 cm que desdibuja cualquier rictus sensible y que siempre mantiene la misma cara, con algunas leves modificaciones que sólo aseguran que siempre se trata de una Barbie, usó a lo largo de estas cinco décadas ropa de prestigiosos diseñadores, fue la que impuso un vestuario ideal para una cita del viernes por la noche, para ir de compras o para ir a un picnic. Fue la misma que usó con “esplendor nocturno” guantes largos, un glamoroso diseño de Balenciaga, estolas blancas desmontables y vestidos en raso color champagne que hacían pensar en Grace Kelly. Barbie en los años ’60 tuvo el pelo con corte burbuja, como Jackie O. Barbie ahora, en el siglo XXI y a los cincuenta, es Barbie Canciller Angela Merkel, una Barbie con el característico peinado rubio-rojizo de Merkel, un sobrio traje sastre con pantalón y zapatos de taco bajo. Según la canciller, una doble en miniatura cuya cara no coincide mucho con la de ella.

Barbie no es nunca mayor, es siempre joven y esbelta. Da lo mismo que sea Madonna, Scarlett O’Hara, la Sirenita, Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe o Audrey Hepburn. Las medidas son siempre las mismas, apenas cambia su rostro, en el caso de Taylor y Hepburn porque sus caras fueron especialmente esculpidas para reproducir los rostros de las actrices, ni Marilyn ni Vivian Leigh tuvieron esa suerte.

Barbie es también la Dorothy del Mago de Oz, Blancanieves, la Cenicienta, Genevieve, la aeróbica de los ochenta, la estrella pop de los ’90 y una novia cualquiera, bueno, cualquiera no.

En los años ’80Barbie agregó a su guardarropa trajes típicos de diferentes países y fue nigeriana, tailandesa, francesa, indoamericana del noroeste, peruana. Barbie no para. No puede detenerse, sabe que no tiene tregua, que las competidoras avanzan y que ella debe ser siempre la única con nombre propio, igual, a estas alturas ya aprendió que de vez en cuando tiene que agregarle a su magnético Barbie, el nombre de una estrellita de ocasión, pero eso sí, siempre Barbie está adelante. Desde algún estante en el cuarto de alguna nena, con micrófono en mano una nueva Barbie canta canciones de High School Musical.

Festejar los 50

La compañía juguetera Mattel ya anunció desde su sede californiana que el cumpleaños de Barbie será inolvidable y que todos los fans, devotos fundamentalistas en todo el mundo, deberían pisar la alfombra rosa junto a la homenajeada y al glamoroso desfile de figuras del espectáculo mundial. En realidad, los festejos empezaron hace ya unos días en Nueva York, en la Semana de la Moda. Vera Wang, Tommy Hilfiger y Calvin Klein hicieron que sus modelos fueran Barbie en las pasarelas. En la megafiesta se anunciará, entre otras novedades, la “Auténtica Casa Rosada de los Sueños en la Playa de Malibú, California”, decorada por Jonathan Adler. París, Shanghai y Nueva York formarán parte en los festejos.

Todos estarán espiando, incluso aquellas muñecas duras y aniñadas a las que había que estirarles un cordón que terminaba en un aro de plástico blanco y que salía por un agujero de su cuello para que dijeran “quieres dulce, quédate conmigo y escúchame cantar ‘Sobre el puente de Avignon’”. Sí estarán todos, ahora, la que no sabemos es si va a ir Barbie, porque aunque todos le digan “estás más joven que nunca”, “divina a los 50”, “no te pasan los años”, Barbie, que es auténtico parure, sabe que ese número de velitas en la torta la espanta.

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