Vie 12.06.2009
las12

EL MEGáFONO)))

¿Una multa impedirá que se pare de lucrar con los niños y niñas?

› Por Cecilia Merchan *

Marcelo Tinelli regresó a la TV argentina ya no con el formato vituperado de “Bailando por un sueño” sino con una versión aggiornada que tiene como protagonistas a niñas y niños de entre 8 y 10 años. “Bailando kids” es el nombre este segmento que debería generar nuestro más enérgico repudio por ser violatorio de los derechos de la infancia y por poner en riesgo su integridad física, psicológica y emocional.

En este nuevo formato, las vedettes semidesnudas, voluptuosas, interpeladas por sus cuerpos, fueron reemplazadas por niñas, que actúan, se/las viste y se mueven como si fueran personas adultas. Son ellas ahora las que despiertan la ovación del público haciendo el perreo y otros pasos sensuales.

Las niñas-bailarinas son acompañadas por parejas varones de la misma edad. Ellos no trascienden por bailar mejor que el competidor sino por su carisma y por seguir con chispa y al ritmo televisivo el discurso del conductor del programa, que rebasa de comentarios sexistas y machistas. Las niñas prevalecen por su pose de muñecas Barbie, mientras que los niños por ser charlatanes, caraduras y decir, por ejemplo, que les gustan las mujeres pechugonas.

Todo este show es seguido por los padres de los niños y niñas que desde la tribuna festejan las morisquetas de sus hijos, se emocionan, se divierten con ellos y los exponen a la máquina trituradora de la TV en busca de 5 minutos de fama. Este uso de los niños y niñas en la lucha por obtener mayor rating y ser considerados objetos de consumo y no personas debería generar la alarma de toda la sociedad. Esta exposición a la mirada adulta, a ser calificados por un grupo de “expertos”, a ser eliminados del programa porque así lo decide el público que lo mira por TV, daña sus derechos fundamentales a la dignidad y cercena su integridad física y psicológica.

Así lo dice la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño de 1990, incorporada a la Constitución Nacional en la reforma de 1994, que reconoce un amplio abanico de derechos de los niños, niñas y adolescentes en el ámbito civil, político, económico, social y cultural y concede una especial relevancia al papel de los medios de comunicación.

Me preguntó ¿qué papel está jugando el Estado? ¿Qué está haciendo para preservar la integridad de los niños y niñas? ¿Una multa impedirá que el empresario mediático siga lucrando de esta manera?

* Diputada nacional por el Movimiento Libres del Sur.

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