El cura Julio César Grassi fue sentenciado a 15 años de cárcel por el delito de abuso sexual. El Tribunal Oral en lo Criminal Número 1 de Morón dio por acreditado lo relatado por uno de los denunciantes conocido como Gabriel. Sin embargo, a pesar de la condena, también decidió que el sacerdote siga en libertad hasta que la sentencia quede firme.

Por eso, que un tribunal condene por pedofilia a un individuo y lo deje en libertad es una aberración humana, una muestra de supina ignorancia o de manifiesta complicidad. Estos jueces han hecho lo posible para que este cura pudiera salvarse. Pero las pruebas fueron demasiado contundentes para poder evitar condenarlo.

Sabemos que los abusadores y violadores sexuales son compulsivos, no pueden detenerse en su terrible acción... ¡y estos jueces lo dejaron libre!

Siempre expresé mi escepticismo en relación con la Justicia y con este tribunal. Por eso, no tenía muchas expectativas de que condenara a Grassi. Pero sí confío en que, seguramente, otras instancias judiciales superiores, con posibilidades de poner límites a la presión eclesiástica, serán objetivos con respecto a las pruebas existentes y podrán arribar a una mejor sentencia.

Mientras tanto, Grassi seguirá recorriendo los medios junto al vocero de la dictadura militar Raúl Portal y las amigables sonrisas de (Mariano) Grondona más las hipótesis locas de la defensa sobre múltiples complots. Pero no podrá evitar que el dolor de las víctimas lo acompañe a pesar de la frialdad afectiva de la Conferencia Episcopal Argentina que le sirve de escudo.

* Médico psiquiatra, psicodramatista y terapeuta de Ezequiel y Gabriel.